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Reflexiones (Episodio 04) - El primer paso para transformar una sociedad [Mateo 9.35-38‪]‬ Reflexiones

    • Christianity

Mateo 9:35-38
“Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.”

Las multitudes de los tiempos de Jesús son muy parecidas a las actuales, el mundo que no conoce de Cristo o que no se ha sometido a su amor y autoridad sigue pareciéndose a ovejas desamparadas y dispersas que no tienen pastor.
Lo primero que el Señor nos manda a hacer es a orar porque hayan más personas que acepten el llamado de Dios para trabajar en el campo del corazón humano, a través del evangelio y con el poder del Espíritu Santo, para transformar individuos, familias y sociedades enteras a través del amor de Cristo.
La experiencia de Pablo en la ciudad de Éfeso (Hch. 19.23-41), es un gran ejemplo sobre cómo el evangelio puede transformar individuos y sociedades, en aquella ciudad existía un economía basada en la idolatría, que se vió gravemente afectada cuando las personas dejaron sus prácticas idolátricas obedeciendo la enseñanza cristiana.

Uno de los sentimientos que identificó a Cristo en su ministerio en la tierra, fue la compasión, por él, Cristo lograba identificarse con el dolor y las necesidades de los hombres para intervenir a su favor. Pero hoy en día, la compasión parece un sentimiento extraño, nada fácil de encontrar y de sentir.

De hecho, es por esa falta de compasión, por el egoísmo y la avaricia del hombre que las multitudes siguen viéndose desamparadas, sin quien las proteja, las cuide, vele por su bienestar; divididas, dispersas y sin un sentido de unión. Instituciones como el gobierno y la familia muestran la terrible fragmentación y corrupción que han causado gran parte del dolor y depravación del ser humano.

Por esta realidad es que Cristo hace un llamado a sus discípulos y ahora a la iglesia para que oremos a Dios por obreros, que acepten su llamado a vivir el amor de Cristo y predicar su mensaje de salvación. Con esto se hace claro que el único poder que logrará transformar el mundo se encuentra en Dios.

Ese poder se ha visto en acción a lo largo de la historia del mundo, y ahora más, después del sacrificio perfecto de Cristo en la cruz que movió a hombres como el Apóstol Pablo a predicar las buenas nuevas del reino de Dios en una ciudad como Éfeso, reconocida por su culto idolátrico a la diosa Diana, que movía un comercio del que dependían cientos de personas.

Cuando el evangelio fue predicado allí, el Espíritu de Dios convenció a hombres y mujeres de la existencia de un solo Dios, digno de adoración y sumisión, celoso, que no permitía la adoración a dioses falsos, y por el cual era necesario dejar esas viejas costumbres pecaminosas.

Este mensaje causó un cambio profundo en la cultura y sociedad del oriente, al punto que para cuando Pablo sirvió en Éfeso ya se decía que éste movimiento caracterizado por el amor y la paz de Cristo había logrado trastornar el mundo.

Tenemos la misión de orar a Dios por obreros que se sometan a Él y porque nosotros mismos seamos esos obreros que comunican sus buenas nuevas con las personas que Él acerca a nuestras vidas.

«El primer paso para transformar el mundo es orar por obreros que comuniquen y vivan el mensaje de Dios» - Ministerio UMCD-

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MinisterioUMCD.org

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Mateo 9:35-38
“Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.”

Las multitudes de los tiempos de Jesús son muy parecidas a las actuales, el mundo que no conoce de Cristo o que no se ha sometido a su amor y autoridad sigue pareciéndose a ovejas desamparadas y dispersas que no tienen pastor.
Lo primero que el Señor nos manda a hacer es a orar porque hayan más personas que acepten el llamado de Dios para trabajar en el campo del corazón humano, a través del evangelio y con el poder del Espíritu Santo, para transformar individuos, familias y sociedades enteras a través del amor de Cristo.
La experiencia de Pablo en la ciudad de Éfeso (Hch. 19.23-41), es un gran ejemplo sobre cómo el evangelio puede transformar individuos y sociedades, en aquella ciudad existía un economía basada en la idolatría, que se vió gravemente afectada cuando las personas dejaron sus prácticas idolátricas obedeciendo la enseñanza cristiana.

Uno de los sentimientos que identificó a Cristo en su ministerio en la tierra, fue la compasión, por él, Cristo lograba identificarse con el dolor y las necesidades de los hombres para intervenir a su favor. Pero hoy en día, la compasión parece un sentimiento extraño, nada fácil de encontrar y de sentir.

De hecho, es por esa falta de compasión, por el egoísmo y la avaricia del hombre que las multitudes siguen viéndose desamparadas, sin quien las proteja, las cuide, vele por su bienestar; divididas, dispersas y sin un sentido de unión. Instituciones como el gobierno y la familia muestran la terrible fragmentación y corrupción que han causado gran parte del dolor y depravación del ser humano.

Por esta realidad es que Cristo hace un llamado a sus discípulos y ahora a la iglesia para que oremos a Dios por obreros, que acepten su llamado a vivir el amor de Cristo y predicar su mensaje de salvación. Con esto se hace claro que el único poder que logrará transformar el mundo se encuentra en Dios.

Ese poder se ha visto en acción a lo largo de la historia del mundo, y ahora más, después del sacrificio perfecto de Cristo en la cruz que movió a hombres como el Apóstol Pablo a predicar las buenas nuevas del reino de Dios en una ciudad como Éfeso, reconocida por su culto idolátrico a la diosa Diana, que movía un comercio del que dependían cientos de personas.

Cuando el evangelio fue predicado allí, el Espíritu de Dios convenció a hombres y mujeres de la existencia de un solo Dios, digno de adoración y sumisión, celoso, que no permitía la adoración a dioses falsos, y por el cual era necesario dejar esas viejas costumbres pecaminosas.

Este mensaje causó un cambio profundo en la cultura y sociedad del oriente, al punto que para cuando Pablo sirvió en Éfeso ya se decía que éste movimiento caracterizado por el amor y la paz de Cristo había logrado trastornar el mundo.

Tenemos la misión de orar a Dios por obreros que se sometan a Él y porque nosotros mismos seamos esos obreros que comunican sus buenas nuevas con las personas que Él acerca a nuestras vidas.

«El primer paso para transformar el mundo es orar por obreros que comuniquen y vivan el mensaje de Dios» - Ministerio UMCD-

#Evangelio #Evangelismo #Mundo #Pecado #Iglesia #Cristianos #Cristianismo #Esperanza #Salvación #Amor #Pastor #Pastordeovejas #Tristeza #Ansiedad #Temor #Desesperanza #Eternidad #desigualdad #Pobreza #Riqueza #Poder #Liderazgo #Transformación #Cambio #Sociedad #serhumano #Humanidad #Amor #Diosnossalva

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