31 min.

Episodio 6. Legado. El paisaje de la voz Copla viva. Un podcast cantado con caja.

    • Muziekinterviews

“Por esos días me había animado a preguntarle a mi abuela por qué ella no sabía cantar vidalas. Mi abuela, con toda su ternura, tomó ese desconcierto mío y con un suspiro como preludio comenzó a contar una historia”. Nadia Larcher comparte un testimonio que baja con sus ancestras, desde las montañas de Catamarca. Nadia es cantora y compositora, pero su arte busca emancipar la música de los escenarios. “Ha sido una historia muy dura para mis abuelas, para las mujeres, porque la montaña es muy peligrosa para las pastoras y sé que hubo mucha violencia machista”, relata. “Toda mi infancia fue entre el campo y la ciudad (..) pero nuestra historia fue otra, tuvimos otras herramientas”. Las formas más ancestrales del canto y las preocupaciones más actuales se encuentran en un relato que rápidamente se constituye en atmósfera. Una atmósfera en la que todas las personas están invitadas a cantar, en la que la copla es presente y futuro. Nadia cree -más bien, está segura- que la copla está más viva que nunca. Ella se corre de la preocupación por la “conservación” hacia una interpelación sobre lo que realmente está en peligro. “Respeto y estoy atenta a la fragilidad, pero sin arrinconar a la copla a un destino de desaparición. ¿Qué es lo que está muerto?, ¿qué es lo que se está perdiendo? ¿no seremos nosotres, la humanidad? ¿No será que las aguas y los bosques, las montañas a donde vamos a cantar es lo que tenemos que cuidar?”. Es un grito colectivo lo que la ha encontrado para hacer del canto un estado. “No es sólo una manifestación cultural como si fuese un discurso solamente, es un estado que habla de en qué momento estamos y quiénes estamos siendo: si no estamos cantando, estamos siendo eso”.

“Por esos días me había animado a preguntarle a mi abuela por qué ella no sabía cantar vidalas. Mi abuela, con toda su ternura, tomó ese desconcierto mío y con un suspiro como preludio comenzó a contar una historia”. Nadia Larcher comparte un testimonio que baja con sus ancestras, desde las montañas de Catamarca. Nadia es cantora y compositora, pero su arte busca emancipar la música de los escenarios. “Ha sido una historia muy dura para mis abuelas, para las mujeres, porque la montaña es muy peligrosa para las pastoras y sé que hubo mucha violencia machista”, relata. “Toda mi infancia fue entre el campo y la ciudad (..) pero nuestra historia fue otra, tuvimos otras herramientas”. Las formas más ancestrales del canto y las preocupaciones más actuales se encuentran en un relato que rápidamente se constituye en atmósfera. Una atmósfera en la que todas las personas están invitadas a cantar, en la que la copla es presente y futuro. Nadia cree -más bien, está segura- que la copla está más viva que nunca. Ella se corre de la preocupación por la “conservación” hacia una interpelación sobre lo que realmente está en peligro. “Respeto y estoy atenta a la fragilidad, pero sin arrinconar a la copla a un destino de desaparición. ¿Qué es lo que está muerto?, ¿qué es lo que se está perdiendo? ¿no seremos nosotres, la humanidad? ¿No será que las aguas y los bosques, las montañas a donde vamos a cantar es lo que tenemos que cuidar?”. Es un grito colectivo lo que la ha encontrado para hacer del canto un estado. “No es sólo una manifestación cultural como si fuese un discurso solamente, es un estado que habla de en qué momento estamos y quiénes estamos siendo: si no estamos cantando, estamos siendo eso”.

31 min.