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873 - Salmos. La plenitud del gozo. Sal 16:11 Descansando en Dios

    • Christianity

873 – Sal 16:11 – Salmos. La plenitud del Gozo.

Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.

Este salmo 16 es una celebración del gozo que trae la comunión con Dios. El significado exacto de Mictam se desconoce, pero la septuaginta lo traduce como “estilografia”. Probablemente significa “tesoro escondido, corona de oro”.  De allí el nombre, el Salmo de oro de David. Otros nombres asignados son: La Joya de David, cántico notable, el Salmo del secreto precioso. Lo importante de este salmo es que David habla de Cristo como lo testifican el apóstol Pedro y Pablo en Hch 2:25; 13:35-38. Fue compuesto en tiempo de crisis, pero la crisis está eclipsada por la confianza en Dios. David estaba seguro que por conocer y confiar en Dios como su herencia en esta vida, podía confiar siempre en Él, aunque enfrentara la muerte. “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” (Ro 8:18). “Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aun más allá de la muerte.” (Sal 48:14).

1. Dios es nuestra herencia en la vida (Sal 16:1–8). “Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.” (Sal 16:1). David con frecuencia ruega a Dios que lo proteja (Sal 17:8; 40:4; 41:9).  David conocía uno de los grandes nombres de Dios: “Guarda de los hombres” (Job 7:20). “Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti.” (Sal 16:2). David anunció su fe exclusiva en Jehová. Su declaración de fe era: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti. El apóstol Pablo poco antes de su partida a la eternidad testifica: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” (2Ti 1:12).  El salmista se complace con los que solo adoran al Dios vivo y verdadero: “Para los santos que están en la tierra, y para los íntegros, es toda mi complacencia. Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.“ (Sal 16:3-4). Dios ha llamado a su pueblo para ser una nación santa (Éx 19:6; 1Pe 1:16; 2:9), y el siervo de Dios reconocía que con ellos debía andar, con los fieles, santos servidores del Señor. Luego habla de las bendiciones divinas (Sal 16:5–6). Testifica: Jehová es la porción de mi herencia. Para él, Dios era todo lo que necesitaba para satisfacer su corazón mientras viviera. Además de ser su porción, Dios le había asignado una hermosa heredad. El salmista comparaba las bendiciones divinas con la mejor herencia que alguien pudiera recibir (Pr 10:22); reconocía que Dios le había permitido llevar una vida maravillosa y plena. Testifica de la seguridad que experimenta el creyente (Sal 16:7–8). Como resultado de todas las bendiciones, David alababa a Dios, porque dijo: me aconseja; aun en las noches me enseña (y por supuesto que también durante el día) y porque lo guiaba en forma segura. Bendeciré significa “hablar, decir bien de alguien”. Esta es la primera de veinticuatro veces en los Salmos que se dice que el Señor es “bendecido”. David sabía que nunca sería conmovido ni apartado de su camino de integridad y nada impediría disfrutar de las bendiciones que tenía al confiar en Dios. Esa es la fe que debemos tener en Dios como David y otros siervos del Señor como Moisés que “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible” (He 11:27).

2. La plenitud del gozo de Dios (Sal 16:9-11). Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también reposará confiadamente; Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vi

873 – Sal 16:11 – Salmos. La plenitud del Gozo.

Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.

Este salmo 16 es una celebración del gozo que trae la comunión con Dios. El significado exacto de Mictam se desconoce, pero la septuaginta lo traduce como “estilografia”. Probablemente significa “tesoro escondido, corona de oro”.  De allí el nombre, el Salmo de oro de David. Otros nombres asignados son: La Joya de David, cántico notable, el Salmo del secreto precioso. Lo importante de este salmo es que David habla de Cristo como lo testifican el apóstol Pedro y Pablo en Hch 2:25; 13:35-38. Fue compuesto en tiempo de crisis, pero la crisis está eclipsada por la confianza en Dios. David estaba seguro que por conocer y confiar en Dios como su herencia en esta vida, podía confiar siempre en Él, aunque enfrentara la muerte. “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” (Ro 8:18). “Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aun más allá de la muerte.” (Sal 48:14).

1. Dios es nuestra herencia en la vida (Sal 16:1–8). “Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.” (Sal 16:1). David con frecuencia ruega a Dios que lo proteja (Sal 17:8; 40:4; 41:9).  David conocía uno de los grandes nombres de Dios: “Guarda de los hombres” (Job 7:20). “Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti.” (Sal 16:2). David anunció su fe exclusiva en Jehová. Su declaración de fe era: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti. El apóstol Pablo poco antes de su partida a la eternidad testifica: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” (2Ti 1:12).  El salmista se complace con los que solo adoran al Dios vivo y verdadero: “Para los santos que están en la tierra, y para los íntegros, es toda mi complacencia. Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.“ (Sal 16:3-4). Dios ha llamado a su pueblo para ser una nación santa (Éx 19:6; 1Pe 1:16; 2:9), y el siervo de Dios reconocía que con ellos debía andar, con los fieles, santos servidores del Señor. Luego habla de las bendiciones divinas (Sal 16:5–6). Testifica: Jehová es la porción de mi herencia. Para él, Dios era todo lo que necesitaba para satisfacer su corazón mientras viviera. Además de ser su porción, Dios le había asignado una hermosa heredad. El salmista comparaba las bendiciones divinas con la mejor herencia que alguien pudiera recibir (Pr 10:22); reconocía que Dios le había permitido llevar una vida maravillosa y plena. Testifica de la seguridad que experimenta el creyente (Sal 16:7–8). Como resultado de todas las bendiciones, David alababa a Dios, porque dijo: me aconseja; aun en las noches me enseña (y por supuesto que también durante el día) y porque lo guiaba en forma segura. Bendeciré significa “hablar, decir bien de alguien”. Esta es la primera de veinticuatro veces en los Salmos que se dice que el Señor es “bendecido”. David sabía que nunca sería conmovido ni apartado de su camino de integridad y nada impediría disfrutar de las bendiciones que tenía al confiar en Dios. Esa es la fe que debemos tener en Dios como David y otros siervos del Señor como Moisés que “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible” (He 11:27).

2. La plenitud del gozo de Dios (Sal 16:9-11). Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también reposará confiadamente; Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vi

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