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”Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jes‪ú‬ Meditaciones Radio Gracia y Paz

    • Cristianismo

MEDITACIÓN*”Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”* (Romanos 8:38–39) Romanos es una especie de manifiesto cristiano sobre la libertad en Cristo Jesús. Es la declaración más completa y grandiosa del evangelio que encontramos en el Nuevo Testamento. Proclama nuestra libertad de la ira de Dios que se manifiesta contra toda impiedad, de la muerte y el temor a la muerte, del sufrimiento. Romanos 8 es uno de los capítulos más conocidos de la Biblia. Después de describir los principales privilegios de los creyentes (paz con Señor, unión con Cristo, libertad de la ley y vida en el Espíritu), guiado por el Espíritu el apóstol se eleva a alturas sublimes y hace un recorrido por el propósito y plan global del Señor desde la eternidad pasada hacia la eternidad por venir. *Comienza con cinco convicciones inconmovibles* (v. 28): Dios está obrando en nuestra vida, obra para el bien de los suyos, obra en todas las cosas, y obra por el bien de aquellos que lo aman y que han sido llamados conforme a su propósito. Sabemos estas cinco cosas, escribe Pablo, aunque no siempre las entendamos. Luego presenta cinco afirmaciones innegables (vv. 29–30), en las que él despliega lo que entiende como ‘propósito’ de Dios. Se refiere a los que pertenecen a Dios por su anterior conocimiento (lo cual significa que los amó), a quienes predestinó a ser conformados a la semejanza de su Hijo, a quienes también atrajo hacia sí por medio del evangelio, a quienes justificó y, finalmente, glorificará. Debido a su certeza declara en tiempo pasado algo que sucederá en el futuro. Y concluye con cinco preguntas incontestables: ‘Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?’ (v. 31). ‘El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?’ (v. 32). ‘¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica’ (v. 33). ‘¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros’ (v. 34). ‘¿Quién nos separará del amor de Cristo?’ (v. 35). En un mundo inestable, estas certezas sobre la persona de Dios son urgentemente necesarias.

MEDITACIÓN*”Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”* (Romanos 8:38–39) Romanos es una especie de manifiesto cristiano sobre la libertad en Cristo Jesús. Es la declaración más completa y grandiosa del evangelio que encontramos en el Nuevo Testamento. Proclama nuestra libertad de la ira de Dios que se manifiesta contra toda impiedad, de la muerte y el temor a la muerte, del sufrimiento. Romanos 8 es uno de los capítulos más conocidos de la Biblia. Después de describir los principales privilegios de los creyentes (paz con Señor, unión con Cristo, libertad de la ley y vida en el Espíritu), guiado por el Espíritu el apóstol se eleva a alturas sublimes y hace un recorrido por el propósito y plan global del Señor desde la eternidad pasada hacia la eternidad por venir. *Comienza con cinco convicciones inconmovibles* (v. 28): Dios está obrando en nuestra vida, obra para el bien de los suyos, obra en todas las cosas, y obra por el bien de aquellos que lo aman y que han sido llamados conforme a su propósito. Sabemos estas cinco cosas, escribe Pablo, aunque no siempre las entendamos. Luego presenta cinco afirmaciones innegables (vv. 29–30), en las que él despliega lo que entiende como ‘propósito’ de Dios. Se refiere a los que pertenecen a Dios por su anterior conocimiento (lo cual significa que los amó), a quienes predestinó a ser conformados a la semejanza de su Hijo, a quienes también atrajo hacia sí por medio del evangelio, a quienes justificó y, finalmente, glorificará. Debido a su certeza declara en tiempo pasado algo que sucederá en el futuro. Y concluye con cinco preguntas incontestables: ‘Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?’ (v. 31). ‘El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?’ (v. 32). ‘¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica’ (v. 33). ‘¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros’ (v. 34). ‘¿Quién nos separará del amor de Cristo?’ (v. 35). En un mundo inestable, estas certezas sobre la persona de Dios son urgentemente necesarias.

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