8 min

Cemento El Método

    • Natural Sciences

El cemento Portland patentado en la Inglaterra de 1824 y con el que hacemos hormigón hoy es ubicuo, impensable vivir sin él. Es la segunda sustancia más utilizada en el mundo solo después del agua y el material de construcción más empleado. Su uso en todo el mundo, duplica al del acero, la madera, los plásticos y el aluminio… juntos.


Y el principal problema es que emite hasta una tonelada métrica de CO2 por tonelada producida. Es el 8% de todas las emisiones de CO2 que producimos los humanos. Ocho por ciento es mucho.


Todavía no conocemos una manera de producirlo que emita significativamente menos CO2 y no es un problema que se solucione con energía renovable porque el proceso químico de su producción, como en el caso del acerero, emite CO2 naturalmente.


Así, bromas a parte, conocer cómo los romanos consiguieron un cemento que dura más y que no requería refuerzo podría permitirnos utilizar menos cantidad de cemento del nuestro y que éste durara más también.


Así que, vaya, vaya: además del acueducto, el alcantarillado, las carreteras, la irrigación, la sanidad, la enseñanza, el vino y el orden público, puede que los romanos nos hayan legado el secreto para un hormigón más sostenible.


REF: Hot mixing: Mechanistic insights into the durability of ancient Roman concrete https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.add1602



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El cemento Portland patentado en la Inglaterra de 1824 y con el que hacemos hormigón hoy es ubicuo, impensable vivir sin él. Es la segunda sustancia más utilizada en el mundo solo después del agua y el material de construcción más empleado. Su uso en todo el mundo, duplica al del acero, la madera, los plásticos y el aluminio… juntos.


Y el principal problema es que emite hasta una tonelada métrica de CO2 por tonelada producida. Es el 8% de todas las emisiones de CO2 que producimos los humanos. Ocho por ciento es mucho.


Todavía no conocemos una manera de producirlo que emita significativamente menos CO2 y no es un problema que se solucione con energía renovable porque el proceso químico de su producción, como en el caso del acerero, emite CO2 naturalmente.


Así, bromas a parte, conocer cómo los romanos consiguieron un cemento que dura más y que no requería refuerzo podría permitirnos utilizar menos cantidad de cemento del nuestro y que éste durara más también.


Así que, vaya, vaya: además del acueducto, el alcantarillado, las carreteras, la irrigación, la sanidad, la enseñanza, el vino y el orden público, puede que los romanos nos hayan legado el secreto para un hormigón más sostenible.


REF: Hot mixing: Mechanistic insights into the durability of ancient Roman concrete https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.add1602



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