UN FEO REGALO Aliss Fer

Frecuentemente advertimos lo bondadosa y agradecida que se muestra la gente cuando somos nosotros los primeros en brindarles demostraciones de aprecio y amabilidad. Todos somos tan semejantes, y así como nosotros nos sentimos contentos y satisfechos al recibir muestras de aprecio y de cariño, a un de personas poco conocidas, así le sucederá a quiénes le demos demostraciones de cordial amabilidad. Y además cosecharemos un fruto muy agradable, que es nuestra propia felicidad, pues se cumplirá de nuestra vida lo que anunció el libro Santo: "Es mejor y produce mayor felicidad, el dar que el recibir". (Hech. 20,35).
R. Carlson  y E. Sálesman

Un papá le decía a su hijo:  " ¿Por qué nos regala todos los días algo tan antipático como ese rostro suyo triste y con muestras de desagrado ¿No sabes que el rostro no nos pertenece, sino que es un regalo para que nosotros vayamos dando a todos los que nos ven? ¿Por qué no regalar a los demás un rostro más alegre, una mirada más amable, que los haga más felices?". El joven entendió la lección. Pero para lograr que su rostro empezar a hacer más simpático fue necesario enseñarle a llenarse de pensamientos alegres y positivos, porque según lo que el individuo esté pensando, así será lo que irá demostrando en su rostro.