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869 - Salmos. La inerrancia de la Biblia. Sal 12:6 Descansando en Dios

    • Cristianismo

869 – Sal 12:6 Salmos. La inerrancia de la Biblia.

Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.

El salmista pide ayuda diciendo: “Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.” (Sal 12:1). Al desaparecer los fieles aumenta la mentira, la lisonja, el engaño porque: “Habla mentira cada uno con su prójimo; hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón.” (Sal 12:2-3). Pero el salmista confía en la palabra de Dios porque no hay posibilidad de error ni corrupción ni engaño en ella. La palabra de Dios es inerrante, sin error ni corrupción. La inerrancia de la Biblia significa que las Escrituras tienen la cualidad de estar libre de error. “En cuanto a Dios, perfecto es su camino, y acrisolada [sin error] la palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en Él esperan.” (Sal 18:30). Toda la palabra de Dios es sin error, es absoluta verdad: “Sumamente pura es tu palabra, y la ama tu siervo.” (Sal 119:140). La inerrancia significa que cuando se conocen todos los hechos, las Escrituras, en sus autógrafos originales e interpretados apropiadamente, se mostrarán absolutamente verdaderas en todo lo que enseñan, ya sea enseñanza sobre doctrina, ciencia, historia, geografía, geología u otras disciplinas del conocimiento. Toda la Escritura es la plenitud de la verdad: “Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.” (Sal 12:6).

1. La palabra de Dios es verdad. Sugerir que hay errores en la Biblia es impugnar el carácter de Dios. Decir que la Biblia tiene errores es igual a sugerir que Dios es falible, que se puede equivocar. Suponer que Dios pueda pronunciar alguna Palabra contraria a los hechos es asumir que no puede operar sin errar. Es negar la naturaleza de Dios. La palabra de Dios es verdad porque Dios es verdad, “antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso.” (Ro 3:4). La palabra de Dios es la verdad: “Santificalos en tu verdad, tu palabra es verdad.” (Jn 17:17). El Hijo, Jesucristo es la verdad. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Jn 14:6). El Espíritu Santo es el Espíritu de verdad “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” (Jn 16:13). 

2. Explicación de la inerrancia. La inerrancia permite variedad en el estilo. El Evangelio de Juan fue escrito en el estilo simple que cabría esperarse de un pescador iletrado; Lucas fue escrito con el vocabulario más sofisticado de una persona educada; las cartas de Pablo reflejan la lógica de un filósofo que enseña: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en Él [Cristo], que es la cabeza de todo principado y potestad.” (Col 2:8-10). La inerrancia permite variedad de detalles para explicar el mismo suceso. Este fenómeno se observa particularmente en los Evangelios sinópticos (Mt-Mr-Lc). Es importante recordar que Cristo habló en arameo y los autores de la Biblia escribieron sus relatos en griego, lo cual significa que debieron traducir las palabras originales al griego. Un escritor usaría palabras ligeramente diferentes a las del otro para describir el mismo incidente; con todo, los dos le darían el mismo significado, aunque con diferentes palabras. Hay una razón adicional para la variedad en los detalles. Un escritor podía haber visto los sucesos desde un punto de vista, mientras otro los veía desde otro. Con ello, los detalles podrían parecer diferentes y ser precisos

869 – Sal 12:6 Salmos. La inerrancia de la Biblia.

Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.

El salmista pide ayuda diciendo: “Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.” (Sal 12:1). Al desaparecer los fieles aumenta la mentira, la lisonja, el engaño porque: “Habla mentira cada uno con su prójimo; hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón.” (Sal 12:2-3). Pero el salmista confía en la palabra de Dios porque no hay posibilidad de error ni corrupción ni engaño en ella. La palabra de Dios es inerrante, sin error ni corrupción. La inerrancia de la Biblia significa que las Escrituras tienen la cualidad de estar libre de error. “En cuanto a Dios, perfecto es su camino, y acrisolada [sin error] la palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en Él esperan.” (Sal 18:30). Toda la palabra de Dios es sin error, es absoluta verdad: “Sumamente pura es tu palabra, y la ama tu siervo.” (Sal 119:140). La inerrancia significa que cuando se conocen todos los hechos, las Escrituras, en sus autógrafos originales e interpretados apropiadamente, se mostrarán absolutamente verdaderas en todo lo que enseñan, ya sea enseñanza sobre doctrina, ciencia, historia, geografía, geología u otras disciplinas del conocimiento. Toda la Escritura es la plenitud de la verdad: “Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.” (Sal 12:6).

1. La palabra de Dios es verdad. Sugerir que hay errores en la Biblia es impugnar el carácter de Dios. Decir que la Biblia tiene errores es igual a sugerir que Dios es falible, que se puede equivocar. Suponer que Dios pueda pronunciar alguna Palabra contraria a los hechos es asumir que no puede operar sin errar. Es negar la naturaleza de Dios. La palabra de Dios es verdad porque Dios es verdad, “antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso.” (Ro 3:4). La palabra de Dios es la verdad: “Santificalos en tu verdad, tu palabra es verdad.” (Jn 17:17). El Hijo, Jesucristo es la verdad. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Jn 14:6). El Espíritu Santo es el Espíritu de verdad “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” (Jn 16:13). 

2. Explicación de la inerrancia. La inerrancia permite variedad en el estilo. El Evangelio de Juan fue escrito en el estilo simple que cabría esperarse de un pescador iletrado; Lucas fue escrito con el vocabulario más sofisticado de una persona educada; las cartas de Pablo reflejan la lógica de un filósofo que enseña: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en Él [Cristo], que es la cabeza de todo principado y potestad.” (Col 2:8-10). La inerrancia permite variedad de detalles para explicar el mismo suceso. Este fenómeno se observa particularmente en los Evangelios sinópticos (Mt-Mr-Lc). Es importante recordar que Cristo habló en arameo y los autores de la Biblia escribieron sus relatos en griego, lo cual significa que debieron traducir las palabras originales al griego. Un escritor usaría palabras ligeramente diferentes a las del otro para describir el mismo incidente; con todo, los dos le darían el mismo significado, aunque con diferentes palabras. Hay una razón adicional para la variedad en los detalles. Un escritor podía haber visto los sucesos desde un punto de vista, mientras otro los veía desde otro. Con ello, los detalles podrían parecer diferentes y ser precisos

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