Crímenes por arte Podimo Latino

Navidad de 1985. El Museo de Antropología de la Ciudad de México es asaltado por desconocidos, que roban tesoros de la cultura maya. La policía busca a los autores del mayor robo de piezas de arte en el país, que cree profesionales entrenados. Ignora que son dos jóvenes estudiantes de veterinaria, uno de los cuales sigue prófugo. Veka Duncan investiga cómo ese robo cambió para siempre la seguridad en los museos.

El derecho en materia de arte de México se pierde en laberintos al otro lado del Atlántico. Las autoridades buscan impedir una subasta en Nueva York, cuya principal atracción es un lote de piezas mexicanas consideradas monumentos arqueológicos, de indudable procedencia prehispánica. Veka Duncan se sumerge en el funcionamiento de las casas de subastas y el trabajo de Interpol para conocer cómo se recuperan piezas robadas.

El objeto más preciado del arte plumífero de México, que está fuera del país, resume una historia de rapiña arqueológica. Las distintas versiones de la Historia y las leyes se debaten sobre la legitimidad del reclamo de la nación, que anhela su retorno para los festejos por el Bicentenario de la Independencia. Veka Duncan trata de encontrar las grietas legales e históricas que permitirían al país tener esa pieza en casa.

Vísperas de Navidad de 2020. Con CDMX cerrada, un grupo comando consigue en pandemia asaltar a una galería y llevarse obras de Leonora Carrington. Veka Duncan tiene acceso a los detalles del espectacular golpe. Durante su pesquisa, se ve atrapada en un episodio de magia, tan surreal como los mundos construidos por la artista inglesa que se radicó en México.

"Retrato de María Félix" es la pintura con la que Diego Rivera declara su amor a "la Doña" en 1949. Ofendida con su desnudez, la actriz lo recubre con cal. Es el comienzo del peregrinar de la pintura, que adquiere el cantante Juan Gabriel. Al fallecer el Divo de Juárez, Veka Duncan descubre que el cuadro ha imitado a sus antiguos dueños: desaparece de repente.

En 1941, Frida Kahlo vendió "Yo y mis pericos" a la mecenas y filántropa Mattilda Geddins Gray. Más de medio siglo después, en plena pandemia, un coleccionista asegura que tuvo la pintura en Ciudad de México y que estafadores lo sedaron y se lo robaron. Durante su investigación, Veka Duncan descubre que el cuadro siempre estuvo en Estados Unidos.