46 min

La vida después de la muerte Interregno Podcast

    • Ciencia ficción

Fantasmas, almas en pena, apariciones…

¿Qué viene luego de la vida? Sin duda una de las preguntas que se repiten a lo largo del tiempo y transversalmente a todas las culturas de la humanidad.

FE DE ERRATAS

DAMAS CHILENA Y PERUANA Y FANTASMA DE OFICIAL CHILENO

Un exceso de entusiasmo y de imaginación llevó a modificar, involuntariamente, la  historia de las damas peruana y chilena que trabaron una profunda amistad de casi toda la vida. 

Quien en realidad, ya muy anciana, le  relató los hechos a Fátima, cronista del misterio, fue nuestra compatriota, pues la distinguida señora proveniente del Sur falleció en 1976.  Por eso, es imposible que la investigadora -que a lo mejor no había nacido  o era de corta edad en aquellos años-, recogiera el testimonio directo de quien hizo del Perú su nuevo hogar. Llegó, en efecto, tras los pasos de su padre -dato comprobado-, un oficial muerto en acción según las noticias familiares en el Reducto No.2 de Miraflores, el 15 de enero de 1881, durante la Guerra del Pacífico. Resultaba importante vivir cerca del lugar donde él falleció, pese a que apenas lo recordaba: era muy pequeña cuando empezó el conflicto.

Un vidente ayudó a la dama peruana a “liberar” el departamento de la manifestación. La vivienda, en realidad, se ubica en la calle Ramón Ribeyro (y no, en la Av. Benavides, también escenario de no pocos sucesos de este tipo). Luego de diversas sesiones, en las cuales la hija del militar chileno no quiso participar -por motivos comprensibles-, el fantasma jamás volvió. 

Lo de la revelación de identidad fue una inesperada “ficcionalización” de JGR, pues incluso antes de que las dos damas, como amigas leales y fraternas, decidieran compartir los gastos de vivienda, cada cual sabía de los orígenes de la otra sin secretos o enigmas. En esencia, esa es la historia. Todos los detalles restantes son correctos. 

Los duendes del misterio, cuando hay muchas notas dispersas y una mesa de trabajo repleta de libros, juegan estas pasadas. Y valga la aclaración.

Fantasmas, almas en pena, apariciones…

¿Qué viene luego de la vida? Sin duda una de las preguntas que se repiten a lo largo del tiempo y transversalmente a todas las culturas de la humanidad.

FE DE ERRATAS

DAMAS CHILENA Y PERUANA Y FANTASMA DE OFICIAL CHILENO

Un exceso de entusiasmo y de imaginación llevó a modificar, involuntariamente, la  historia de las damas peruana y chilena que trabaron una profunda amistad de casi toda la vida. 

Quien en realidad, ya muy anciana, le  relató los hechos a Fátima, cronista del misterio, fue nuestra compatriota, pues la distinguida señora proveniente del Sur falleció en 1976.  Por eso, es imposible que la investigadora -que a lo mejor no había nacido  o era de corta edad en aquellos años-, recogiera el testimonio directo de quien hizo del Perú su nuevo hogar. Llegó, en efecto, tras los pasos de su padre -dato comprobado-, un oficial muerto en acción según las noticias familiares en el Reducto No.2 de Miraflores, el 15 de enero de 1881, durante la Guerra del Pacífico. Resultaba importante vivir cerca del lugar donde él falleció, pese a que apenas lo recordaba: era muy pequeña cuando empezó el conflicto.

Un vidente ayudó a la dama peruana a “liberar” el departamento de la manifestación. La vivienda, en realidad, se ubica en la calle Ramón Ribeyro (y no, en la Av. Benavides, también escenario de no pocos sucesos de este tipo). Luego de diversas sesiones, en las cuales la hija del militar chileno no quiso participar -por motivos comprensibles-, el fantasma jamás volvió. 

Lo de la revelación de identidad fue una inesperada “ficcionalización” de JGR, pues incluso antes de que las dos damas, como amigas leales y fraternas, decidieran compartir los gastos de vivienda, cada cual sabía de los orígenes de la otra sin secretos o enigmas. En esencia, esa es la historia. Todos los detalles restantes son correctos. 

Los duendes del misterio, cuando hay muchas notas dispersas y una mesa de trabajo repleta de libros, juegan estas pasadas. Y valga la aclaración.

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