1h 26 min

"El hombre, la bestia y la virtud" de Luigi Pirandello Las dos carátulas

    • Artes escénicas

Con El hombre, la bestia y la virtud, Luigi Pirandello logró un perfecto y alegre “vodevil” a la italiana. Dos de los personajes que intervienen en el juego equivalen a fantoches de tabladillos de feria popular. La heroína es llamada, con sorna, "La virtuosa Señora Pereyra", esposa del Capitán de Navío, siempre en viaje hacia puertos lejanos, mientras que el amante de “La virtuosa” es designado "El transparente Señor Paulino, profesor particular".







La trama echa a andar y se comprende, de inmediato, que en la circunstancia el autor ha querido divertirse y divertir a los espectadores, lo que no es común en Pirandello y lo logra plenamente. El enredo, en el que tanto tiene que ver el gastado “menage a trois” de estirpe vodevilesca, por los últimos tramos culmina con un par de escenas, incisivas y bien humoradas, que son de antología.



Ese gran actor de nuestro pasado que fuera Luis Arata, elogiado por el propio Luigi Pirandello por la fuerza de su temperamento y la riqueza de su máscara para “lo grotesco”, en 1942 tomó a su cargo la animación de “El transparente Don Paulino", mientras a su vera, la recordada Antonia Herrero daba vida a “La virtuosa Señora Pereyra”.

Con El hombre, la bestia y la virtud, Luigi Pirandello logró un perfecto y alegre “vodevil” a la italiana. Dos de los personajes que intervienen en el juego equivalen a fantoches de tabladillos de feria popular. La heroína es llamada, con sorna, "La virtuosa Señora Pereyra", esposa del Capitán de Navío, siempre en viaje hacia puertos lejanos, mientras que el amante de “La virtuosa” es designado "El transparente Señor Paulino, profesor particular".







La trama echa a andar y se comprende, de inmediato, que en la circunstancia el autor ha querido divertirse y divertir a los espectadores, lo que no es común en Pirandello y lo logra plenamente. El enredo, en el que tanto tiene que ver el gastado “menage a trois” de estirpe vodevilesca, por los últimos tramos culmina con un par de escenas, incisivas y bien humoradas, que son de antología.



Ese gran actor de nuestro pasado que fuera Luis Arata, elogiado por el propio Luigi Pirandello por la fuerza de su temperamento y la riqueza de su máscara para “lo grotesco”, en 1942 tomó a su cargo la animación de “El transparente Don Paulino", mientras a su vera, la recordada Antonia Herrero daba vida a “La virtuosa Señora Pereyra”.

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