35 min

Blasco Ibáñez. Tras el velo capítulos 1 y 2 Buscadores de la verdad

    • Society & Culture

01 Blasco, un alfil del poder Bienvenidos a un programa que hablará sobre historia, concretamente sobre lo que se esconde detrás del escritor Vicente Blasco Ibañez, que por si no lo sabían fue bautizado y registrado en la Iglesia de los santos Juanes con el nombre de Vicente Antonio Juan y para ello empezaremos con una cita del libro de Milton William Cooper, "He aquí un caballo pálido”: “No creo en el destino. No creo en los accidentes. Ni puedo ni quiero aceptar la teoría de que largas secuencias de accidentes no relacionados determinan los acontecimientos mundiales. Es inconcebible que los que tienen el poder y la riqueza no puedan unirse con un lazo común, un interés común y un plan a largo plazo para decidir y dirigir el futuro del mundo. Para aquellos con recursos, hacer lo contrario sería totalmente irresponsable. Creo, pues, que se está jugando una gran partida de ajedrez a unos niveles que apenas podemos imaginar, y nosotros somos los peones. Los peones sólo son valiosos en determinadas circunstancias y a menudo se sacrifican para obtener una ventaja. Cualquiera que haya estudiado estrategia militar está familiarizado con el concepto del sacrificio. Los que hayan estudiado seriamente la historia probablemente habrán descubierto la verdadera razón por la que hacemos la guerra de forma regular.” Vicente Blasco Ibáñez nació en la calle Jabonería Nueva en Valencia el 29 de enero de 1867. Pero Libertad Blasco, la hija de Blasco Ibáñez, dice que nació el dia 28. Otra versión es la que aparece en la biografía publicada en 1977 por Pilar Tortosa, una familiar cercana a Blasco Ibáñez,  donde se sugiere que la fecha correcta sería el 27 de enero. Con solo doce años empezó a escribir. A los catorce ya tenía su primera novela. Ingresó con 21 años en la masonería el 6 de febrero de 1887 adoptando el nombre simbólico de Danton. Blasco adoptó el nombre de Danton, en homenaje al abogado y político francés Georges-Jacques Danton, que jugó un papel decisivo en la Revolución francesa. Formó parte de la Logia Unión nº 14 de Valencia y posteriormente de la logia Acacia nº 25. Abandonó supuestamente la masonería en 1904 tras ser diputado durante siete legislaturas porque en uno de sus incendiarios discursos parlamentarios arremetió contra las fuerzas del orden por haber recibido un golpe de sable en la espalda en una manifestación, y llamó «tenientillo sinvergüenza» al supuesto ejecutor. Solo había tres tenientes que el día 22 prestaron servicio en la Carrera de San Jerónimo, y entre ellos echaron a suertes retar en duelo al famoso escritor y diputado Republicano. El enfrentamiento se desencadenó entre el teniente Alestuei, un hábil tirador, y Blasco, ambos pactaron encontrarse en una finca acompañados de sus respectivos padrinos. Escogieron un espacio amplio y diáfano, donde, tras alejarse mutuamente dando veinticinco pasos con solemnidad, se desafiaron con sus armas. En el primer disparo, ninguno acertó su objetivo. Sin embargo, en el segundo intento, Blasco cayó repentinamente al suelo sin mostrar señales de vida. Al acercarse los padrinos para confirmar su fallecimiento, descubrieron sorprendidos que la bala había impactado en la hebilla del cinturón de Blasco, quedando incrustada en el cuero. Aunque las reglas del duelo prohibían llevar cinturón, al no percatarse el padrino de Alestuei, no hubo lugar a ninguna acción posterior. Blasco abandonó el lugar ileso y con su honor intacto tras hacer las paces con el teniente. Blasco Ibáñez ya tuvo sus desaires con el Dr Moliner, al cual los masones adulan y cuya estatua estaba muy cerca del ficus donde de la Alameda, y eso fue publicitado por el periódico La Correspondencia militar cuyo director, el sr Fernández Arias fue retado en duelo también. Curiosamente en el numero 6.699 de dicho periódico del 25 de enero de 1900 podemos leer una escueta nota titulada Cuestión resuelta: “En una finca próxima á

01 Blasco, un alfil del poder Bienvenidos a un programa que hablará sobre historia, concretamente sobre lo que se esconde detrás del escritor Vicente Blasco Ibañez, que por si no lo sabían fue bautizado y registrado en la Iglesia de los santos Juanes con el nombre de Vicente Antonio Juan y para ello empezaremos con una cita del libro de Milton William Cooper, "He aquí un caballo pálido”: “No creo en el destino. No creo en los accidentes. Ni puedo ni quiero aceptar la teoría de que largas secuencias de accidentes no relacionados determinan los acontecimientos mundiales. Es inconcebible que los que tienen el poder y la riqueza no puedan unirse con un lazo común, un interés común y un plan a largo plazo para decidir y dirigir el futuro del mundo. Para aquellos con recursos, hacer lo contrario sería totalmente irresponsable. Creo, pues, que se está jugando una gran partida de ajedrez a unos niveles que apenas podemos imaginar, y nosotros somos los peones. Los peones sólo son valiosos en determinadas circunstancias y a menudo se sacrifican para obtener una ventaja. Cualquiera que haya estudiado estrategia militar está familiarizado con el concepto del sacrificio. Los que hayan estudiado seriamente la historia probablemente habrán descubierto la verdadera razón por la que hacemos la guerra de forma regular.” Vicente Blasco Ibáñez nació en la calle Jabonería Nueva en Valencia el 29 de enero de 1867. Pero Libertad Blasco, la hija de Blasco Ibáñez, dice que nació el dia 28. Otra versión es la que aparece en la biografía publicada en 1977 por Pilar Tortosa, una familiar cercana a Blasco Ibáñez,  donde se sugiere que la fecha correcta sería el 27 de enero. Con solo doce años empezó a escribir. A los catorce ya tenía su primera novela. Ingresó con 21 años en la masonería el 6 de febrero de 1887 adoptando el nombre simbólico de Danton. Blasco adoptó el nombre de Danton, en homenaje al abogado y político francés Georges-Jacques Danton, que jugó un papel decisivo en la Revolución francesa. Formó parte de la Logia Unión nº 14 de Valencia y posteriormente de la logia Acacia nº 25. Abandonó supuestamente la masonería en 1904 tras ser diputado durante siete legislaturas porque en uno de sus incendiarios discursos parlamentarios arremetió contra las fuerzas del orden por haber recibido un golpe de sable en la espalda en una manifestación, y llamó «tenientillo sinvergüenza» al supuesto ejecutor. Solo había tres tenientes que el día 22 prestaron servicio en la Carrera de San Jerónimo, y entre ellos echaron a suertes retar en duelo al famoso escritor y diputado Republicano. El enfrentamiento se desencadenó entre el teniente Alestuei, un hábil tirador, y Blasco, ambos pactaron encontrarse en una finca acompañados de sus respectivos padrinos. Escogieron un espacio amplio y diáfano, donde, tras alejarse mutuamente dando veinticinco pasos con solemnidad, se desafiaron con sus armas. En el primer disparo, ninguno acertó su objetivo. Sin embargo, en el segundo intento, Blasco cayó repentinamente al suelo sin mostrar señales de vida. Al acercarse los padrinos para confirmar su fallecimiento, descubrieron sorprendidos que la bala había impactado en la hebilla del cinturón de Blasco, quedando incrustada en el cuero. Aunque las reglas del duelo prohibían llevar cinturón, al no percatarse el padrino de Alestuei, no hubo lugar a ninguna acción posterior. Blasco abandonó el lugar ileso y con su honor intacto tras hacer las paces con el teniente. Blasco Ibáñez ya tuvo sus desaires con el Dr Moliner, al cual los masones adulan y cuya estatua estaba muy cerca del ficus donde de la Alameda, y eso fue publicitado por el periódico La Correspondencia militar cuyo director, el sr Fernández Arias fue retado en duelo también. Curiosamente en el numero 6.699 de dicho periódico del 25 de enero de 1900 podemos leer una escueta nota titulada Cuestión resuelta: “En una finca próxima á

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