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#38 El costo de criarnos en una cultura como la chilena y el impacto en la colaboración | Columna 9punto5 | Tecnología, Cultura y Futuro Del Trabajo

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Si te criaste en una cultura como la chilena probablemente vas a reconocer algunas de estas cosas



- Creciste en ambientes que promovían la competencia por sobre la colaboración

- haz visto que la desconfianza suele ser la actitud por defecto

- Cometer errores o fallar es algo que en el fondo vinculas con el castigo, en vez del aprendizaje

- Te enseñaron lo importante que es el respeto y que este se lo merecen las figuras autoritarias



Todo esto nos juega en contra a la hora de colaborar y participar activamente en construir mejores culturas de trabajo y al relacionarnos con otras personas.



¿Te identificas con algunas de estas cosas?

Cuando alguien te hace algún comentario sobre tu trabajo, lo percibes principalmente como un ataque y una crítica, no como una intención de aportar.



A veces, incluso sin darte cuenta (pero como en el fondo crees que la competencia y destacar es la clave del éxito) te comportas de forma competitiva en la mayoría de tus interacciones. Quieres tener la razón, ganar y te fabricas competencias, a veces, incluso hasta ficticias. En tu mente estás cometiendo.



El mismo hecho de querer destacar afecta tu capacidad de equilibrar tu vida personal y laboral, ya que priorizas el rendimiento sobre tu bienestar. Por eso no estableces límites claros entre tus responsabilidades laborales y personales, o estás rápidamente disponible para romper estos límites. Tu crecimiento depende de que “te la juegues”. Crees que es mejor aceptar desafíos, que poner límites.



Esto dificulta la organización de tu carga laboral, lo cual puede llevarte al agotamiento o "burnout", afectando negativamente tu salud física y mental, incluso de forma permanente.



Y mejor no hablemos de conductas del tipo "ganar a toda costa" + desconfianza.



Por si fuera poco, la desconfianza y la mentalidad competitiva te llevan a resistirte a colaborar y compartir ideas. Prefieres guardar silencio y retener información, pensando que tienes que proteger tu conocimiento y redes, porque es lo que te mantiene relevante en el entorno laboral.



Tu relación con el error y al castigo te impide proponer ideas nuevas, y prefieres no involucrarte en procesos de creación y decisión. A fin de cuentas, quién querría exponerse a la crítica cuando crees que la gente quiere aportillarte.



Esto mismo hace que te cuesta participar de liderazgos positivos y que promueven el reconocimiento, la colaboración y la inclusión en la toma de decisiones.



Cuando te invitan a compartir ideas, te resulta difícil involucrarte y quizá, de manera inconsciente, te mantienes con una actitud a la defensiva. La confianza, la autonomía, que seas parte de las decisiones, que te inviten a tomar y calcular riesgos es algo un poco extraño, porque no has experimentado mucho de eso en el pasado.



Además te cuesta hablar sobre tus problemas, las cosas que NO están dando resultados, te cuesta pedir ayuda.



Todos estos son patrones que vienen de un ambiente competitivo, desconfiado y castigador. Esto dificulta la colaboración, la comunicación abierta, el equilibrio entre vida y trabajo, y la adaptación a entornos más inclusivos.



¿Muy sobrio todo lo que dije?



Bueno, la verdad es que, a veces, es más fácil ver nuestro reflejo a través de las cosas que nos pasan, en lo que pensamos y sentimos. Más que solo mirar la proyección de lo que podríamos ser.



Pero creo y he visto qué podemos mejorar. Sé que siempre hay alternativas y podemos aprender y cambiar. Incluso cuando hay creencias que son muy fuerte debido a patrones de conducta y una larga historia.



Pero para eso lo primero es darnos cuentas de estos patrones en nuestras creencias, reacciones y conductas.



¿Te identificaste con algo de esto?

Si te criaste en una cultura como la chilena probablemente vas a reconocer algunas de estas cosas



- Creciste en ambientes que promovían la competencia por sobre la colaboración

- haz visto que la desconfianza suele ser la actitud por defecto

- Cometer errores o fallar es algo que en el fondo vinculas con el castigo, en vez del aprendizaje

- Te enseñaron lo importante que es el respeto y que este se lo merecen las figuras autoritarias



Todo esto nos juega en contra a la hora de colaborar y participar activamente en construir mejores culturas de trabajo y al relacionarnos con otras personas.



¿Te identificas con algunas de estas cosas?

Cuando alguien te hace algún comentario sobre tu trabajo, lo percibes principalmente como un ataque y una crítica, no como una intención de aportar.



A veces, incluso sin darte cuenta (pero como en el fondo crees que la competencia y destacar es la clave del éxito) te comportas de forma competitiva en la mayoría de tus interacciones. Quieres tener la razón, ganar y te fabricas competencias, a veces, incluso hasta ficticias. En tu mente estás cometiendo.



El mismo hecho de querer destacar afecta tu capacidad de equilibrar tu vida personal y laboral, ya que priorizas el rendimiento sobre tu bienestar. Por eso no estableces límites claros entre tus responsabilidades laborales y personales, o estás rápidamente disponible para romper estos límites. Tu crecimiento depende de que “te la juegues”. Crees que es mejor aceptar desafíos, que poner límites.



Esto dificulta la organización de tu carga laboral, lo cual puede llevarte al agotamiento o "burnout", afectando negativamente tu salud física y mental, incluso de forma permanente.



Y mejor no hablemos de conductas del tipo "ganar a toda costa" + desconfianza.



Por si fuera poco, la desconfianza y la mentalidad competitiva te llevan a resistirte a colaborar y compartir ideas. Prefieres guardar silencio y retener información, pensando que tienes que proteger tu conocimiento y redes, porque es lo que te mantiene relevante en el entorno laboral.



Tu relación con el error y al castigo te impide proponer ideas nuevas, y prefieres no involucrarte en procesos de creación y decisión. A fin de cuentas, quién querría exponerse a la crítica cuando crees que la gente quiere aportillarte.



Esto mismo hace que te cuesta participar de liderazgos positivos y que promueven el reconocimiento, la colaboración y la inclusión en la toma de decisiones.



Cuando te invitan a compartir ideas, te resulta difícil involucrarte y quizá, de manera inconsciente, te mantienes con una actitud a la defensiva. La confianza, la autonomía, que seas parte de las decisiones, que te inviten a tomar y calcular riesgos es algo un poco extraño, porque no has experimentado mucho de eso en el pasado.



Además te cuesta hablar sobre tus problemas, las cosas que NO están dando resultados, te cuesta pedir ayuda.



Todos estos son patrones que vienen de un ambiente competitivo, desconfiado y castigador. Esto dificulta la colaboración, la comunicación abierta, el equilibrio entre vida y trabajo, y la adaptación a entornos más inclusivos.



¿Muy sobrio todo lo que dije?



Bueno, la verdad es que, a veces, es más fácil ver nuestro reflejo a través de las cosas que nos pasan, en lo que pensamos y sentimos. Más que solo mirar la proyección de lo que podríamos ser.



Pero creo y he visto qué podemos mejorar. Sé que siempre hay alternativas y podemos aprender y cambiar. Incluso cuando hay creencias que son muy fuerte debido a patrones de conducta y una larga historia.



Pero para eso lo primero es darnos cuentas de estos patrones en nuestras creencias, reacciones y conductas.



¿Te identificaste con algo de esto?

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