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En este podcast encontrarás una forma práctica y sencilla de acercarte a Dios. Escucha y comparte a aquellos que lo necesiten.

Un Minuto Con Dios - Dr. Rolando D. Aguirre Rolando D. Aguirre

    • Religion & Spirituality

En este podcast encontrarás una forma práctica y sencilla de acercarte a Dios. Escucha y comparte a aquellos que lo necesiten.

    Hablar Con La Cabeza Vacía

    Hablar Con La Cabeza Vacía

    Recuerdo la lección que mi madre solía enseñarme cuando era pequeño: "Es de mala educación hablar con la boca llena". Ahora, como padre, transmito ese mismo consejo a mis hijos. Sin embargo, recientemente escuché una variante que resonó profundamente: "Es mala educación hablar con la boca llena, pero es una gran falta de sabiduría hablar con la cabeza vacía". Esta afirmación encapsula una verdad poderosa. En este sentido, preferiría que las personas hablaran con la boca llena, pero colmadas de sabiduría, ya que hay quienes simplemente hablan por hablar, olvidando la importancia de pensar antes de hablar.

    Nos recuerda el antiguo adagio que dice: "Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla". Este principio fundamental para la vida es algo que el filósofo Sócrates también enfatizaba cuando dijo: "Habla para que yo te conozca". Es decir, nuestras palabras revelan mucho sobre quiénes somos realmente. Este concepto está arraigado en nuestra propia anatomía, ya que Dios nos dotó con dos ojos, dos orejas y solo una lengua, instándonos a escuchar y observar con atención antes de hablar. La habilidad para comunicarnos efectivamente implica, en primer lugar, saber escuchar. Hablar con la cabeza vacía refleja la facilidad de enfocarnos en los demás en lugar de en nosotros mismos, lo cual es una tarea mucho más ardua. En última instancia, la sabiduría radica en conocernos a nosotros mismos.

    La Biblia dice en Proverbios 4: 20-21, “20 Hijo mío, presta atención a lo que te digo. Escucha atentamente mis palabras. 21 No las pierdas de vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu corazón” (NTV).

    • 2 min
    La Bendición Que Se Aproxima

    La Bendición Que Se Aproxima

    "Si pudieras ver la magnitud de la bendición que se avecina, comprenderías la intensidad de la batalla que enfrentas en este momento”. Todos estamos inmersos en batallas diarias: algunas son físicas, otras relacionales, algunas financieras o emocionales y a menudo nos enfrentamos a luchas espirituales. Pero aquí está la verdad sobre estas batallas: “son pruebas diseñadas para fortalecernos, no para destruirnos”. Nos enseñan las lecciones más profundas de la vida, a veces cosechamos ganancias y otras veces enfrentamos pérdidas, pero en nuestro viaje de fe, cada batalla es una oportunidad para crecer espiritualmente.

    A veces, la batalla más desafiante que enfrentamos cada día es la que libramos contra nosotros mismos. Estas batallas persisten si aún no hemos aprendido lo necesario. Sin embargo, es importante recordar que ninguna batalla es eterna; cada una tiene su tiempo y su propósito.

    El historiador Thomas Carlyle capturó esto perfectamente al afirmar: “El hombre está destinado a luchar, y se le describe mejor como un guerrero por naturaleza; su vida, desde el principio hasta el final, no es más que una batalla”. Pero debemos recordar que nuestras batallas no definen nuestra identidad ni determinan nuestro destino, porque nuestra verdadera identidad se encuentra en ser hijos de Dios. Entonces, ¿cómo estás enfrentando tus batallas? La Biblia dice en Josué 1:9, “¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas” (NTV).

    • 2 min
    Sacrificios Que No Se Valoran

    Sacrificios Que No Se Valoran

    "Los sacrificios que pasan desapercibidos para otros son valorados por Dios. En lugar de solo pedir, actúa. Sacrifícate sin esperar reconocimiento ni recompensa, porque sin sacrificio, no hay victoria. Cada sacrificio es un acto de honor. Como alguien dijo: 'No se puede alcanzar el paraíso sin sacrificios'. Esto fue evidente en el ejemplo del Señor Jesús en la cruz, cuando le dijo al malhechor: 'Si crees, estarás conmigo en el paraíso'. Anteriormente, había enseñado que para aquel que cree, todo le es posible.

    Jesús, más que nadie, conoce y valora todos tus sacrificios, incluso aquellos que el mundo ignora. Él aprecia tus esfuerzos, porque lo bueno viene a través del esfuerzo. Las personas no fracasan porque sus metas son demasiado altas, sino porque son demasiado bajas y evitan el sacrificio. Jesús no estableció estándares bajos; dio todo de sí mismo. ¿Estamos dispuestos a hacer lo mismo?

    No te desanimes; tu bendición proviene de Dios. Cada día esfuérzate por depositar todas tus cargas en Cristo Jesús. Aprendamos de Su ejemplo, que nos enseña que si no hemos dado todo, en realidad, no hemos dado nada.
    La Biblia dice en Tito 2:14, “Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien” (NTV).

    • 1 min
    Un Camino Seguro

    Un Camino Seguro

    ¿Quién no ha enfrentado momentos difíciles en la vida? Creo que todos los hemos experimentado. Recuerda esto: "En los momentos de mayor dificultad, Dios siempre nos muestra el camino más seguro". En este viaje llamado vida nos encontramos con una multitud de senderos, a los que podríamos llamar "opciones". Estos senderos son como los caminos durante el otoño: “tan pronto como se barren, vuelven a cubrirse de hojas secas”. De manera similar, nuestras opciones a menudo están ocultas bajo las hojas secas de las distracciones, impidiéndonos ver el camino claro que debemos tomar.

    ¿Qué podemos hacer para elegir el camino correcto? En primer lugar, buscar la orientación adecuada, y esto solo se encuentra en la Palabra de Dios. En segundo lugar, debemos recurrir al Guía cuando nos sentimos perdidos, y ese Guía es el Espíritu Santo. En tercer lugar, no debemos emprender el camino solos en la oscuridad; la compañía de un discípulo o hermano en la fe es crucial. Cuarto, no debemos abandonar el camino; la perseverancia y la constancia son clave. Finalmente, recuerda que Dios está presente al inicio del camino, te acompaña durante todo el trayecto y te espera al final. Es importante recordar que poca gente puede prever hacia dónde los llevará el camino antes de llegar al final, y es por eso por lo que se necesita de la fe en cada paso. La Biblia dice en el Salmo 119:105, “Tu palabra es una lámpara que guía mis pies y una luz para mi camino” (NTV).

    • 1 min
    El Éxito

    El Éxito

    “El verdadero éxito no se limita a mejorar nuestra propia vida, sino que también impacta positivamente en la vida de quienes nos rodean”. Desde la perspectiva de Dios, el éxito no se define por una fórmula secreta, sino por la capacidad de reconocer nuestros errores, el fruto de la preparación, el resultado del trabajo arduo y la perseverancia.

    Hay una verdad en la frase: “Para alcanzar lo que la mayoría no logra, debes hacer lo que la mayoría no hace”. El éxito se manifiesta cuando dejamos de lado las excusas. En la fe, el verdadero éxito radica en confiar en Dios, caminar junto a otros y ayudarles a brillar incluso en los lugares más oscuros. Aquí, la disciplina se convierte en el vínculo entre nuestras metas y nuestros logros, mientras que la fe nos da la fuerza para ver lo que aún no ha sucedido como una realidad. Por lo tanto, el éxito no se mide simplemente por lo que conseguimos, sino por los obstáculos que superamos, ya que el fracaso desanima a los perdedores pero inspira a los ganadores.
    En el caminar de la fe, el éxito se fundamenta en el amor a Dios y al prójimo. Este es el verdadero barómetro del éxito según la perspectiva de la fe.” La Biblia dice en Marcos 12:30-31, “30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. 31 El segundo es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Ningún otro mandamiento es más importante que estos”, (NTV).

    • 1 min
    Dignificados Por Cristo

    Dignificados Por Cristo

    “Dios no buscó personas dignas de seguirlo, Él dignificó a los que lo siguieron”. Esta frase resuena profundamente, ¿no es así? ¿Cuántas veces nos hemos sentido indignos? La dignidad personal implica reconocer que merecemos lo mejor, pero como seres humanos, a menudo nos sentimos inadecuados para ello. Nuestro comportamiento y acciones a veces nos hacen sentir que no somos merecedores, lo que nos lleva a retirarnos, desanimarnos y frustrarnos.

    Se dice que el amor tiene un límite llamado “dignidad”. Pero el amor de Dios no conoce límites. Nos ama con un amor eterno, inagotable e inmenso. Nos ha hecho dignos incluso cuando éramos indignos.

    Jesús dignificó a aquellos que la sociedad había marginado. Limpió al leproso y lo reintegró, levantó a la viuda abandonada, brindó una nueva oportunidad al paralítico, sanó a la mujer con flujo de sangre, perdonó a Zaqueo el recaudador de impuestos, liberó al endemoniado, devolvió la vista al ciego de nacimiento, conversó con la mujer samaritana y no condenó a la adúltera. Dignificó a sus discípulos al darles un nuevo propósito y misión, y lo mismo puede hacer contigo. La pregunta es: ¿le estás siguiendo?La Biblia dice en el Salmo 23:6, “Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor viviré por siempre”, (NTV).

    • 1 min

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