poemas robados Pepa Mas Gisbert
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- Arte
Poemas robados a ilustres y no tan conocidos poetas, se que perdonaran mi delito. En la voz de Pepa Mas Gisbert.
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Presentes de Guisela López.
Poema de Guisela López en la voz de Pepa Mas Gisbert.
"Presentes"
Llegamos aquí presurosas…
Hemos venido,
convocadas por un sueño.
Las mujeres
recorremos las plazas del mundo
desplegando palabras.
Hemos llegado de todas partes
unas tristes,
otras alegres,
algunas rotas.
Trazando arcoíris
con nuestros colores de piel,
constelaciones
con nuestras miradas.
Nos encontramos
proclamando la soberanía de nuestros cuerpos,
defendiendo la libertad de nuestros pasos.
Haciendo resonar nuestra voz.
de continente a continente.
Transgrediendo mandatos,
construyendo metáforas amables
con la fuerza de nuestros deseos.
Enlazándonos,
más allá de nuestra edad
y nuestras nacionalidades.
Acarreando esperanzas
en la desesperanza.
Tejiendo redes,
laboriosas arañas.
Construyendo ciudadanía
centímetro a centímetro.
Transformando la realidad
con nuestros caminares,
incursionando el viento
vestidas de cometas,
despeinadas de flores,
deliberadas,
presentes,
en esta marcha por la vida. -
Ni una más de Guisela López
Poema de Guisela López en la voz de Pepa Mas Gisbert.
"Ni una más"
I
Cuando roban
los sueños a la vida
el cielo se encapota,
los mares
se desbordan de sal
se resquebrajan,
amarga
suma de lágrimas.
II
No cabe tanto dolor en la palabra.
Desbordan el silencio
las sonrisas truncadas,
los besos sin florecer
las promesas...
barriletes sin hilo
derivando en el viento.
III
Cuántas historias rotas,
peces sobre el asfalto.
Memorias
de mañanas con sol,
de vestidos de domingo y labiales rosa,
de zapatillas de baile y muñecas de trapo,
de corazones de San Valentín
y pasteles de cumpleaños.
IV
"Porque tus ojos son cielo de la tarde"
"Porque tus manos son pájaros ansiosos"
"Porque tu pelo es río
y tus pasos…
huellas de luna sobre el césped"
Lolita ili tina
Lety sole ana
Tere cesi ale
Sus nombres tapizando la ciudad con gritos
con margaritas pisoteadas
con poemas muertos
antes de extender las alas.
No podemos cerrar los ojos al terror
su laberinto podría devorarnos.
Para contener esta sombra que se cierne
sumemos nuestra voz a la palabra,
hagamos pactos de amor,
treguas de dudas,
que no falten rosas
ni versos,
ni canciones.
Seamos intolerantes al silencio,
para que
ni una más
sea despojada de abril,
del viento
y de la lluvia. -
Qué tarde de José Corredor-Matheos
Poema en la voz de Pepa Mas Gisbert.
QUÉ tarde
más hermosa.
Qué dulce
es esta brisa
que acaricia
sin prisa
la piel
de cada cosa.
Se ha detenido,
ociosa,
la mirada
indecisa
y asoma
la sonrisa
cuando en la luz
se posa.
Cómo expresar
en prosa
con palabra
precisa
la sensación dichosa
de la tarde
indivisa,
si el verso
lo improvisa
la mano
temblorosa. -
A la mar fui por un sueño de Pedro García Cabrera
Fragmento del poema "A la mar fui por un sueño" de Pedro García Cabrera en la voz de Pepa Mas Gisbert.
A LA MAR FUI POR MI SUEÑO
Esta noche he soñado con la mar.
Ningún silencio puntiagudo,
ni la más leve arista de angustia,
ni las nieblas del fondo perdido en la memoria
me quedaron en pie.
Todo estaba en una caracola de rumores,
confundido en la sal como al principio,
antes de que tuviese el agua
la primera ilusión de eternidad,
antes de que germinasen las algas una sonrisa.
Sólo tenía conciencia de que iba a nacer de nuevo
para estrechar la mano a los volcanes
a la luz que se hiere en pestañas de ausencia,
a los barcos que no encuentran los puertos,
a los hombres que añoran su libertad perdida,
a las penas que salieran a recibirme por los caminos.
Pero penas felices como granos de menta,
penas con labios de mujer,
penas tan naturales como el ponerse la camisa,
penas de hombres sin miedo,
que ignoran el ataque y la defensa
como la olas de desnudo torso,
como la hierba que medita y rumia,
como los que duermen en el mismo lecho
juntando los dedos y flores del descanso,
uniendo los cabellos derramados
en su mutua confianza de almohada,
amigos en el grito que taladra la noche
y en el calor de una copa de vino,
en la lágrima que deforma el colibrí de los contornos
y en la barca que rema su ternura de pueblo.
Soñaba con un mundo sin traiciones,
que no me tase el precio de mi hambre
ni me racione afectos ni palabras,
que no me despilfarre en latidos inútiles,
que no insulte los campos con trincheras
ni nos recuerde que manamos sangre.
En medio de mi sueño,
toda la sal del mar la sentía en mí mismo
cantando como un pájaro.
Si ahora os lo cuento al levantarme
es para que suceda y se haga carne un día
por montañas y valles y ciudades
aquí y en los planetas adonde el hombre llegue.
Con la mano en la mar así lo espero. -
Isla ignorada de Gloria Fuertes.
Poema Isla ignorada de Gloria Fuertes en la voz de Pepa Mas Gisbert.
ISLA IGNORADA
Soy como esa isla que ignorada,
late acunada por árboles jugosos,
en el centro de un mar
que no me entiende,
rodeada de nada,
—sola sólo—.
Hay aves en mi isla relucientes,
y pintadas por ángeles pintores,
hay fieras que me miran dulcemente,
y venenosas flores.
Hay arroyos poetas
y voces interiores
de volcanes dormidos.
Quizá haya algún tesoro
muy dentro de mi entraña.
¡Quién sabe si yo tengo
diamante en mi montaña,
o tan sólo un pequeño
pedazo de carbón!
Los árboles del bosque de mi isla,
sois vosotros mis versos.
¡Qué bien sonáis a veces
si el gran músico viento
os toca cuando viene el mar que me rodea!
A esta isla que soy, si alguien llega,
que se encuentre con algo es mi deseo;
—manantiales de versos encendidos
y cascadas de paz es lo que tengo—.
Un nombre que me sube por el alma
y no quiere que llore mis secretos;
y soy tierra feliz —que tengo el arte
de ser dichosa y pobre al mismo tiempo—.
Para mí es un placer ser ignorada,
isla ignorada del océano eterno.
En el centro del mundo sin un libro
sé todo, porque vino un mensajero
y me dejó una cruz para la vida
—para la muerte me dejó un misterio. -
estoy viva como fruta madura de Gioconda Belli
Poesía de Gioconda Belli en mi voz
Estoy viva
como fruta madura
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante.
No se ha educado aún mi corazón
y, niña, tiemblo en los atardeceres,
me deslumbran el verde, las marimbas
y el ruido de la lluvia
hermanándose con mi húmedo vientre,
cuando todo es más suave y luminoso.
Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavales alegres marchando hacia el colegio.
Si.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.
Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.