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Primer Pod: Poema "Cuando la noche" Valenzuela Osorio
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- Society & Culture
Poema recitado por el autor. "Cuando la noche", es una evocación, una memoria. Aquí les comparto el texto:
"Cuando la noche se mostraba inminente, y las luciérnagas se consumían en resplandores, los cafetales escondían sus flores en las brumas y los objetos se disolvían en la penumbra.
La hierba, como alquimista de la luz del día, exhalaba los verdes robados al arcoíris.
Las montañas abrían sus manos y dejaban deslizarse por sus quebradas el aliento fresco de las nubes.
Llegaba la noche y las estrellas desfilaban lujuriosas por el azul del cielo.
Se comprimía el tiempo y como en un cavernoso suspiro que se ha guardado para sí el secreto del aliento, le exprimía a la tarde sus más trabajados arreboles.
Cuando la noche abrazaba el silencio, y los campos se tendían en reposo, unos ojos se arrobaban en los destellos de la luna.
-¡No mires tanto a la luna porque te llevará en su brazos!- Sentenciaba la madre.
El padre sonreía apacible mientras que, con sus manos agotadas por el azadón y la tierra, afinaba la guitarra.
Las cuerdas y la madera resonaban y las voces acompasadas por el relámpago lejano y el suave trueno, moraban en las gotas del rocío del suelo.
Padre y madre, hijos e hijas aullando al viento, recostados sobre hierbas húmedas y flores de diente de león, se bañaban para siempre en la magia y en el misterio del acontecer del tiempo".
VVO, Bogotá, 16 de agosto de 2019
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Poema recitado por el autor. "Cuando la noche", es una evocación, una memoria. Aquí les comparto el texto:
"Cuando la noche se mostraba inminente, y las luciérnagas se consumían en resplandores, los cafetales escondían sus flores en las brumas y los objetos se disolvían en la penumbra.
La hierba, como alquimista de la luz del día, exhalaba los verdes robados al arcoíris.
Las montañas abrían sus manos y dejaban deslizarse por sus quebradas el aliento fresco de las nubes.
Llegaba la noche y las estrellas desfilaban lujuriosas por el azul del cielo.
Se comprimía el tiempo y como en un cavernoso suspiro que se ha guardado para sí el secreto del aliento, le exprimía a la tarde sus más trabajados arreboles.
Cuando la noche abrazaba el silencio, y los campos se tendían en reposo, unos ojos se arrobaban en los destellos de la luna.
-¡No mires tanto a la luna porque te llevará en su brazos!- Sentenciaba la madre.
El padre sonreía apacible mientras que, con sus manos agotadas por el azadón y la tierra, afinaba la guitarra.
Las cuerdas y la madera resonaban y las voces acompasadas por el relámpago lejano y el suave trueno, moraban en las gotas del rocío del suelo.
Padre y madre, hijos e hijas aullando al viento, recostados sobre hierbas húmedas y flores de diente de león, se bañaban para siempre en la magia y en el misterio del acontecer del tiempo".
VVO, Bogotá, 16 de agosto de 2019
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