26 episodios

Estas historias se escriben solas, empiezan con una frase y sigue todo desde ahí. A veces la historia empieza y me quedo esperando meses a ver cómo se va a mostrar. A veces se escribe solita de principio a fin.

Escucho a alguien decir algo, leo algo en facebook y se que el principio llego. Ese principio nos puede llevar en muchas direcciones, depende si lo puedo escribir en ese momento o cuando lo escribo.

Ese principio a veces solo llega con palabras a veces llega la imagen entera de lo que va a tratar.

Unas se escriben fácilmente otras batallan por nacer. Yo espero y estoy atenta a la siguiente señal. Alguien en algún aeropuerto dice algo que despierta la historia. Una conversación casual. Varios alumnos que me dicen lo mismo como: bese a mi mejor amigo y no se que va a pasar....y se que la historia me va a contar cuál es una de las posibilidades.

Veo a una madre jugando con su bebé y esa interacción me dice cuál es el siguiente paso.

Soy como un detective buscando pistas para mis historias. O las historias me van dando pistas para que las encuentre y las capture y las saque a la luz.

A veces me despiertan e insisten en nacer con tanto apuro que creo que no voy a poder escribirlas tan rápidamente como quisieran.

Mis historias se escriben solas. Me siento afortunada me que me encuentran a mi.

Historias con Berenice Berenice Lara, Berenice Lara Laursen

    • Arte
    • 5.0 • 1 calificación

Estas historias se escriben solas, empiezan con una frase y sigue todo desde ahí. A veces la historia empieza y me quedo esperando meses a ver cómo se va a mostrar. A veces se escribe solita de principio a fin.

Escucho a alguien decir algo, leo algo en facebook y se que el principio llego. Ese principio nos puede llevar en muchas direcciones, depende si lo puedo escribir en ese momento o cuando lo escribo.

Ese principio a veces solo llega con palabras a veces llega la imagen entera de lo que va a tratar.

Unas se escriben fácilmente otras batallan por nacer. Yo espero y estoy atenta a la siguiente señal. Alguien en algún aeropuerto dice algo que despierta la historia. Una conversación casual. Varios alumnos que me dicen lo mismo como: bese a mi mejor amigo y no se que va a pasar....y se que la historia me va a contar cuál es una de las posibilidades.

Veo a una madre jugando con su bebé y esa interacción me dice cuál es el siguiente paso.

Soy como un detective buscando pistas para mis historias. O las historias me van dando pistas para que las encuentre y las capture y las saque a la luz.

A veces me despiertan e insisten en nacer con tanto apuro que creo que no voy a poder escribirlas tan rápidamente como quisieran.

Mis historias se escriben solas. Me siento afortunada me que me encuentran a mi.

    Estamos aquí encerrados

    Estamos aquí encerrados

    Estamos aquí encerrados, confinados y es imposible escapar quienes somos y en lo que nos hemos
    convertido.
     
    ¿En qué nos hemos convertido, mi amor?
     
    Todo esto empezó tan bien.
     
    Tú y yo confinados. De los pocos privilegiados con ahorros y salarios. Vimos esto como unas
    vacaciones pagadas que podríamos compartir y crecer.
     
    Empezamos creando planes, limpiaremos, cambiaríamos nuestro hogar y nuestras vidas.
     
    Planeamos menús, hicimos las compras. Teníamos tantas series que ver tantos cursos que tomar,
    tantos libros que disfrutar.
     
    ¿En qué nos estamos convirtiendo? ¿Dónde es que dejamos nuestro amor? ¿Dónde está la
    complicidad de los primeros días?
     
    Tal vez debería hacer preguntas más básicas ¿Dónde quedó tu cepillo de dientes? ¿Cuándo te
    volverás a afeitar?
     
    ¿Quieres venir a ver nuestro álbum de fotos de nuestro viaje a Vietnam? ¿Quieres que veamos la
    tercera temporada de ese programa que tanto nos divirtió la segunda semana de nuestro encierro?
     
    ¿Tan siquiera te vas a dignar a voltearme a ver?
     
    ¿En qué nos estamos convirtiendo? ¿Qué, perdón? No, no te odio.
     
    Perdón es que este encierro nos está afectando de formas diferentes. Yo me siento más viva que
    nunca. No dejo de aprender y crecer. Hay tanto que hacer.
     
    Tú te rendiste. Dejaste de vivir. Has puesto tu vida en pausa y ya no sé qué hacer.
     
    No te odio. No tengo porqué. 
     
    Creo que este encierro está afectandonos de diferentes maneras. Mi amor se está disolviendo ante
    mis ojos. 
     
    Mi mirada no es de odio, en algún momento fue de alarma, después de desesperación, ahora es algo
    peor que todo esto. Esta mirada es de indiferencia. Tu perdiste el respeto por ti y ahora lo estoy
    perdiendo yo. Ya no siento necesidad de despertarte, inspirarte, ni siquiera de hablarte.
     
    El hombre con el que empecé esta aventura se rindió y no sé ni porqué. El hombre que sale en las
    fotos que amaba viajar se echó a descansar un día y dejó de soñar. El hombre que yo amaba le puso
    pausa a su vida y dejó de vivir.
     
    No sé qué es lo que nos espera afuera cuando todo esto termine, pero sé que yo no dejaré de vivir
    mientras que tenga aliento. Nunca dejaré de soñar. Yo no me voy a rendir. Lo que hagas tú con tu
    vida ya no lo necesito saber.

    • 3 min
    Todo lo que puede cambiar en una semana

    Todo lo que puede cambiar en una semana

    Todo lo que puede cambiar en una semana. Lo que se suponía que sería una semana de
    vacaciones para ver a nuestros hijos se ha convertido en meses juntos en esta prisión.
    Venías a quedarte por una semana para ver a nuestros hijos. Una semana de vacaciones
    para ti y para mi. Esto me daría libertad y apoyo y a ti te daría una oportunidad de salir de
    tu rutina y visitar este país donde ahora radicamos y a ver a los hijos que tanto dices
    querer ver.
    Ya habías comprado los billetes de avión cuando empezaron las noticias del Coronavirus.
    Estaba pasando en un país lejano, en otro continente. Nosotros nos creíamos invencibles.
    Todo era una manipulación de los noticieros. Estaban todos exagerando. Obvió en
    nuestros países esto no ocurriría. Teníamos por qué creer lo que escuchábamos.
    Se acercaba la fecha de tu visita y ya se reportaban casos en países cercanos, nuestros
    líderes decían que nosotros no estábamos afectados. Que era como cualquier catarro. Que
    no paráramos de salir ni abrazar a nuestra gente. Quisimos creer eso. No conocíamos a
    nadie que conociera a nadie con la enfermedad.
    Unos días antes de partir ya estaban cerrando algunas fronteras cercanas, pero nuestros
    aeropuertos seguían abiertos. No pasa nada decían nuestros líderes.
    El viaje estaba planeado. La inversión había sido grande y no tenías seguro de viaje. No
    podías perder todo ese dinero. Vente, te dije, solo es por una semana.
    Los rumores de que todo estaba peor de lo que decían las noticias ya estaban por todas
    partes. Gentes que si conocíamos estaba en sus casas sintiéndose mal y con fiebre. No era
    Coronavirus decían los expertos. Vayan al entierro. Abracen a su gente, salgan a comprar.
    No usen cubrebocas, los cubrebocas te roban el oxígeno, este es un complot de los ricos.
    No hay nada que temer.
    Muchas empresas se habían cerrado a pesar de que el gobierno estaba en contra. Muchas
    familias ya llevaban semanas aisladas. Es una gran inversión, son meses de planearlo, solo
    será una semana. Vente, vente te dije. Solo es una semana me dije. Necesito su apoyo.
    Los niños extrañan a su padre. Por fin quiere apoyar, que apoye. Yo necesito un respiro.
    Yo necesito escapar un poco.
    Llegaste y tomamos algunas medidas sanitarias, más por complacer a los demás que por
    convicción. Pero no había tiempo de aislamiento, solo teníamos una semana. Los niños
    felices y confundidos de ver a ese hombre que se decía su papá. Un hombre al que
    añoraban, pero no recordaban bien.
    Yo si recordaba claramente todo lo que me hizo salir huyendo lo más lejos posible de él.
    Pero también recordaba los hermosos momentos que me hicieron volver a creer en él una
    y otra vez.

    Él llegó fresco, lleno de buenas intenciones y seguramente dispuesto a conquistarnos para
    escapar la vida que había creado.
    Los primeros días fueron hermosos, muchas risas, ganas de volvernos a conocer. Los
    niños se fueron relajando, abriendo, confiando. Era solo una semana.
    Y si hubiera sido solo una semana hasta lo hubiéramos extrañado y hubiéramos añorado
    su regreso.
    Es sorprendente todo lo que puede cambiar en una semana.
    Su hermana falleció de Coronavirus, el olvido mencionar que estaba grave antes de que él
    partiera. Ellos habían estado juntos poco antes de que él la llevara al hospital.
    ¿Por qué no me dijiste? ¿Porque nos pusiste a todos en peligro?
    Era una gran inversión de tiempo y dinero, no podía dejarla ir.
    ¿Cómo podía yo mandarlo de regreso a su casa en un avión lleno de gente?
    Salte de mi casa y no vuelvas, es lo que debí de haber dicho, pero no tenía ni con qué
    caerse muerto.
    Había invertido todo en los regalos y en ese esfuerzo de conquistarnos.
    Ya es demasiado tarde me dije, si ya nos infectamos, ya es demasiado tarde. Son unos
    pocos días y se va.
    ¿Cómo podía yo mandarlo de regreso a su casa en un avión lleno de gente?
    Probablemente no está infectado, es mejor que se vaya. No lo quiero aquí. Es tan típico
    de él, solo pensar en

    • 6 min
    Estoy pensando en ti

    Estoy pensando en ti

    Estoy pensando en ti es lo que la pandemia está causando por todas partes. Un ex más que me escribe.
    Yo tengo dos tipos de exes, los que pasan de amantes a amigos poco a poco sin esfuerzo y con mucha
    gratitud y con los que hay que romper y a veces hasta bloquear para que te dejen de seguir buscando.
    Yo soy muy buena para dejar atrás lo que ya no me sirve, aunque por dentro me esté rompiendo, sé que
    es mejor romper completamente que estar buscando como componer lo que dejo de funcionar.
    No es que tenga muchos exes, y pocos son los que quedan en el limbo entre los no bloqueados y los no
    amigos.
    Un “estoy pensando en ti”, en otro momento no hubiera recibido una respuesta y probablemente si él
    hubiera seguido mensajeando yo le hubiera bloqueado.
    Él me conoce bien; fue solo un mensaje y me dejó medio día congelada. Recuerdos reviviendo en mi
    mente sin que yo los quisiera o los pudiera evitar. Tenía la tentación de buscarlo en las redes para saber
    cómo estaba, que había estado haciendo todo este tiempo.
    ¿Habrán pasado tres años ya?
    ¿Qué he hecho yo en estos tres años? La verdad es que mucho y no mucho. No he salido mucho desde
    que nos dejamos de ver. No he encontrado a nadie más que me emocione como él. No es que lo
    compare con otros, es que nadie me ha emocionado tanto.
    Al mismo tiempo he tenido mucha paz para crear cosas en mi vida personal y en mi trabajo.
    Me he sentido muy tranquila y muy plena.
    Terminar con él me trajo una paz inesperada. Una paz que nunca había tenido antes.
    Estoy pensando en ti, me dijo. Fue todo. Yo no había estado pensando en él hasta que llegó su mensaje.
    Me llegó un día con poco trabajo.
    Trabajar en casa me gustaba. Estaba agradecida por ser de los que tenía trabajo y disfrutaba de estar en
    casa.
    Estaba pasando el confinamiento sola y eso me gustaba. Pero este mensaje me ha alterado ese estado
    de paz.
    Me sentía congelada, no podía pensar ni actuar. Nuestros recuerdos llovían en mi mente, uno tras otro,
    luego varios juntos venían a recordarme los meses que pasamos juntos y que probablemente fueron los
    meses más emocionantes y hermosos de mi vida.
    Horas después de su mensaje por fin me pude empezar a hacer preguntas... ¿porque habíamos
    terminado? No fue nada personal, su vida lo llevó lejos de aquí y yo no estaba dispuesta a cambiar mi
    vida tan radicalmente.
    ¿Lo había pensado desde entonces? ¿Añoraba yo lo nuestro? Seguramente si, aunque me censuraba yo
    mucho este tipo de pensamientos.

    Desde que yo lo conocí tuve mucha paz. Saber que alguien como él existía y que yo podía tener una
    relación exitosa con alguien como él me había traído mucha paz. Deje de buscar una relación. Sabía que
    el día que yo quisiera podría empezar a buscar a alguien como él.
    Empecé a evaluar mis opciones. Su “estoy pensando en ti” pesaba en mi vida a tal grado que era
    imposible de ignorar. Si, se que tal vez no debería de haberlo hecho, solo el tiempo lo dirá.
    Yo también estoy pensando en ti...Le contesto.
    Vamos a ver lo que el encierro y estas palabras traerán a nuestras vidas.

    • 4 min
    De qué me sirve la tragedia más grande de mi vida...

    De qué me sirve la tragedia más grande de mi vida...

    ¿De qué me sirve vivir la tragedia más grande de mi vida si no hay nadie
    con quién compartirla?
     
    ¿De qué me sirve estar en medio de una tragedia mundial si todas las
    personas están ocupadas en su propia tragedia?
     
    ¡Nadie que me mire! ¡Nadie que me escuche!
    ¡Nadie que sea testigo de lo que yo estoy sintiendo!
     
    Mis lágrimas, mis gritos, mi miedo, mi desesperación, no pueden ser
    compartidas, no pueden ser infectadas.
     
    Todos están infectados y no empezó por mí.
     
    ¡La tragedia más grande en mi vida es que esta tragedia mundial distrajo a
    todos menos a mí de la tragedia de mi vida!

    • 1m
    Heridas

    Heridas

    Llegamos a esta relación esperando que el otro sanara nuestras heridas sin saberlo comunicar. Llegamos
    a esta relación esperando que el otro resolviera los problemas que habíamos creado y no sabíamos
    cómo resolver. Llegamos a esta relación huyendo de nuestra vida pasada esperando que este amor o
    este apego o esta necesidad curaría todo.
    ¿No dicen que el amor y el tiempo lo cura todo?
    Y así vivimos tu y yo dándole tiempo al tiempo, viviendo una vida ocupada para ver si así dejábamos de
    sentir, para ver si así dejábamos el pasado atrás. Nunca pensábamos en el presente o el futuro más que
    para ver cómo escapábamos de lo que habíamos creado antes.
    No teníamos tiempo de hablar o pensar. Esa es una buena vida, trabaja duro, vive intensamente, habla
    de cualquier cosa para pasar el tiempo, y así te irás a la cama rendido sin tiempo para pensar.
    Este encierro nos puso cara a cara, tiempo para pensar, tiempo para hablar y hasta tiempo para
    sanar…pero ¿Cómo sanas eso que no puedes nombrar?
    ¿Te repito mi historia desesperada y triste? ¿Escuchó la tuya una vez más? Tragedias compartidas,
    corazones rotos, pobreza inesperada, padres que no nos comprendieron y mucho más que compartimos
    y nos hizo creer que por fin habíamos encontrado alguien que nos comprendía. Alguien que entendía
    nuestro martirio.
    ¡No quiero más de esto! Quiero huir, no quiero estar junto a ti, quiero huir, pero este encierro nos
    mantiene juntos, quiero huir pero me he pasado la vida huyendo. No sé si tú tienes lo que busco, pero
    yo no quiero más de esto. Es hora de cambiar, es hora de sanar, pero no sé cómo empezar.

    • 2 min
    La Luna me ayuda a no pensar en ti

    La Luna me ayuda a no pensar en ti

    La luna me ayuda a no pensar en ti en este encierro. He perdido la cuenta
    de cuántos días he estado encerrada.
     
    Me sorprende cada vez que hablo con alguien y ellos saben exactamente
    cuántos días llevan encerrados. Me hace pensar en las caricaturas donde
    enseñan un personaje en una celda marcando sus días de encierro en una
    pared.
     
    ¿Pero si estás en calabozo sin ventanas cómo sabes si ya pasó un día o
    no? Yo no estoy en un calabozo, pero mi cuerpo ya perdió la noción del
    tiempo. Duerme a deshoras, duerme de más o de menos, no lo sé. Sólo sé
    que a veces me despierto y no sé ni qué hora es ni qué día.
     
    Semanas antes del confinamiento nosotros teníamos una vida y una
    estructura. La estructura ya se venía desmoronando, pero al fin y al cabo
    era estructura.
     
    Agradezco que tome el paso de divorciarme de ti justo antes de que esto
    pasara. Ya nuestra vida juntos no era agradable para ninguno de los dos y
    esa vida no funcionaba y quería liberarme.
     
    Tú me liberaste de todo lo mío incluyendo de nuestros hijos. La verdad es
    que no logro entender que te hizo pelearlos si cuando estábamos juntos
    solo te estorbaban.
     
    No sabes lo feliz que estaba al principio cuando por fin nos dieron el
    divorcio. No me gustaba estar sin mis hijos, pero supuse que pronto te
    cansarías de castigarme a través de ellos y me los dejarías a mí.
     
    El acuerdo era que los vería cada dos semanas.
     
    Todo iba bien. Los chicos se quedaban en su casa contigo y alguien los
    cuidaba, eso hacía que no cambiaran sus rutinas. Eso me daba paz.
    Seguirian con sus amigos y en la escuela. Lo único que cambiaría es que
    yo no estaría ahí para verlos y cuidarlos. Son unos chicos con muchas
    actividades y ya están creciendo. Probablemente no me extrañarán tanto
    como yo los extraño. Y eso está bien. Mejor así, me dije.
     

    Yo tengo que empezar a vivir por mí. 
     
    Todo iba relativamente bien cuando se vino esta pandemia. Tú te quedaste
    en casa a trabajar con los chicos. Te tocaba a ti hacer tu trabajo y a ayudar
    con la educación de ellos. Todos juntos con mil cosas que hacer.
     
    Me ofrecí a ayudarte, me ofrecí ayudarlos con su escuela. Podrían pasar
    un tiempo conmigo para que tú pudieras trabajar en paz.
     
    ¡NO! fue tu respuesta. Seguías castigándome. Tal vez, si yo no hubiera
    ofrecido tú me los hubieras mandado enojado.
     
    Ahora están todos encerrados y nadie se aguanta. Ellos están atrasándose
    en sus estudios porque tú no te interesas. Ellos están perdiendo el ánimo y
    se pelean entre sí. Tu no haces nada más que estar enojado.
     
    Y no los dejas venir a verme por "el riesgo" que puedan tener en el
    camino.
     
    Yo evito pensar en ti y en ellos, en lo que pueden estar pasando o
    pensando. No los dejas ni hablar conmigo. Los tienes castigados también.
     
    Yo evito pensar que yo me liberé, pero falle en liberarlos a ellos. Mi
    abogada era la mejor que pude encontrar. Los argumentos no le ganaron
    al dinero y al poder.
     
    ¿Cómo disfrutar de mi libertad si tú te quedaste con rehenes?
     
    Me mantienes cautiva, aunque un papel me de la libertad.
     
    Yo le cuento mi historia a la luna y ella me escucha sin juicio, ni consejos.
    Eso me ayuda a no pensar en ti.
     
    La luna me ayuda a no pensar en ti y eso te enoja. Tú quieres que siga
    enganchada sufriendo y yo sé que el que sufre eres tú. 
     
    Algo tiene que cambiar con nuestros hijos. Mientras yo siga enganchada tú
    los mantendrás a tu lado, si yo me libero de esto, las cosas pueden
    cambiar.
     

    Luna, por favor dile a mis hijos que tengan paciencia. Que tú y yo tenemos
    un plan para liberarlos. Sean pacientes mis hijos su madre no deja de
    pensarlos un momento del día y mandarles ánimo y amor.

    • 5 min

Reseñas de clientes

5.0 de 5
1 calificación

1 calificación

yasprem ,

Gracias

Hermosas historias y bellamente contadas. Es impresionante como en pocos minutos, logras transportarme a cada historia, como si pudiera mirar a través de tus ojos por unos momentos.
Gracias

Top podcasts en Arte

Top Audiolibros
Top Audiolibros
Martha Debayle en W
WRadio
Así las cosas
WRadio
Un Libro Una Hora
SER Podcast
HablemosArte
Roberta Villarreal
Club de lectura de MPF
Mis Propias Finanzas