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09 - Job 12, 7-10 Hombre Nuevo Latinoamérica

    • Espiritualidad

«Pregunta a las bestias y te instruirán, a las aves del cielo y te informarán; habla con los reptiles y te enseñarán, te lo contarán los peces del mar. ¿Quién de todos ellos no sabe que la mano del Señor lo hizo todo? Él retiene la vida de los seres, el aliento de todo ser humano».

Job capítulo 12, versículos del 7 al 10

Job y su pobre situación de hombre destrozado, despojado de todas sus pertenencias, de su salud y de casi todas sus relaciones, refleja en muchos aspectos la posición de los afectados por la COVID 19 y sus impactos. Sus tres amigos, a los que se une más tarde Elihú (capítulo 32, versículo 2), no son capaces de darle ni ánimo ni consuelo. Su sentimiento de abandono abarca incluso a Dios.

Al final del relato, será Dios mismo quien le hable en medio de la tormenta (capítulo 38, versículo 1), para abrirle la vista a las cosas que sobrepasan su entendimiento. Junto con Job, se solicita al lector del libro que levante la cabeza y contemple la sabiduría y el poder de Dios en el universo.

Sin embargo, es el propio Job, en una de sus primeras respuestas a sus amigos, quien se refiere a la lección de la naturaleza (capítulo 12, versículo 7). Todavía no tiene la visión que le dio más tarde el propio Dios, pero percibe la enseñanza escrita en la creación.

Ante la situación actual, que en muchos aspectos supera nuestra comprensión, podemos seguir la sugerencia de Job: abrir el libro de la sabiduría inscrito en la naturaleza que nos rodea. Nuestra vida está, en efecto, en manos de Dios (capítulo 12, versículo 10), no somos los dueños de nuestra vida. En nuestra lucha contra muchas dificultades, la voz de la naturaleza nos convence de que podemos caminar adelante confiados porque estamos en las buenas manos de Dios. No acallemos esta voz de las bestias y de las aves, de los reptiles y de los peces (capítulo 12, versículos 7 y 8), sino escuchémosla con respeto.

«Pregunta a las bestias y te instruirán, a las aves del cielo y te informarán; habla con los reptiles y te enseñarán, te lo contarán los peces del mar. ¿Quién de todos ellos no sabe que la mano del Señor lo hizo todo? Él retiene la vida de los seres, el aliento de todo ser humano».

Job capítulo 12, versículos del 7 al 10

Job y su pobre situación de hombre destrozado, despojado de todas sus pertenencias, de su salud y de casi todas sus relaciones, refleja en muchos aspectos la posición de los afectados por la COVID 19 y sus impactos. Sus tres amigos, a los que se une más tarde Elihú (capítulo 32, versículo 2), no son capaces de darle ni ánimo ni consuelo. Su sentimiento de abandono abarca incluso a Dios.

Al final del relato, será Dios mismo quien le hable en medio de la tormenta (capítulo 38, versículo 1), para abrirle la vista a las cosas que sobrepasan su entendimiento. Junto con Job, se solicita al lector del libro que levante la cabeza y contemple la sabiduría y el poder de Dios en el universo.

Sin embargo, es el propio Job, en una de sus primeras respuestas a sus amigos, quien se refiere a la lección de la naturaleza (capítulo 12, versículo 7). Todavía no tiene la visión que le dio más tarde el propio Dios, pero percibe la enseñanza escrita en la creación.

Ante la situación actual, que en muchos aspectos supera nuestra comprensión, podemos seguir la sugerencia de Job: abrir el libro de la sabiduría inscrito en la naturaleza que nos rodea. Nuestra vida está, en efecto, en manos de Dios (capítulo 12, versículo 10), no somos los dueños de nuestra vida. En nuestra lucha contra muchas dificultades, la voz de la naturaleza nos convence de que podemos caminar adelante confiados porque estamos en las buenas manos de Dios. No acallemos esta voz de las bestias y de las aves, de los reptiles y de los peces (capítulo 12, versículos 7 y 8), sino escuchémosla con respeto.

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