
483 episodios

Dante Gebel Dante Gebel
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- Religión y espiritualidad
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5.0 • 54 calificaciones
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Conferencista, influencer, actor y conductor de televisión.
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Los payasos come lágrimas
Hay ocasiones en que lo más importante que podemos hacer los que somos llamados a servir, es compartir el sufrimiento y el dolor de las personas. No es intentar aconsejarlos. No es llenarlos de versículos. Mucho menos decirles la nefasta frase: “Algo habrás hecho”. Sólo tenemos que “llorar con los que lloran”. El ‘comerse’ las lágrimas de otro, no sólo beneficia a quien recibe la ayuda, sino a aquel que sirve de corazón. Ese es el único sello que identifica a la iglesia verdadera… ¡La capacidad de amar y servir al prójimo!
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Un dragón bajo la cama
Cualquiera pensaría que los cristianos estamos exentos de la ansiedad… pero no es así. Muchos no sólo nos sentimos ansiosos, sino que también nos sentimos culpables sobre nuestra ansiedad; aun cuando la voluntad de Dios no es que vivamos en estado de angustia por todo aquello que nos roba el aliento y nos divide la mente. Los “dragones bajo la cama” sólo aparecen cuando nuestros temores y el poder de Dios no entran en contacto. No podemos controlar el mundo, pero sí podemos confiárselo a Dios. Recordemos que hay un trono que está ocupado y nuestro Padre está al mando.
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Sencillos como serpientes y astutos como palomas
Cuando la iglesia cree que tiene que fijar las reglas para el resto de la sociedad, se desvía hacia el fundamentalismo y fariseísmo. Es ahí cuando nos ponemos necios y actuamos "sabios como palomas" y "mansos como serpientes"; que es exactamente lo opuesto a lo ordenado por Jesús. Nuestra misión consiste en amar al Señor con todo nuestro ser, corazón, fuerzas y toda nuestra mente. Y el acto más subversivo que puede realizar la iglesia en la actualidad, es obedecer este mandamiento, dispensando la gracia y el amor de Dios a todos a nuestro alrededor. ¡Un mensaje retador!
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Noches de tempestad
Es difícil mantener la fe a través de tiempos de tormenta. Con frecuencia en medio de la tempestad nos preguntamos dónde está Dios y, por más que buscamos, no encontramos consuelo en las palabras de la Biblia. Nuestro espíritu se siente árido y estéril. Sin embargo, debemos recordar que muchas veces hace falta una buena tormenta en alta mar para llevarnos a donde Dios quiere que vayamos. Las tempestades nos enseñan las lecciones más valiosas, nos ponen de rodillas y nos vuelven a hacer dependientes de nuestro Padre. Él no permitirá que nuestro barco se hunda; sólo nos está dando una gran historia para contarle a nuestros nietos.
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Un buen par de agallas
Los talentos y dones que el Señor nos ha dado -y todos hemos recibido alguno- no sirven de nada sin un buen par de agallas. Sea lo que sea que se nos haya entregado, tenemos que correr riesgos para usarlos para Dios. Sin embargo, a veces permitimos que sean nuestros miedos los que dicten nuestras decisiones o, lo que es peor, tenemos tanto miedo de tomar una decisión incorrecta, que nos paralizamos y no tomamos ninguna. Si queremos multiplicar y negociar los talentos que Dios nos regaló, necesitamos salir de los cómodos confines de nuestros guetos cristianos. ¡Cuando el Señor nos llama siempre es difícil, siempre es arriesgado, y siempre nos obliga a crecer!
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Altitud de crucero
En algún momento de la vida, todos hemos perdido de vista una pista de aterrizaje segura y conocemos ese miedo a “volar a ciegas” y a las tormentas inesperadas. Pero, estemos en el centro de la voluntad de Dios o no, es importante entender que la vida se compone de turbulencias. Las turbulencias son parte del proceso de crecimiento, del entrenamiento para aprender a volar más alto. Nunca nos olvidemos que la mayor parte del tiempo volaremos a ciegas, confiando en que Dios está guiándonos a buen destino desde la cabina de mando y que cuando aprendamos a filtrar las voces innecesarias, empezaremos a escuchar la voz que realmente importa.
Reseñas de clientes
Una bendición
Desde que lo encontré en las redes y lo empecé a seguir y siento conexión con lo espiritual
Sus prédicas tienen mucho poder
De una manera ágil, divertida y directa comunica lo que Dios desea de nosotros. Sin medias tintas habla con la verdad y te hace reflexionar mi andar. Es una gran bendición escucharlo.