Watafe: Corazón de Guirlache Watafe

Cuentan que una noche de solsticio de invierto allá por las tres de la madrugada Doramas se asomó a contemplar las estrellas, fijó su mirada en el horizonte y asombrosamente descubrió una estrella fugaz, sobre la marcha pidió un deseo, ese deseo fue que la humanidad nunca se volviera a ver implicada en la intemperante lucha fratricida, pero como todo deseo solidario y condescendiente para con el género humano todos sabemos que cayó en saco roto…

Lo que no pensó Doramas y jamás encontró en ese horizonte ni otro es que algún día llegaría un personaje benigno como Watafe de los que nos hacen sentir mejor persona y con el que nos crece el corazón y nos lo endulza para que por ficción que pareczca nos quede como a el: Guirlache.

Señores, lo más que podemos ofrecerles por ahora son las tomillas falsas, en breve subiremos el IV Capítulo, recuerden que la radionovela se acaba en el V, el cual se estrenará en el cine, vayan preparando las gafas 3D.

Esta historia tiene más miga que el pan de Agüimes, la miga se mezcla con el recelo, la sospecha, y la duda convirtiéndose en "ene-miga", en un conflicto choque y enfrentamiento de dos heroicos acaramelados, tiernos, dulzones, melosos y adoradores pretendientes de Luci. En un Tunte se desarrolla esta trifulca por la predilección del querer de un bellesón canario. Watafe y Paco Andrés guerrean, hostilizan, pelean, batallan sin tino. El conflicto parece no tener fin, son como dos ciervos luchando cabeza contra cabeza por el control de harén. La refriega continúa, perdurable, inextinguible y prolongada, siempre proporcional al abultado corazón de nuestros canarian lovers. Watafe no desistirá, y Paco Andrés no se rendirá por la buenas. Todo estará en manos de Fefo “el negro”.

Finalmente se abrió el capullo.


Imagínense despertar hace tres mil años en un entorno hostil y salvaje, eso es lo que le ocurre a nuestro protagonista que pese a su áspero caracter y desechando la idea de seguir durmiendo decide valientemente (o valerosamente si se quiere) escudriñar y descubrir ese misterioso mundo cuyo destino acaso alberga una aventura agridulce que comienza...



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