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Lo Que Esperamos Un Minuto Con Dios - Dr. Rolando D. Aguirre

    • Spirituality

La vida nos sumerge en un mar de expectativas desde una edad temprana: expectativas académicas, sociales, laborales e incluso espirituales. Denis Waitley ofreció una perspectiva interesante al decir: “Espera lo mejor, planea lo peor y prepárate para sorprenderte”, reconociendo la imprevisibilidad de la vida.

Sin embargo, surge la pregunta crucial: ¿Qué tipo de expectativas deberíamos cumplir? Aquí radica la esencia del asunto. Algunos se esfuerzan por satisfacer las expectativas de los demás a expensas de las suyas propias, mientras que otros, solo piensan en sí mismos y olvidan a los demás. ¿Cuál es la solución? La respuesta, aunque simple, es profundamente significativa: “debemos esforzarnos por cumplir las expectativas de Dios”.
Para lograr esto, es fundamental conocer Su Palabra y Sus principios para nuestras vidas ya que centrarnos exclusivamente en las expectativas humanas nunca nos llevará a la satisfacción genuina. Como señaló Alejandro Santafé, “a menudo esperamos que los demás se ajusten a nuestros deseos, lo que nos impide aceptarlos tal como son”. En última instancia, son nuestras propias expectativas las que nos decepcionan y no las personas en sí mismas. Dios, por otro lado, solo espera que le entreguemos nuestros corazones y que lo sigamos con sinceridad. ¿Estamos dispuestos a hacerlo? Al elegir seguir a Dios, encontramos una guía sólida y una fuente de expectativas que nos llevarán a una vida más plena y significativa. La Biblia dice en Miqueas 6:8, “Oh pueblo, el Señor te ha dicho lo que es bueno, y lo que él exige de ti: que hagas lo que es correcto, que ames la compasión y que camines humildemente con tu Dios” (NTV).

La vida nos sumerge en un mar de expectativas desde una edad temprana: expectativas académicas, sociales, laborales e incluso espirituales. Denis Waitley ofreció una perspectiva interesante al decir: “Espera lo mejor, planea lo peor y prepárate para sorprenderte”, reconociendo la imprevisibilidad de la vida.

Sin embargo, surge la pregunta crucial: ¿Qué tipo de expectativas deberíamos cumplir? Aquí radica la esencia del asunto. Algunos se esfuerzan por satisfacer las expectativas de los demás a expensas de las suyas propias, mientras que otros, solo piensan en sí mismos y olvidan a los demás. ¿Cuál es la solución? La respuesta, aunque simple, es profundamente significativa: “debemos esforzarnos por cumplir las expectativas de Dios”.
Para lograr esto, es fundamental conocer Su Palabra y Sus principios para nuestras vidas ya que centrarnos exclusivamente en las expectativas humanas nunca nos llevará a la satisfacción genuina. Como señaló Alejandro Santafé, “a menudo esperamos que los demás se ajusten a nuestros deseos, lo que nos impide aceptarlos tal como son”. En última instancia, son nuestras propias expectativas las que nos decepcionan y no las personas en sí mismas. Dios, por otro lado, solo espera que le entreguemos nuestros corazones y que lo sigamos con sinceridad. ¿Estamos dispuestos a hacerlo? Al elegir seguir a Dios, encontramos una guía sólida y una fuente de expectativas que nos llevarán a una vida más plena y significativa. La Biblia dice en Miqueas 6:8, “Oh pueblo, el Señor te ha dicho lo que es bueno, y lo que él exige de ti: que hagas lo que es correcto, que ames la compasión y que camines humildemente con tu Dios” (NTV).

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