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#29 | Taza y tesis II: Cómo el mundo se puede quedar sin plátanos…otra vez Brotes de Ciencia

    • Ciencias

En este episodio, Eric y Javier, estudiantes de Biotecnología de la Escuela y locutores habituales de Brotes de Ciencia, hablan de la producción mundial del plátano y de los peligros que la acechan.

Tras el arroz, el maíz y el trigo, el plátano es el cultivo más importante del mundo como alimento básico. El plátano actual es un híbrido triploide de varias especies del género Musa. Es estéril y partenocárpico, por lo que todo lo que queda de la semilla en el fruto son unos hilos de color negro. El plátano se originó en el sureste asiático y se expandió por primero África y luego por Sudamérica, desde donde se producen dos tercios de la mercancía exportada nivel mundial. Al tratarse de un cultivo globalizado, también se enfrenta a patógenos de todo el mundo y no solo a aquellos con los que ha coevolucionado en Asia.

Su patógeno estrella es Fusarium oxysporum forma specialis cubense (Foc). Este patógeno causa la enfermedad de Panamá y en la primera mitad del siglo pasado ya diezmó la producción del anterior cultivar mayoritario, llamado «Gros Michel». Parcela que el hongo infectaba, parcela que dejaba de producir y que se había de abandonar; no era recuperable. Esto se debe a que Fusarium permanece en el suelo hasta cuatro décadas sin necesidad de un huésped. La insostenible manera de abordar este problema fue la de ir abandonando tierras y roturando otras nuevas. Esto generó corrupción e intromisión política y dio lugar al concepto de «república bananera».

En la década de los sesenta se cambió la producción mundial a un cultivar resistente llamado «Cavendish». Había sido descubierto un siglo atrás en China y afortunadamente era resistente a Foc. No se utilizaba comercialmente porque era insípido y difícil de transportar en comparación con Gros Michel. Solo se estableció como el cultivar dominante porque era resistente a Foc.

Sin embargo, Cavendish no es resistente a todas las especies de Foc, sino solo a Foc1, la que diezmó a Gros Michel. Otro hongo Fusarium, llamado «Foc4» o Foc TR4», amenaza la producción de Cavendish. Y lo lleva haciendo desde por lo menos los años setenta en Asia. Ante esta evidencia, la producción de plátanos no se ha diversificado. Tanto es así, que el 60% de la producción mundial y la práctica totalidad de la exportación de plátano se reduce a este cultivar. No hay otro. Esto hace que toda la producción mundial se tambalee si una epidemia afectara a esta variedad.

Este es el caso actualmente. En Taiwán, la producción en diez años de Fusarium ha bajado a una séptima parte de lo que era antes de esta plaga y en China ya se han perdido cien mil hectáreas de cultivo de plátano. Esto se debe a que solo se cultiva una variedad y a que no hay medidas de combate eficaces contra este hongo más allá de la prevención de infección y el abandono de tierras infectadas.

Dado que la anterior alternativa se encontró en la naturaleza, tampoco se ha dado importancia a los programas de hibridación para encontrar variedades resistentes. La falta de variedad genética y la falta de alternativas hace que la industria del plátano se tambalee. Más ahora, que la epidemia ha llegado a Sudamérica, desde donde se genera dos tercios de la mercancía mundial a exportar.

La FAO está creando consorcios de empresas, investigadores y agricultores para a contrarreloj desarrollar aquello que la industria ha descuidado en la última mitad de siglo: una alternativa. Aunque hay algunos experimentos que ya prometen una resistencia a Foc4, solo atrasarán el inevitable fin de Cavendish, dado que hay una plétora de patógenos que asolan al cultivo, frente a los cuales no tiene resistencia alguna. Entre ellos destacan el virus del rayado del plátano y el hongo que causa la sigatoka negra.

Por estos motivos, la variedad Cavendish está condenada a desaparecer. Este episodio de Brotes de Ciencia supone una clara lección de qué ocurre cuando no se aborda

En este episodio, Eric y Javier, estudiantes de Biotecnología de la Escuela y locutores habituales de Brotes de Ciencia, hablan de la producción mundial del plátano y de los peligros que la acechan.

Tras el arroz, el maíz y el trigo, el plátano es el cultivo más importante del mundo como alimento básico. El plátano actual es un híbrido triploide de varias especies del género Musa. Es estéril y partenocárpico, por lo que todo lo que queda de la semilla en el fruto son unos hilos de color negro. El plátano se originó en el sureste asiático y se expandió por primero África y luego por Sudamérica, desde donde se producen dos tercios de la mercancía exportada nivel mundial. Al tratarse de un cultivo globalizado, también se enfrenta a patógenos de todo el mundo y no solo a aquellos con los que ha coevolucionado en Asia.

Su patógeno estrella es Fusarium oxysporum forma specialis cubense (Foc). Este patógeno causa la enfermedad de Panamá y en la primera mitad del siglo pasado ya diezmó la producción del anterior cultivar mayoritario, llamado «Gros Michel». Parcela que el hongo infectaba, parcela que dejaba de producir y que se había de abandonar; no era recuperable. Esto se debe a que Fusarium permanece en el suelo hasta cuatro décadas sin necesidad de un huésped. La insostenible manera de abordar este problema fue la de ir abandonando tierras y roturando otras nuevas. Esto generó corrupción e intromisión política y dio lugar al concepto de «república bananera».

En la década de los sesenta se cambió la producción mundial a un cultivar resistente llamado «Cavendish». Había sido descubierto un siglo atrás en China y afortunadamente era resistente a Foc. No se utilizaba comercialmente porque era insípido y difícil de transportar en comparación con Gros Michel. Solo se estableció como el cultivar dominante porque era resistente a Foc.

Sin embargo, Cavendish no es resistente a todas las especies de Foc, sino solo a Foc1, la que diezmó a Gros Michel. Otro hongo Fusarium, llamado «Foc4» o Foc TR4», amenaza la producción de Cavendish. Y lo lleva haciendo desde por lo menos los años setenta en Asia. Ante esta evidencia, la producción de plátanos no se ha diversificado. Tanto es así, que el 60% de la producción mundial y la práctica totalidad de la exportación de plátano se reduce a este cultivar. No hay otro. Esto hace que toda la producción mundial se tambalee si una epidemia afectara a esta variedad.

Este es el caso actualmente. En Taiwán, la producción en diez años de Fusarium ha bajado a una séptima parte de lo que era antes de esta plaga y en China ya se han perdido cien mil hectáreas de cultivo de plátano. Esto se debe a que solo se cultiva una variedad y a que no hay medidas de combate eficaces contra este hongo más allá de la prevención de infección y el abandono de tierras infectadas.

Dado que la anterior alternativa se encontró en la naturaleza, tampoco se ha dado importancia a los programas de hibridación para encontrar variedades resistentes. La falta de variedad genética y la falta de alternativas hace que la industria del plátano se tambalee. Más ahora, que la epidemia ha llegado a Sudamérica, desde donde se genera dos tercios de la mercancía mundial a exportar.

La FAO está creando consorcios de empresas, investigadores y agricultores para a contrarreloj desarrollar aquello que la industria ha descuidado en la última mitad de siglo: una alternativa. Aunque hay algunos experimentos que ya prometen una resistencia a Foc4, solo atrasarán el inevitable fin de Cavendish, dado que hay una plétora de patógenos que asolan al cultivo, frente a los cuales no tiene resistencia alguna. Entre ellos destacan el virus del rayado del plátano y el hongo que causa la sigatoka negra.

Por estos motivos, la variedad Cavendish está condenada a desaparecer. Este episodio de Brotes de Ciencia supone una clara lección de qué ocurre cuando no se aborda

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