Iglesia Presbiteriana Cristo Redentor Larry Trotter

Sin duda, las consecuencias de la caída habían alcanzado proporciones universales. Destruir la humanidad suena drástico, pero Dios sabía que si no salvaba al único hombre justo y su familia, la humanidad se destruiría a si misma. No podemos quitar el elemento de compasión: Dios no envió juicio, sin antes dar oportunidad de arrepentirse,

¿Funcionó? ¿Se eliminó la maldad del mundo? ¿De dónde tanta justicia de Noé? Si hoy Dios, decidiera mandar un nuevo diluvio, te elegiría a ti y a tu familia?


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En Génesis capítulo 4, probamos un verdadero sabor de la muerte y destrucción del pecado. Los hombres principales en la línea de Caín comenzaron y terminaron con asesinos. Pero Génesis 5 comienza con una nueva esperanza. Surgió otra familia que no era conocida por sus logros culturales sino por el hecho de que invocaban el nombre del Señor.

Pero 8 veces en Génesis 5, esa esperanza será cuestionada con la frase "... y él murió". Parece que incluso esta familia estaba bajo la maldición del pecado y la muerte. ¿Cómo se puede corregir lo que está mal en el mundo? La respuesta es tan relevante para nosotros como lo fue para ellos hace mucho tiempo...

Una vez que Caín asesinó a Abel y salió de la presencia del Señor bajo una maldición, imaginamos que hemos llegado al final de su historia. Sorprendentemente, el Señor se toma el tiempo para contarnos sobre Caín y sus descendientes. Aún más sorprendente, vemos que hay algo bueno mezclado con lo malo en esta familia que vivió lejos de la presencia del Señor. Esto nos da un lugar interesante para comenzar a medida que comenzamos a pensar en la cultura secular que nos rodea.

En Génesis 4, encontramos dos historias de exilio. Una forzada y otra voluntaria. Una que termina en bendición y otra que termina en maldición. Como aquellos en Génesis 4, somos exiliados en la tierra (Hebreos 11: 4, 13; 1 Pedro 1: 1, 17; 2 Pedro 1:11). ¿Terminará nuestro exilio en bendición o maldición? Eso depende de si seguimos a Caín a la tierra al este del Edén.

En este pasaje encontramos la primera señal del plan redentor de Dios, después de la caída en el jardín de Edén, y una expectativa de que el Redentor habría de venir de la simiente de la mujer.

Adán y Eva son responsables de sus actos y son castigados, pero vemos también la misericordia de Dios. El fundamento de la victoria del reino de Dios, se establece desde el principio. ¿Quién es la “simiente” de la mujer?

¿Qué le pasa al mundo hoy? ¿Cómo se puede corregir lo que está mal? Estas son algunas de las preguntas más fundamentales que los seres humanos pueden hacerse. Para comprender realmente tanto el problema como la solución, tenemos que volver al momento en que todo comenzó. Volviendo al momento de dos introducciones terribles que lo cambiaron todo.