Escuela Bíblica Luis de Miguel

Adorar a Dios es la actividad más noble, elevada e importante que el ser humano puede realizar. Hemos sido creados y salvados para ser adoradores. Ahora bien, ¿qué es la adoración? ¿qué relación tiene con la música? ¿cómo debemos adorar?...
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El Padre busca adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. ¿Qué quiere decir esto? ¿Qué debemos tener en cuenta para poder ofrecer a Dios una adoración que sea de su agrado?
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Cuando un padre se acercó a Jesús para pedir la sanidad de su hijo, el Señor se quejó porque veía que no estaban dispuestos a creer si no veían señales y prodigios. En nuestros días también hay muchas personas de este tipo. Ahora bien, el estudio de este pasaje nos enfrenta con la pregunta: ¿Son las señales y los prodigios una causa para la fe, o son éstas el resultado de la fe? ¿Hay que ver para creer o creer para ver?
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El Señor se acercó a un hombre que era paralítico desde hacía treinta y ocho años y le preguntó: "¿Quieres ser sano?". Tal vez nos parezca una pregunta absurda, pero nada de lo que el Señor hace lo es. De hecho, cuando reflexionamos acerca del estado espiritual del hombre, aun se ve con mayor claridad que hay muchos que a pesar de tantos fracasos en la vida, no quieren acudir a Dios en busca de una solución. Viven sin poder escapar de su dilema personal, de los problemas y el vacío de su alma, y sin embargo se niegan a ser sanados moral y espiritualmente. A pesar de que se sienten totalmente insatisfechos con su situación, prefieren resignarse como excusa para no hacer nada y así seguir viviendo de la misma manera que les causa sus problemas...
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Creemos que el Señor Jesucristo es Dios. Creemos en la Santísima Trinidad. En este pasaje del evangelio de Juan vemos que éstas no fueron afirmaciones hechas por sus discípulos, sino que el mismo Señor Jesucristo afirmó su divinidad e igualdad con el Padre. De hecho, fue por esta declaración que los judíos le acusaron de blasfemo y finalmente le llevaron a la cruz. Esto nos coloca ante una disyuntiva: o aceptamos que él es Dios, o tenemos que estar de acuerdo en que era un blasfemo... No parece que haya un término medio... ¿Usted qué piensa?
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Este pasaje nos enseña a honrar al Señor Jesucristo como el Dios todopoderoso, el Juez de vivos y muertos, el Rey soberano, y aquel que da vida a los que creen en él y los resucitará en el día postrero...
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