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Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

Un Mensaje a la Conciencia ahp@conciencia.net (Hermano Pablo y Carlos Rey)

    • Religion & Spirituality

Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

    El milagro de la recuperación

    El milagro de la recuperación

    Trepando hábilmente, la muchacha llegó a la punta del mástil. Allí, apoyándose en una sola mano, levantó los pies en alto y quedó haciendo equilibrio. Los espectadores del circo Barnum aplaudieron con entusiasmo.

    María Lazar, rumana que tenía en ese entonces dieciocho años de edad, estaba en la punta de un mástil de cinco metros sostenido por su esposo. El esposo estaba sobre otro mástil de ocho metros sostenido por un ayudante. Con el largo de los dos mástiles y el de los dos hombres, María estaba a casi diecisiete metros de altura.

    Por alguna razón inexplicable, María de pronto perdió el equilibrio y cayó al suelo desde esa altura. El golpe le quebró la espalda y la dejó paralizada.

    Pasaron diez años de terapia, sufrimiento, fe y esperanza, al término de los cuales María Lazar, con su esposo y el ayudante, y en el mismo circo, volvió a intentar la misma hazaña. Poco a poco fue subiendo el mástil hasta llegar arriba. Después de poner las manos sobre la pequeña plataforma y de girar el cuerpo hasta tener los pies hacia arriba, se balanceó por un buen tiempo.

    Los espectadores, que conocían la historia, aplaudieron con más entusiasmo que antes. Luego, así como había subido, María se deslizó por el mástil bajando al suelo. Había logrado realizar la hazaña con éxito y profesionalismo.

    ¿Qué impulsó a María Lazar a cristalizar un sueño imposible y lanzarse otra vez a la profesión? Fue su intenso amor al circo y su profunda fe en Dios. Estos produjeron en ella el milagro de la recuperación. Su columna se soldó, los nervios se restituyeron, los músculos volvieron a cobrar fuerza, y su cuerpo recuperó su agilidad.

    Dos poderes benéficos actuaron en María. Uno fue su amor al oficio, su pasión por el circo. El otro fue su inalterable fe en Dios. Ella siempre creyó que el Señor no habría de abandonarla, y no dejó de orar un solo día.

    Cuando combinamos la pasión de vencer con la fe en Dios, salimos adelante a pesar de las dificultades y los contratiempos de la vida. Porque una pasión intensa, cuando es buena, y la fe en Dios, que es la fuente de vida y de verdad, dan fuerza sobrenatural para sobreponerse a cualquier adversidad.

    No nos demos por vencidos. Si lo que nos proponemos es sano y es para el beneficio de los demás, y si sabemos que es algo que Dios aprueba, tenemos asegurada la victoria. Mantengamos firme la visión en medio de la adversidad, y nunca perdamos la fe en Dios. Con Él de nuestra parte, podemos ser vencedores hasta el fin de nuestros días en esta tierra.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 min
    «La gran heroína de la Guerra del Pacífico»

    «La gran heroína de la Guerra del Pacífico»

    (Natalicio de Antonia Moreno de Cáceres)

    En su obra Mujeres que forjaron el Perú, Bruno Pólack incluye a una mujer que, a causa de la carrera militar y política de su esposo, llegó a ser dos veces la Primera Dama del Perú. Pero fue a causa de la participación misma de esa mujer durante la segunda parte de la Guerra del Pacífico entre Perú y Chile que ocurrió la siguiente historia que ilustra cabalmente la razón por la que el escritor peruano titula su capítulo sobre Antonia Moreno Leyva de Cáceres: «La gran heroína de la Guerra del Pacífico»:

    »Con sus pasos observados al detalle —narra Pólack—, Antonia Moreno —esposa «del combatiente más ilustre», el General de Brigada Andrés Avelino Cáceres Dorregaray— tenía la obligación de ser mucho más cuidadosa y astuta, pues de sus acciones dependía buena parte del éxito de la Campaña de la Breña. Ya tenía en su poder un pequeño cañón... y todos coincidían en que había que sacarlo lo más pronto posible de la ciudad [de Lima].... Urgía que esa importante arma estuviera en manos de la resistencia, por lo que convinieron en que unas mulas esperaran la carga fuera de las murallas de la ciudad para llevarla inmediatamente a su destino. Pero, con las calles atestadas de soldados chilenos, ¿cómo se podría sacar dicho armatoste fuera de los confines de la ciudad?

      »A nuestra heroína se le ocurrió que existía sólo una salida posible para resolver el problema. Mandó a desarmar el cañón en varias partes y lo depositó en el interior de un ataúd de madera, el cual sería cargado por las calles simulando una comitiva apesadumbrada de deudos hasta el cementerio. Muy cerca de ahí, en un descampado, los esperarían las mulas que iban a servir de transporte para llevar la peligrosa carga hasta [Cáceres en la sierra central]....

      »Bajo la mirada de atentos soldados chilenos que rondaban por las calles semidesiertas de Lima, el ataúd fue llevado por una muchedumbre de nerviosos deudos... de la patria... que llevaban [además,] escondido donde podían... un cargamento de armas y municiones.... Paso a paso, calle a calle, surgía con cada soldado chileno la posibilidad de ser descubiertos. No se podía correr, pues había que ir a paso de velorio e incluso llorar si era necesario....

    »La misión resultó exitosa y el «cadáver» resucitó a los pocos días con estruendosos cañonazos que anunciaban que la resistencia no se rendiría», concluye Pólack.1

    Así como el peso abrumador del cañón y de las otras armas recayó sobre los hombros de aquellos soldados peruanos ese día, también en nuestra vida hay días en que sentimos que estamos llevando el peso del mundo sobre los hombros. Sólo que el enemigo nuestro sabe lo que estamos cargando, y se esfuerza más bien por hacernos creer la mentira de que hay que llevar solos esas cargas.

    Lo cierto es que el único en la historia humana que ha podido soportar el peso del mundo es Jesucristo, el Hijo de Dios. Cuando murió por nuestros pecados, Él llevó, solo, ese peso sobre sus hombros para que nosotros jamás tuviéramos que llevar solos nuestras cargas. Y ahora espera que, a nuestra vez, cumplamos su ley ayudándonos mutuamente, llevando los unos las cargas de los otros.2

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Bruno Pólack, «Antonia Moreno: “La gran heroína de la Guerra del Pacífico”», Mujeres que forjaron el Perú, Bicentenario: Colección Perú 1821-2021 (Lima: Editorial Planeta Perú, 2018; Edición Digital, 2020), Loc. 41-152.


    2
    1P 2:24; Gá 6:2

    • 4 min
    Salvados por fuego

    Salvados por fuego

    Don Juan era un anciano de setenta y cuatro años que participó cuando joven en la guerra del Paraguay. El gobierno lo encargó de un trabajo de medición poco tiempo después de la campaña del general Roca contra los indios. Como el trabajo era peligroso, uno de los jefes expedicionarios le envió quince soldados aptos para medir la tierra y para defenderse del enemigo.

    Los veinte que componían el convoy de carretas y animales trabajaban de día. Para dormir más tranquilos, de noche hacían campamento rodeados por las carretas unidas con lazos. Se suponía que al centinela lo mantendría despierto el peligro de un ataque sorpresivo.

    Una noche los indios les cayeron en número crecido, pero en lugar de atropellarlos, se contentaron con incendiar el pajonal. No demoraron las llamas en alumbrar aquel sitio. Los soldados temblaban de miedo. ¡Estaban a punto de morir asados!

    De pronto don Juan recordó la laguna donde el día anterior les habían dado de beber a los animales. Dio la voz, y sus hombres se echaron a correr. Impulsados por el calor que les picoteaba el cuerpo, llegaron en tropel al agua luminosa y se tiraron de cabeza. Al ver llegar las llamaradas, se sumergieron para evitar quemarse la cara. Pero pronto se dieron cuenta de que las llamaradas se demorarían en su paso por la laguna, y que la única defensa que les quedaba era zambullirse una y otra vez, conteniendo el aliento hasta sentirse reventar o hasta sentir que el fuego se alejaba.

    Al amanecer salieron del agua, colorados como flamencos y sin embargo tiritando de frío. Con todo, no podían dejar de reírse al pensar que el fuego encendido para su muerte los había salvado al ahuyentar a los indios.

    ¡Por algo será que a este cuento el popular autor argentino Ricardo Güiraldes le pone por título «Puchero de soldao»!1 Aunque no sea tan evidente, también nosotros los casados tenemos a un enemigo que nos amenaza con fuego. Ese enemigo es Satanás, y el fuego es el de las malas pasiones, que conducen al adulterio. Cuando ese «matamatrimonios» amenaza con quemarnos vivos, debemos correr al agua que es nuestro cónyuge. No dejemos que el fuego consuma nuestro matrimonio; más bien, pidámosle a Dios que nos ayude a apagar las llamaradas de las malas pasiones2 con el agua protectora de ese ser amado a quien le juramos lealtad para toda la vida. Así, al igual que don Juan y sus hombres, veremos la frustración de los planes del enemigo. Porque ese fuego que ha encendido para matar nuestro matrimonio no nos consumirá, sino que nos salvará, pues hará que nos acerquemos a nuestro cónyuge y con eso alejará de nosotros a Satanás, el enemigo de nuestra felicidad conyugal.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Ricardo Güiraldes, Cuentos de muerte y de sangre (Buenos Aires: Editorial Losada, 1978), pp. 31-33.


    2
    Ro 7:5-6; Col 1:21; 2Ti 2:22

    • 4 min
    «Nunca se me ha dado un beso»

    «Nunca se me ha dado un beso»

    En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

    «Soy una mujer de treinta y seis años que se siente realmente vacía y olvidada. Me da vergüenza decir que a mi edad nunca he estado en una relación de pareja. Nunca se me ha dado un beso, y me siento culpable. Creo que si hubiera sido una persona diferente y que me gustara salir, bailar [y divertirme], sería otra historia.

    »Salí en algunas citas, pero [quedé muy decepcionada]....

    »He llorado muchas lágrimas. ¡Estoy tan deseosa de besos y abrazos! ... Además, mi deseo fue tener una niña, ser madre, y es lo que más duele.... ¿Por qué Dios puso deseos en mi corazón si no es posible que se cumplan?»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimada amiga:

    »Usted hace una pregunta interesante acerca de cómo Dios pone deseos en nuestro corazón. Los deseos específicos a los que se refiere son aquellos que Dios puso en el corazón de la raza humana en general a fin de que pudieran seguir naciendo futuras generaciones....

    »Sin embargo, el comprender que la mayoría de las personas tienen esos mismos deseos no va a hacer que se sienta mejor. En realidad, de ahí surge la pregunta: “¿Por qué permitió Dios que todo el mundo, excepto yo, viera sus deseos cumplidos?”

    »Lamentablemente, compararse con los demás es una fórmula para la depresión, que la hace creer que es demasiado tarde para usted y que todas sus oportunidades ya pasaron.

    »A la depresión la acompañan sentimientos de culpabilidad y de autocondenación. A pesar de que no puede cambiar el ADN con el que nació y que la identifica como la persona que es, usted se siente culpable por no haberlo cambiado. Usted nació como una persona introvertida, no como una persona extrovertida, y no tiene por qué sentirse culpable por eso.

    »Naturalmente, a los introvertidos les resulta mucho más difícil hacer amistades. Pero no es necesario salir de noche para lograrlo. Hace falta más bien buscar actividades que les gusten, y frecuentar lugares donde estén otras personas introvertidas (y extrovertidas). Los mejores lugares son los que se valen de voluntarios, tales como albergues para animales, bibliotecas, hospitales, iglesias y otras organizaciones sin fines lucrativos. Cuanto más grande sea la organización, más oportunidades tendrá para formar nuevas amistades y conocer a hombres que pudieran interesarle.

    »En cuanto al deseo de tener una hija, le recomendamos que investigue dónde se encuentran los recursos cerca de usted para niños desamparados y abandonados. Es posible que haya oportunidades para donar su tiempo como voluntaria a fin de ayudar a esos niños desafortunados. Usted tiene mucho amor que dar, y éstos lo necesitan con urgencia. Y tarde o temprano, tal como mi esposo y yo, usted bien pudiera decidir adoptar a uno o más de ellos.»

    Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 803.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 min
    «Cómo presentarse ante un rey»

    «Cómo presentarse ante un rey»

    El doctor Raimundo Edman acababa de visitar a su Majestad Haile Selassie, emperador de Etiopía. Al regresar del viaje dio un discurso ante un grupo de estudiantes en teología. En su disertación explicó lo que era presentarse ante un monarca. Contó el doctor Edman que antes de entrar a ver al emperador Selassie, pidió que le dieran instrucciones sobre lo que se esperaba de él, es decir, cómo presentarse ante su Majestad, cómo inclinarse y qué pasos dar antes de volver a inclinarse, cuál asiento tomar y cuándo sentarse. Resultó que, según el protocolo de Etiopía, no debía hablar a menos que le hicieran una pregunta, pues era el emperador quien dirigía toda palabra y decidía hasta cuándo prolongar la conversación.

    Todo esto lo explicó el doctor Edman con el fin de compararlo con la relación que debemos tener con el Señor. Es Dios quien debe dirigir nuestra vida, quien debe decidir nuestros pasos y quien debe tomar la palabra —afirmó Edman—, porque Dios merece toda nuestra honra y todo nuestro respeto. Entrar a la presencia de Dios es mucho más importante que entrar a la presencia de un rey en este mundo.

    Ese fue el último discurso que dio el doctor Edman, pues murió de un ataque al corazón antes de terminarlo. Fue así como entró a la presencia del Rey de reyes, en el acto mismo de explicarles a otros cómo debían hacerlo, ese 22 de septiembre de 1967.

    Tenía razón el doctor Edman. Dios es el soberano Rey del universo, y como tal merece nuestra honra y nuestro respeto como ningún otro. Y no hay duda de que nos conviene entregarle a Dios el control de nuestra vida, de modo que nuestras decisiones estén de acuerdo con su voluntad y nuestras palabras sean fieles representaciones de lo que Él diría en nuestro lugar.

    Sin embargo, a Dios gracias que Él no nos trata necesariamente como el emperador de Etiopía trataba a sus súbditos. En tiempos pasados el único que podía entrar en el Lugar Santísimo hasta la presencia misma de Dios era el sumo sacerdote, y éste una sola vez al año. Pero todo cambió el día en que Cristo nos rescató eternamente, entrando una vez y para siempre en el Lugar Santísimo al morir en la cruz para expiar nuestro pecado. Desde ese día cualquiera de nosotros puede entrar a la presencia del Rey del universo a cualquier hora sin previa invitación especial y sin tener que esperar a que Dios le dirija la palabra ni temer que Dios le ponga fin a la conversación antes que termine de decirle lo que quiere comunicarle. No importa si es hombre o mujer, rico o pobre, del llamado Tercer Mundo o del tal Primero, o que sea del color que sea.

    Ahora, según el escritor bíblico a los Hebreos, «tenemos plena libertad para entrar en el Lugar Santísimo, por el camino nuevo y vivo que [Cristo] nos ha abierto... Acerquémonos, pues, a Dios con corazón sincero y con... plena seguridad.»1 Aprovechemos al máximo el privilegio de entrar en su presencia, de modo que sea tan estrecha nuestra relación con Él en esta vida que cuando llegue la hora de nuestra muerte, Él nos reciba y nos abrace así como el rey más benevolente abraza al príncipe o a la princesa de su hogar y de su reino.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Heb 10:19,22

    • 4 min
    «No quiero tener un bebé porque tengo novia»

    «No quiero tener un bebé porque tengo novia»

    En este mensaje tratamos el caso de un joven que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

    «Una prima me sedujo y, aunque me dio mucho miedo, al final tuvimos relaciones. Hace dos días me dijo que está embarazada, pero yo no quiero tener un bebé porque tengo novia. ¿Qué hago?»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimado amigo:

    »Debido a la información anónima que nos has dado, creemos que tienes diecisiete años.... Esto complica nuestro consejo, ya que pudiera haber consecuencias legales si en tu país aún se te considera un menor de edad. Eso sería particularmente cierto si tu prima es mayor que tú.

    »El no saber la edad de tu prima complica la situación de otras maneras también. Como dices que ella te sedujo, vamos a suponer que ella es mayor que tú. Sin embargo, debemos señalar que aun así eres responsable de tus actos, aunque creas que fuiste seducido, y aunque ella sea mayor. Excepto en el caso de violación, las dos personas que tienen relaciones sexuales son responsables de las consecuencias, cualesquiera que sean los pormenores.

    »Así como la mujer es responsable de dejarse seducir por un hombre, el hombre es responsable de dejarse seducir por una mujer. Y si la mujer tiene casi la misma edad o es menor que tú, te será difícil convencer a alguien de que fuiste víctima de seducción, y no que sucedió a la inversa.

    »No creemos que se te debiera obligar a casarte con tu prima debido al bebé, ni creemos que simplemente puedes renunciar a tu responsabilidad. Un bebé es un tesoro de valor inestimable, y no desaparecerá si lo pasas por alto. Así que te recomendamos que hables con tus padres y les digas la verdad. Es probable que ellos a su vez hablen con sus parientes que son los padres de tu prima, y eso conviene porque la familia necesita ponerse de acuerdo para formular un plan que sea lo mejor para el bebé.

      »Te recomendamos que los animes a que consideren dar al bebé en adopción. Hay muchísimas parejas que no tienen hijos y que quisieran tener al bebé para ofrecerle una vida maravillosa. Sin embargo, si tu prima no está dispuesta a dar al bebé en adopción, entonces serás moral y económicamente responsable del bienestar del bebé hasta que llegue a la edad adulta. (Si hay posibilidad alguna de que algún otro joven u hombre mayor sea el padre biológico del bebé, creemos que no estaría mal que insistieras en que se haga una prueba de ADN antes de asumir esa responsabilidad. Es posible que tu prima te haya seducido a fin de poder decir que tú eres el padre del bebé en vez de algún otro.)

    »Dios te perdonará si se lo pides, pero los seres humanos no suelen ser tan indulgentes. Determina hacer lo que agrada a Dios, y Él te dará la fortaleza y la sabiduría que necesitas para el futuro.»

    Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 674.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    • 4 min

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