Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios IBR Labranza de Dios - Plantación Suba

Para muchos este pasaje contiene dos versos muy problemáticos para la ortodoxia de la iglesia, pero más que los versos, el problema no está en la Palabra de Dios que es útil para enseñar y capacitar a los hijos de Dios para toda buena obra, sino en aquellos que no se someten a la voluntad revelada de Dios únicamente y añaden o quitan a su revelación, 2 Pedro 3:15-16

como en los versos anteriores, esta sección del final del evangelio de Marcos, conocida como la gran comisión, tiene sus respectivos paralelos en los otros tres relatos evangélicos, Mateo, Lucas y Juan. Marcos presenta un maravilloso resumen de las apariciones del Señor Jesús y la gran comisión

Iniciamos la parte del último capítulo de Marcos que por muchos ha sido cuestionada y la llaman el final largo, puesto que en algunos de los manuscritos más antiguos no aparece, lo cual no es necesariamente una evidencia que la copia autógrafa no lo tenía. Gran cantidad de los manuscritos que conforman lo que se conoce como texto mayoritario si lo contienen, textos base de la unidad conocida como texto recibido del cual nuestra traducción Reina Valera está basada

Marcos está a punto de concluir su relato del evangelio, llegando al clímax de la buena nueva que ha venido proclamando desde el principio, la razón de ser se su proclamación, la seguridad para sus oyentes de la fe que han abrazado, la razón por la cual la iglesia de Cristo se ha mantenido y se mantendrá hasta el fin, y es que ese Jesús, el Hijo de Dios, Cristo el crucificado, ha resucitado

El evangelio de Marcos inicia diciendo: “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”, y el asombrado centurión que estuvo frente a la cruz donde Jesús murió al ver que había entregado su espíritu al Padre dijo: “verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”

Con gran asombro del mismo Marcos, y manifestando el asombro de las personas que presenciaron la cruel condena del Señor Jesús, el evangelista nos da detalles de la crucifixión y muerte de nuestro Señor