1D2 3.0 Javier Ibáñez Estela

En los últimos tiempos, hemos visto como todo lo que teníamos como habitual iba cambiando, lo normal antes, era dar dos besos a un familiar, abrazar a un amigo o dar la mano como acción de saludo o despedida.

Ahora todo ha cambiado y muchas veces, cuando ves a un amigo que hacía tiempo que no habías visto, tu duda está en si le das un abrazo o no, tu cabeza empieza a dudar cual es el procedimiento que tienes que seguir.

También nos hemos acostumbrado a llevar mascarilla, nos la ponemos cuando entramos en un local cerrado o simplemente cuando vemos a muchas personas en un mismo lugar.

Costumbres que nos van acompañando en el día a día, todas estas formas de relacionarnos entre sí, podríamos decir que son nuevas, aunque hay otras que nos acompañan desde que el ser humano existe.

El odio, la violencia, el humor, el amor, todas existen desde que tenemos uso de razón, hay muchísimas más, pero hoy de la que queremos hablar es la conocida como psicosis colectiva.

Hoy en 1D2. 3.0, queremos que vosotros nos comentéis que pensáis del tema, si lo habéis sufrido o sencillamente lo habéis podido ver, también preguntaremos a nuestros colaboradores sobre el tema, que piensan, como lo han vivido o simplemente si entienden el porqué de tanto estrés.

La desinformación

Volver a empezar

Aún recuerdo cuando hace años paseaba por el Raval de Barcelona. Sus gentes, sus comercios, el ambiente que se respiraba me transmitían un sinfín de sensaciones. Entonces me llamó la atención una chica que llevaba una pancarta con la que te invitaba a darle un fuerte abrazo. La gran mayoría de personas pasaban por su lado sin prestarle ninguna atención. De vez en cuando algún turista se paraba y al final la abrazaban. Pero no nos engañemos: lo hacían por el simple hecho de hacer la gracia y algún que otro para echarse una foto con ella. Si he de ser sincero, durante todo el tiempo que la estuve mirando, tan solo hubo una mujer de avanzada edad que le dio un fuerte abrazo. Me llamó la atención sus ojos, tristes y brillantes a la vez.
Ahora desde el confinamiento, me doy cuenta de lo que ese abrazo significaba. No hay ni un solo día que no me arrepienta el no haber sabido aprovechar tan mágico momento.
Solo espero poder ir a Barcelona y buscar el abrazo que perdí. Espero volverla a encontrar. Sé que no será fácil y también sé que aún tendré que esperar unos días, pero pienso que lo que más he aprendido durante todo este tiempo es el valor de poder volver a abrazar.

Cuando uno llega al final, es el momento adecuado para echar la vista atrás. Al haber un final significa que ha habido un principio, y en dicho inicio se encontraban las dudas de si todo lo preparado llegaría a funcionar.

1D2 es un programa vivo, en constante evolución, en el que los oyentes sois la fuente de alimentación. Sin todos vosotros no sería posible.

Hoy llegamos al último programa de la temporada; 16 ediciones, o lo que es lo mismo: 32 horas de radio son las que hemos estado con vosotros desde el pasado 3 de febrero.

No hace falta decir que cada día hemos ido creciendo con más oyentes, o como a mí me gusta decir: en 1D2 cada día somos más en la familia.

Hoy solo me queda decir que el programa lo hemos preparado con mucho cariño, ya que sabemos que hasta el día que volvamos aún quedan unos cuantos meses. Por eso cada palabra, risa o música que consigamos hoy será un hasta luego y no un adiós.

Hay momentos en los que no pienso en nada, en los que mi mente se da un pequeño descanso. A veces, cuando el silencio se apodera de la estancia -y digo a veces porque no siempre sucede- una pequeña melodía rompe el silencio y me lleva a momentos vividos tiempos atrás.

La música nos acompaña durante toda nuestra vida, tiene el poder de hacernos recuperar un pequeño fragmento de un momento vivido.

Eran las fiestas del pueblo, yo hacía días que no dejaba de observarla. Me armé de valor y me acerqué a ella. Le pedí de bailar y ella me dijo que sí. En ese preciso instante Corazón mágico de Dyango paso a ser nuestra canción.

Historias como esta no tendrían sentido sin una banda sonora, aunque si preguntamos a muchos de vosotros que canción es vuestra preferida, seguramente más de uno me diréis que no hay una canción, sino más bien muchas.

Yo no pienso lo mismo: nos pueden gustar muchas, cada una nos marcan una época, un momento, un sentimiento; incluso hay canciones que nos dan un rechazo, pero, si profundizamos en nuestra memoria y empezamos a eliminar canciones, sin duda alguna, yo pienso que al final, escondida en nuestra mente, al final llegaremos a encontrar la canción de nuestra vida.