Relatos efímeros Erandi

En cuanto comienzan a sonar las trompetas, mi corazón da un vuelco. No se qué es, pero es algo que solo puedo describir como magnetismo hace que gire la cabeza a la derecha y lo encuentro.

Llegamos a la playa justo en los últimos momentos donde el sol se despide con los anaranjados, morados y rosas y da paso a la obscuridad, las estrellas y la luna.

La luz del sol cae directo sobre nosotros. El cielo tiene las tonalidades más bellas del día, entre rosas, morados y un ligero toque de naranjas y amarillos.

Ese extraño objeto de deseo. Aquel que sin darnos cuenta se ha vuelto imprescindible para nuestras vidas, y que, aunque su uso, o consumo, parezca cotidiano y banal, se ha vuelto parte de nuestra existencia y de nuestra esencia.

Nuestro amor era como una rosa, pero no una rosa bella, fuerte ,conectada a la tierra y a la vida. Era una rosa cortada

Quiero arruinar nuestra amistad, quiero que seamos amantes mejor, pero me asusta porque en realidad eres mi mejor amiga.