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comentarios de actualidad política y social

Cuatro Poderes Por Jorge Arturo Estrada Jorge Arturo Estrada

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comentarios de actualidad política y social

    El Impacto de la Huelga Cinsa-Cifunsa en la Historia Sindical de México

    El Impacto de la Huelga Cinsa-Cifunsa en la Historia Sindical de México

    Por: Jorge Arturo Estrada. | Abril de 1974. Miles de obreros, de las plantas de Cinsa y Cifunsa, destituyen a sus líderes sindicales cetemistas. Exigen aumentos salariales más justos y estallan una huelga para obtenerlos. La ciudad se sacude. Los patrones endurecen sus posiciones, se niegan al diálogo. Interviene el presidente de la república. Se firman acuerdos. Los trabajadores salen victoriosos. El apoyo de los saltillenses los haría invencibles. Luego de 49 días de lucha, ganaron. Pronto, vinieron las represalias, los despidos y las listas negras. Sin embargo, en los años siguientes, Saltillo, Coahuila cambiaría para siempre. Con la huelga Cinsa-Cifunsa, los subalternos rompieron la hegemonía de las élites. En 2024, el 3 de mayo, se cumplen 50 años de este movimiento social.
    A mediados de la década de 1970, las condiciones socioeconómicas en Saltillo eran malas. El modelo del Milagro Mexicano favoreció al desarrollo de las industrias, y al surgimiento de una clase empresarial que se consolidaría como dominante. Incluso, en ocasiones más poderosa que los gobiernos locales.
    Parte del éxito empresarial, se obtenía al mantener los salarios bajos. Lo cual, se facilitaba con los miles de migrantes que llegaban, a la ciudad, buscando empleos y compitiendo por ellos. Además, los sindicatos existentes generalmente eran pro patronales.


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    • 12 min
    AMLO tiene miedo a perder

    AMLO tiene miedo a perder

    La incertidumbre lo invade todo. El poder del presidente es aplastante. Es un momento crucial. AMLO tiene miedo a perder. Los escenarios son inéditos y movedizos. Encuestadoras y medios reprueban en veracidad. Entonces, los cuestionamientos surgen, con fuerza; ¿Los mexicanos seremos capaces de derrotar a Andrés Manuel, y a sus ejércitos de beneficiarios de programas sociales? ¿Aceptará López Obrador su derrota y la de su candidata? ¿Soltará al tigre? Ya, estamos muy cerca de la jornada electoral. Nos acercamos a días turbulentos.
    Estamos en horas decisivas, para el futuro del país. Estamos ante un personaje que se envolvió en el cinismo y la mentira. Frente a un político que desafió a todos los contrapesos del poder, y de la democracia; a un personaje que los ataca, desprestigia y destruye sistemáticamente. Pronto, veremos si decide someterse a la ley. O si, habremos de repetirle que la ley es la ley. Podría darse el caso, de tener que reclamarle que la respete.
    ¿Por qué llegaríamos a esa encrucijada? Básicamente, porque López Obrador no va a aceptar una derrota, el 2 de junio, señalan los que lo conocen. No lo haría, por todo lo que está en juego. Una derrota de Morena sería su derrota definitiva, tanto en lo personal como en lo político. Entonces, para intentar evitarla, va con todo y con toda la fuerza de su gobierno.
    Si las elecciones se cierran, estaríamos en la víspera de una tormenta inédita y de dimensiones inimaginables. En la mente del tabasqueño, sólo existe un escenario tolerable: su triunfo electoral, en la persona de su candidata. Andrés Manuel, jamás ha reconocido un resultado electoral en el que no gane. Sin embargo, ese escenario ya lo tiene visto, previsto y preparado.
    La suerte está echada. El presidente escogió cuidadosamente a su sucesora. Se jugó el todo por el todo, durante casi 70 meses de gobierno. Actualmente, carga con un desprestigio enorme. Ahora, solamente, le quedará recurrir a los mapaches en donde su popularidad ya no alcance para ganar. Será un acarreo masivo en los estados gobernados por Morena. Simultáneamente, se desprestigia al árbitro, a los adversarios, a los clasemedieros, y se cuestiona al proceso electoral completo.
    En el Instituto Nacional Electoral, INE, ya están acreditados 56 señalamientos por la intervención, en el proceso, de López Obrador. Para agravar la situación, por sus implicaciones legales, el Tribunal Electoral ha registrado 17 infracciones del mandatario. Lo que, al momento de calificar la elección, se podría fallar su ilegalidad. Lo que tendría, en consecuencia, el desconocimiento del triunfo de la candidata que el INE declare ganadora. Es decir, que el tribunal tiraría el triunfo, por el cúmulo de infracciones.
    Cabe señalar que, de los últimos tres presidentes, Andrés Manuel López Obrador es el mandatario que más quejas acumula por presuntas violaciones a la ley electoral. La mayoría de ellas son por sus declaraciones en sus conferencias “Mañaneras”.
    El Instituto Nacional Electoral reporta que recibió 187 quejas contra López Obrador, en contraste, en contra del priista Enrique Peña Nieto, únicamente, se registraron 24 denuncias, y en contra de Felipe Calderón, solamente 3.


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    • 9 min
    La elección presidencial determinará el futuro de los mexicanos

    La elección presidencial determinará el futuro de los mexicanos

     Por: Jorge Arturo Estrada | AMLO es un tipo de cuidado. Siempre juega a ganar. Sus juegos de poder son rudos. Sin titubeos ataca, desgasta e intenta demoler a sus adversarios. El papel de Andrés Manuel, en la elección de
    junio del 2024, será decisivo. Lo mismo en la victoria, como en la derrota. En junio, López Obrador va por el paso más importante de su carrera, es una jugada
    en la que muchos de sus antecesores han fallado. No siempre es fácil imponer en la silla presidencial a su sucesor. Sin embargo, tampoco será fácil derrotar al
    tlatoani; ni mandarlo al retiro, a su rancho tabasqueño, para quien sea la próxima presidenta.

    Por lo pronto, AMLO sabe que está en la cumbre de su carrera. Él es temido y adorado. Así, seguirá fiel a su estilo, y con descaro seguirá abriéndole paso a su candidata. Sabe que su presencia en el proceso es indispensable para ganar. A la exjefa de gobierno, de la Ciudad de México, le falta el carisma y la personalidad del tabasqueño.

    Entonces, el propio presidente, les recuerda a todos los grupos y actores de poder, a los que ayudó a ganar muchos millones o a encumbrarse políticamente, lo que le deben y cómo deben corresponder. Así, vemos actos de campaña de Claudia Sheinbaum, muy bien organizados y concurridos; actos que son nutridos con acarreos intensos en casi todos los estados, por los gobernadores. López Obrador no deja nada al azar, en el tema electoral. Él personalmente se encarga de la propaganda, del control de
    las encuestas y muchas veces de despejar el camino.

     Actualmente, AMLO quiere convertir a la silla
    presidencial en un trono. Desea destruir los contrapesos democráticos, es una de sus últimas obsesiones. Las otras, son hacer ganar a Claudia y mantener a la
    Cuarta Transformación en el poder. Y, tal vez, intentar consolidar un Maximato.

    En este momento, él se encuentra en la cúspide del poder de la política mexicana. Cuenta con una amplia base
    social y miles de millones de pesos para ejercerlo. Ya destruyó políticamente a sus principales aliados, los redimensionó y los colocó en rincones. Primeramente,
    los sedujo, los ilusionó con convertirlos en candidatos presidenciales; luego, los traicionó y los destruyó, políticamente hablando. Entonces, rápidamente les
    redujo su estatura y los convirtió en etcéteras dentro de su movimiento. Ellos, al aceptar las migajas ofrecidas, terminaron sometidos y listos para el olvido.
    En el proceso de las corcholatas, finalmente, se decidió por el personaje más inexperto y dependiente de su poderío personal.

    Autoritario e intransigente, Andrés Manuel, durante dos décadas ha ido buscando el poder; y, a cada paso,
    fue desplazando a todos los que lo ayudaron a llegar a la cima, sin miramientos.
    Así lo hizo con Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Rosario Robles, entre otros. Más recientemente, les repitió la dosis a Marcelo Ebrard, a
    Adán Augusto López y a Ricardo Monreal. No le gusta tener competencia.




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    • 10 min
    El gobierno de AMLO: ineficiente y corrupto

    El gobierno de AMLO: ineficiente y corrupto

    Por: Jorge Arturo Estrada | El país está polarizado. Las pasiones dominan a los electores. Es indudable que el primer domingo de junio se castigarán con millones de votos, las mentiras e ineficacias tóxicas del presidente López Obrador. Veremos si esos sufragios son suficientes para derrotar a su candidata, Claudia Sheinbaum. O, de plano, el voto cautivo morenista, el acarreable, que construyó Andrés Manuel entregando miles de millones de pesos, en efectivo, es suficiente para mantener en el poder a la 4T.
    México se mueve dando tumbos, a tropezones. El presidente ya consumió su sexenio. La transformación prometida ya no será posible, pero el país está más polarizado que nunca. El neoliberalismo seguirá imperando, no será atemperado ni siquiera por una pálida sombra de social democracia. La esperanza ya no está de su lado. Otra vez parece un peligro para el país y sus instituciones.
    Andrés Manuel López Obrador lo sabe, y ahora enfoca sus esfuerzos en retener el poder. No quiere correr más riesgos, también sabe que su Movimiento es él, y que sus tribus de impresentables nunca podrán mantenerse unidas, sin su liderazgo. De esta forma, las manipula a placer.
    Durante seis años transitamos entre la enorme tragedia de la pandemia, de la inseguridad y de la salud, navegando en un pozo de odio y rencores. Con AMLO repartiendo anatemas, persecuciones políticas y premios. Así, tenemos de acuerdo con datos de Coneval, 46.8 millones de personas viviendo en la pobreza, lo que equivale al 36.3% de la población total del país. Mientras, las cinco personas más ricas de México acrecentaron un 35 por ciento sus fortunas, en promedio, en este sexenio. El slogan de Primero los Pobres quedó en demagogia, en migajas.
    El gobierno de AMLO fue de caprichos y voluntarismo. Es evidente que no tendremos la mejor seguridad social del mundo; tampoco, la mejor seguridad pública para personas y patrimonios. A lo largo estos años transitamos entre la enorme tragedia de la pandemia, de la escasez de medicinas y de la inseguridad, navegando en un pozo de odio y rencores. Tampoco, se obtendrá un mejor sistema educativo, En resumen, ni el índice de Desarrollo Humano, ni el de Calidad de Vida evolucionarán.
    Pareciera que vamos por un país con mayor cantidad de pobres, en algunas dimensiones. Con más empleos informales, con más ciudadanos recibiendo dinero del gobierno para subsistir, pero ya despojados del “egoísta y aspiracionista impulso de la movilidad social”. Curiosamente, este impulso, fue lo que llevó a México a contar con la mayor clase media de su historia. Un impulso que sacó adelante a generaciones enteras, a las que les tocaron transitar por las múltiples crisis económicas, del PRI absolutista, del siglo pasado.
    Así, en el ocaso de su sexenio, es evidente que López Obrador, es un presidente poderoso en lo personal, pero que su gobierno es reprobado por ineficiente y corrupto, por los mismos que dicen que su candidata arrasará el 2 de junio.
    El tabasqueño, es un presidente que gobierna más con saliva que con atención a las problemáticas indispensables. Él termina con las epidemias, la escasez de medicinas, la inseguridad, los damnificados, los desaparecidos y los asesinatos, con muchas proclamas para sus seguidores e insultos para sus “adversarios”.


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    • 6 min
    AMLO no tenía proyecto, se dedicó a repartir dinero y mentiras

    AMLO no tenía proyecto, se dedicó a repartir dinero y mentiras

    Por: Jorge Arturo Estrada | La realidad se impone. No seremos un mejor país, ni tendremos una mejor calidad de vida. Andrés Manuel falló y mintió. No tendremos salud al nivel nórdico, ni tampoco podremos vivir sin violencia; ni siquiera, nos libramos de la corrupción. La receta que nos aplicó López Obrador estaba envenenada. No tenía proyecto de gobierno, lo suyo es un proyecto de poder transexenal. Las trampas están en marcha. Así, durante casi seis años, el presidente reparte dinero y mentiras. Mientras, ataca a medios, y compra encuestas y votos. Ya construyó una base social, amplia, pagando y seduciendo voluntades.
    En estos momentos, el tabasqueño, acelera el paso e intensifica sus desplantes. Las tormentas de la inseguridad, y de los escándalos por los saqueos y negocios turbios arrecian. El día de la elección se acerca, y vienen las etapas más fragorosas. Sin embargo, el gran tramposo persiste en su estrategia hasta el final.
    El presidente sabe que podría darse una elección cerrada, y con múltiples incidentes, en diversos puntos del país. Los gobiernos estatales morenistas, intentarán acarreos masivos. Ellos dispondrán de enormes recursos, humanos y financieros, para las campañas y la jornada electoral. La consigna del tabasqueño es clara: retener la silla presidencial para la Cuarta Transformación. A cualquier costo.
    No será un proceso limpio. Por eso, el mandatario, requiere mantener su discurso predominando en la narrativa nacional. Andrés Manuel ya transita con el plumaje manchado, su honestidad ya es solamente un mito. En junio, presenciaremos un asunto de votos y acarreos entre políticos mexicanos, con todo tipo de linajes. No habrá batallas ideológicas; ya es una guerra de lodo entre exprianistasprd contra prianistasprd, que se intensifica.
    Sin embargo, será un proceso en el que solamente con votos masivos, de los ciudadanos libres, se podrá cambiar el destino del país. De otra forma, México será regido por una dictablanda totalitaria al estilo viejo PRI. La democracia se habrá perdido.
    Cabe señalar que la democracia mexicana es frágil y reciente. Solamente tiene un cuarto de siglo de ejercicio pleno. Durante años, varias generaciones, por las buenas y por las malas, le fueron rompiendo la hegemonía al sistema priista, para poder construirla.


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    • 7 min
    Los jóvenes y la clase media pueden mandar a AMLO a su rancho

    Los jóvenes y la clase media pueden mandar a AMLO a su rancho

    Por: Jorge Arturo Estrada | Ya sin autoridad moral. Con su prestigio personal desvanecido por la corrupción que envuelve a su gobierno. El presidente, López Obrador, se prepara para una elección cerrada. Sus cuentas ya no le salen. Andrés Manuel, está nervioso e inseguro de la victoria de su candidata. Él comprende que los eventos de Claudia Sheinbaum son artificiales, de mucha escenografía y acarreos, nada que ver con los suyos y los de Cuauhtémoc Cárdenas, verdaderos llena plazas, generadores de euforia. Así, en sus planes está germinando un escenario de protestas. Habla de un “golpe de estado blando”. Los organismos electorales, están semiparalizados. Están desgastados. Son tibios y sin personalidad, no están a la altura del momento histórico. No pueden contener al poderoso presidente. A la democracia mexicana le hacen falta refuerzos.
    Como todo político surgido del PRI, lo suyo no es la democracia. A Andrés Manuel, le gusta jugar con las cartas marcadas y ha diseñado una elección de estado para el 2024. Es decir, un proceso con alto abstencionismo, en donde su voto duro, acarreable, se imponga. Es evidente que la democracia está en riesgo, AMLO es un peligro, ya la va destruyendo.
    Las cosas, cada vez, se ponen más intensas. También, más interesantes. La gente de mayor edad, de clases medias, trata de impedir que el tabasqueño construya su Maximato. Sin embargo, ya requieren el apoyo de los jóvenes, tan ausentes de los escenarios políticos, este 2 de junio ante las urnas.
    En la actualidad, los jóvenes de menos de 40 años han disfrutado de la democracia desde la primera vez que se presentaron a votar y la dan por un hecho. A ellos, no les tocaron los grandes fraudes electorales del Partido Revolucionario Institucional, a lo largo del siglo 20. Tampoco, les ha tocado luchar por ella. Solamente algunos, de estos jóvenes, fueron testigos de la alternancia, que llegó apenas en el año 2000. Cuando, el entonces líder emergente, Vicente Fox sacó al PRI de Los Pinos, apoyado en la clase media. Los jóvenes, son los grandes ausentes de la democracia actual.
    En el año 2018, con una elección que generó expectativas especiales, por el enorme repudio al tricolor y la esperanza del cambio, a la izquierda, que representaba el terco tabasqueño, la tasa de participación fue del 63.4 por ciento. Sin embargo, los jóvenes no se sumaron a ese momento histórico.
    Así, el segmento de edad en el que la tasa de participación fue la más baja, fue el comprendido entre los 20 a los 29 años, con una participación del 53 por ciento. Es decir, 10 puntos por debajo del promedio. El de 19 años, estrenando su credencial, solamente aportó el 57 por ciento; luego, los de 30 a 34 años, con un 58 por ciento. Esto es, que todo el sector de 19 a 34 años tuvo una tasa de participación que en promedio apenas alcanzó el 54.7 por ciento, casi 9 puntos por abajo del promedio nacional. Ellos no fueron el factor de cambio.


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    • 8 min

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