8 min.

1 CAPITULO I EL ÓRGANO KUNDARTIGUADOR La Disolución de el yo / Audiolibro completo - por Samael Aun Weor - Narración Parsifal Flores

    • Religie en spiritualiteit

Escrito por el maestro Samael Aun Weor
Narración por Parsifal Flores Aguila

https://www.facebook.com/audiolibrosgnosticos


Han transcurrido muchísimos millones de años
evolucionando e involucionando lentamente desde la
noche aterradora del pasado y todavía el ser humano no
sabe quién es, ni de dónde es, ni hacia dónde va.
Un sopor de muchos siglos pesa sobre los antiguos
misterios y el Verbo aguarda en el fondo del arca, el
instante de ser realizado.
Tras de la tradición edénica hay desideratos cósmicos
terribles, y equivocaciones sagradas que espantan y
horrorizan. Los dioses también se equivocan.
Y hoy como ayer, estamos enfrentados ante nuestro
propio destino. Estamos ante el dilema del ser y del no
ser de la filosofía.
Mucho se ha hablado sobre la serpiente sagrada y hoy
vamos a hablar claramente sobre el órgano
Kundartiguador.
Dioses y Devas, Avataras y reyes divinos, han luchado
desde hace millones de años para acabar con las
consecuencias del órgano Kundartiguador.
Todos los esfuerzos de los profetas, Avataras y dioses
para acabar con el desastroso resultado del órgano
Kundartiguador han resultado inútiles.
Es necesario saber que el órgano Kundartiguador es el
fuego desarrollado negativamente; la serpiente bajando,
precipitándose desde el coxis, hasta los infiernos
atómicos del hombre.
El órgano Kundartiguador es la horrorosa cola de Satán
en el cuerpo de deseos de ese animal intelectual,
falsamente llamado hombre.
Lo que más duele, lo que más lastima al alma en esto es
saber que algunos individuos sagrados le dieron a la
humanidad el órgano Kundartiguador.
Dicen las viejas tradiciones que durante la época
lemúrica vinieron a la tierra ciertos individuos sagrados
en una astronave cósmica.
Esos individuos formaban una altísima comisión
sagrada encargada de estudiar los problemas evolutivos
e involutivos de la tierra y de la humanidad.
El arcángel Sakaki y el principal archifísico-químicocomún universal ángel Loisos, eran los dos individuos
principales de esta santa comisión divina.
Detrás de todo el drama del edén, está la sagrada
comisión de seres inefables. Ellos vinieron con cuerpo
de carne y hueso y su nave aterrizó en la Lemuria, por
aquella antigua edad comenzaba el instinto humano a
desarrollarse en razón objetiva.
La altísima comisión pudo evidenciar hasta la saciedad
que el hombre edénico ya empezaba a sospechar el
motivo por el cual fue creado.
La raza Lemúrica empezaba a adivinar los motivos de
su existencia, mísera existencia, motivos mecánicos.
Cada ser humano es una maquinita que capta y
transforma energías cósmicas que luego adapta
inconscientemente a las capas inferiores de la tierra.
Eso... maquinitas humanas... y nada más. ¿Qué sería del
mundo sin ésas maquinitas?
El mundo sin ese sello, sin esa fisonomía que le da la
humanidad, es algo sin motivo y lo que no tiene motivo
deja de existir.
La humanidad en su conjunto es un órgano de la
naturaleza, un órgano que recoge y asimila energías
cósmicas, necesarias para la marcha del organismo
planetario. Desgraciadamente no es muy agradable ser
máquina y eso es el llamado hombre... eso... sí, eso y
nada más.
Cuando algún rebelde se levanta en armas contra la
naturaleza, cuando quiere dejar de ser máquina, los
tenebrosos poderes lo combaten a muerte y raros son
aquellos humanos capaces de combatir a los tenebrosos,
a la naturaleza, al cosmos, etc. Y por lo común esos
rebeldes capitulan.
Muchos son los llamados y pocos los escogidos, solo
unos pocos logran...

Escrito por el maestro Samael Aun Weor
Narración por Parsifal Flores Aguila

https://www.facebook.com/audiolibrosgnosticos


Han transcurrido muchísimos millones de años
evolucionando e involucionando lentamente desde la
noche aterradora del pasado y todavía el ser humano no
sabe quién es, ni de dónde es, ni hacia dónde va.
Un sopor de muchos siglos pesa sobre los antiguos
misterios y el Verbo aguarda en el fondo del arca, el
instante de ser realizado.
Tras de la tradición edénica hay desideratos cósmicos
terribles, y equivocaciones sagradas que espantan y
horrorizan. Los dioses también se equivocan.
Y hoy como ayer, estamos enfrentados ante nuestro
propio destino. Estamos ante el dilema del ser y del no
ser de la filosofía.
Mucho se ha hablado sobre la serpiente sagrada y hoy
vamos a hablar claramente sobre el órgano
Kundartiguador.
Dioses y Devas, Avataras y reyes divinos, han luchado
desde hace millones de años para acabar con las
consecuencias del órgano Kundartiguador.
Todos los esfuerzos de los profetas, Avataras y dioses
para acabar con el desastroso resultado del órgano
Kundartiguador han resultado inútiles.
Es necesario saber que el órgano Kundartiguador es el
fuego desarrollado negativamente; la serpiente bajando,
precipitándose desde el coxis, hasta los infiernos
atómicos del hombre.
El órgano Kundartiguador es la horrorosa cola de Satán
en el cuerpo de deseos de ese animal intelectual,
falsamente llamado hombre.
Lo que más duele, lo que más lastima al alma en esto es
saber que algunos individuos sagrados le dieron a la
humanidad el órgano Kundartiguador.
Dicen las viejas tradiciones que durante la época
lemúrica vinieron a la tierra ciertos individuos sagrados
en una astronave cósmica.
Esos individuos formaban una altísima comisión
sagrada encargada de estudiar los problemas evolutivos
e involutivos de la tierra y de la humanidad.
El arcángel Sakaki y el principal archifísico-químicocomún universal ángel Loisos, eran los dos individuos
principales de esta santa comisión divina.
Detrás de todo el drama del edén, está la sagrada
comisión de seres inefables. Ellos vinieron con cuerpo
de carne y hueso y su nave aterrizó en la Lemuria, por
aquella antigua edad comenzaba el instinto humano a
desarrollarse en razón objetiva.
La altísima comisión pudo evidenciar hasta la saciedad
que el hombre edénico ya empezaba a sospechar el
motivo por el cual fue creado.
La raza Lemúrica empezaba a adivinar los motivos de
su existencia, mísera existencia, motivos mecánicos.
Cada ser humano es una maquinita que capta y
transforma energías cósmicas que luego adapta
inconscientemente a las capas inferiores de la tierra.
Eso... maquinitas humanas... y nada más. ¿Qué sería del
mundo sin ésas maquinitas?
El mundo sin ese sello, sin esa fisonomía que le da la
humanidad, es algo sin motivo y lo que no tiene motivo
deja de existir.
La humanidad en su conjunto es un órgano de la
naturaleza, un órgano que recoge y asimila energías
cósmicas, necesarias para la marcha del organismo
planetario. Desgraciadamente no es muy agradable ser
máquina y eso es el llamado hombre... eso... sí, eso y
nada más.
Cuando algún rebelde se levanta en armas contra la
naturaleza, cuando quiere dejar de ser máquina, los
tenebrosos poderes lo combaten a muerte y raros son
aquellos humanos capaces de combatir a los tenebrosos,
a la naturaleza, al cosmos, etc. Y por lo común esos
rebeldes capitulan.
Muchos son los llamados y pocos los escogidos, solo
unos pocos logran...

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