98 episodios

Radio María Argentina - Podcast

Radio Maria Argentina Radio Maria Argentina

    • Religión y espiritualidad

Radio María Argentina - Podcast

    Del dolor a la alegría: La promesa de Jesús

    Del dolor a la alegría: La promesa de Jesús

    10/05/2024 – En San Juan 16,16-20, Jesús advierte a los discípulos que va a haber tristeza en sus corazones pero se convertirá en gozo, porque él no los abandorará. Encontrarán la plenitud que anhelan y desean.







    En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:”Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.”La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar.Aquél día no me harán más preguntas.” San Juan 16,16-20







    En este pasaje del Evangelio de Juan, Jesús prepara a sus discípulos para su partida y les ofrece palabras de consuelo y esperanza. Les anuncia que experimentarán tristeza, pero esta se convertirá en una alegría profunda y duradera.







    Juan 16,20: Jesús afirma que sus discípulos “llorarán y se lamentarán” mientras que “el mundo se alegrará”. Esto se debe a que el mundo no comprende el significado de la muerte y resurrección de Jesús, mientras que los discípulos la van a poder comprender por la presencia del Espíritu Santo que les va a enseñar.







    Jesús resalta la paradoja entre la tristeza de sus discípulos y la alegría del mundo. El mundo celebra la vida efímera y pasajera, mientras que los discípulos se entristecen ante la partida de su Maestro. Sin embargo, esta tristeza no es vana, sino que está arraigada en una fe profunda en la Pascua de Cristo. Los discípulos, guiados por el Espíritu Santo, comprenden el significado de la muerte y resurrección de Jesús: un acto de amor supremo que abre las puertas a la plenitud de la vida.







    La imagen del parto que utiliza Jesús en Juan 16,21 es elocuente. El dolor intenso del alumbramiento anticipa la inmensa alegría del nacimiento de un nuevo ser. De la misma manera, la tristeza de los discípulos precede a la gozosa experiencia de reencontrarse con Jesús resucitado.







    En Juan 16,22, Jesús promete a sus discípulos una alegría que “nadie les podrá quitar”. Esta alegría no se basa en las circunstancias externas ni en los placeres mundanos, sino que brota de una fuente inagotable: el amor de Dios manifestado en Jesucristo. Es una alegría profunda, interior y duradera que llena el corazón de paz y esperanza.







    San Francisco de Asís es un ejemplo de alegría evangélica, inspirado por el mensaje de Jesús, vivió una vida radiante de alegría evangélica. A pesar de las privaciones y dificultades que enfrentó, Francisco encontró gozo en la sencillez, la fraternidad y la contemplación de la creación. Su “Cántico del Sol” es un testimonio vibrante de su profunda alegría en la presencia de Dios.San Agustín: “La alegría del cristiano es la esperanza de la gloria” ([Sermón 266]).Papa Francisco: “La alegría del Evangelio es para todo el pueblo. Es la alegría de haber sido salvado por Jesucristo, de ser amados por Dios y de poder amar a los demás con su mismo amor” ([Evangelii Gaudium, 1]).







    No más preguntas







    Juan 16,23: Jesús les dice a sus discípulos que “en aquel día no me harán más preguntas”. Esto significa que ya no necesitarán preguntar porque habrán entendido plenamente su mensaje y su amor.La frase de Jesús a sus discípulos, “en aquel día no me harán más preguntas” encierra una profunda promesa y una invitación a la reflexión. Promete un estado de conocimiento y comprensión plenos,

    • 55 min
    El Espíritu Santo nos conduce

    El Espíritu Santo nos conduce

    09/05/2024 – En el evangelio del día Juan 16,20-23 Jesús nos invita a la esperanza, a transitar los tiempos de crisis con la certeza de que el Espíritu nos va a llevar a esa vida nueva que anhelamos.







    ”Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo. También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquél día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, Él se lo concederá en mi Nombre.” Juan 16,20-23























    Ven a llenarnos, Espíritu de Dios









    Semejante a un niño y la mujer que lo ha dado a luz -que lo padeció con dolores de parto, pero que luego se olvida porque goza de la presencia de esta nueva criatura- es la generación de la vida nueva en el encuentro entre el Espíritu y María, el Espíritu y la Iglesia.







    Hay una promesa presente a lo largo y a lo ancho de las Escrituras, pero por sobre todo en el Nuevo Testamento: llenarnos del Espíritu Santo, llenarnos de gracia. En el Nuevo Testamento encontramos tres verbos y tres imágenes que expresan la venida del Espíritu Santo a nosotros: ser bautizados con el Espíritu Santo (Mateo 3, 11; Juan 1, 33; Hechos 1, 5); ser revestidos del Espíritu Santo (Lucas 15, 41; Hechos 6, 5; Hechos 7, 55); llenarnos del Espíritu Santo (Lucas 24, 49).







    Éste último es el verbo que se utiliza más a menudo, llenarnos del Espíritu Santo. Se dice de Jesús, que lleno del Espíritu regresó del Jordán y se introdujo en el desierto. Lleno del Espíritu Santo se dice que estaban Juan el Bautista, Isabel y Esteban.







    Pero sobre todo es el verbo que se utiliza para describir el milagro de Pentecostés, cuando en Hechos 2, 4 dice todos (María, los discípulos, los que estaban en aquel ambiente y, más aún, los que participaban después de la efusión de aquel Espíritu nuevo) quedaron llenos del Espíritu Santo. Es una promesa hecha realidad. Se le llama gracia a este don del Paráclito porque cuanto nos ha dado es gratis, gratuitamente no por nuestros méritos sino por voluntad divina. Por eso lo llamamos gracia. Es gracia que llena el alma de sí mismo, que llena el corazón de la presencia del Espíritu. Más que con dones, el Espíritu viene Él mismo a habitarnos interiormente.







    La secuencia de Pentecostés dirige al Espíritu Santo la siguiente súplica: llena el fondo del alma, Divina Luz. Y una antífona del siglo X que se sigue utilizando en la liturgia dice: ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor.







    ¿Qué quiere decir que Dios da la gracia a los humildes? se pregunta San Agustín. Y se contesta: que les da el Espíritu Santo. Lo que pedimos con las palabras es nada menos que lo siguiente: que se realice para nosotros una nueva efusión del Espíritu, que podamos participar de un nuevo Pentecostés para que seamos colmados en aquella promesa, hecha realidad ya en la persona de Cristo en Quien vivimos, nos movemos y existimos como parte de su Cuerpo, somos nosotros también del Espíritu Santo. Nos abrimos a esta gracia de plenitud de aquellos lugares donde hay vacíos que son existenciales y que la sociedad en la que vivimos, con el mercadeo consumista, busca taparlos con necesidades que no son reales.







    Te invito a que, más que tener, como búsqueda de calmar esa ansia que cruje en el vacío existencial de tu vida,

    Catequesis

    Catequesis

    08/05/2024 – Ella nos convoca desde su pequeñez y el silencio, llamándonos a los argentinos a hallar en ella ese corazón materno que nos cobija, nos alienta, nos consuela, nos reúne, nos muestra nuevos horizontes. Ella vino para quedarse también en nuestro corazones, en lo de todos los días.























    “Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás, y María de Magdala. 26.Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» 27.Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.” Juan 19, 25-27Bergoglio 2010







    Ella quiso quedarse con nosotros







    En Luján hubo un gesto de la Virgen y hace bien recordarlo: en 1630 una pequeña imagen de la Pura y Limpia Concepción, se quedó. Iba a otra parte la caravana, pero la Virgen provocó la parada. Casi podríamos pensarlo como un eco de todos los tiempos del pueblo argentino, en medio de las búsquedas de caminos de esperanza diciéndole a María como los discípulos de Emaus a Jesús: “quédate con nosotros”.







    Desde ese momento en Lujan hubo visitas, peregrinaciones, encuentros con la Virgen peregrina y conversadora con las penas del pueblo en camino. Desde ese momento la Patria tuvo madre. La imagen, al principio, estaba en una taperita, después una iglesia… y hoy la Basílica tan linda y tan cuidada.En Lujan aprendemos a detenernos y recibir vida. En Lujan junto a la Madre de Jesús vamos a descansar, a confiarle la vida de otros, la vida que muchos fueron cargando en la peregrinación, en el silencio y la oración por el camino. Aquí el pueblo sencillo y creyente de nuestra patria fue creciendo también en algo tan característico del lugar: la solidaridad y la fraternidad. Y con este modo simple, de encuentro y silencio armó nuestra Madre el santuario Casa de los argentinos. La Patria, en Lujan , creció con la Virgen; la Patria aquí tiene a su madre.







    Aprendimos a confiar y a descansar en ella







    ¡En esta su Casa de Luján cuántos vamos a cumplirle promesas o a confiarle nuestra necesidad, dolores o problemas! Por el templo anterior a la Basílica, cuando la Patria empezaba, pasaron San Martín y Belgrano al principio y al final de sus campañas. Pasaron ellos, como muchos, en medio de la gloria, y cuando quedaron solos y olvidados, le confiaron su tristeza. Sabían que la Patria tenía Madre.









    Hoy es su fiesta, al celebrarla a Ella que recoge las visitas y las oraciones de los hijos, le pedimos aprender a ser como Manuel, silenciosos observadores de la vida y el camino de esta Patria, y a rezar por ella con la fidelidad del pueblo que intuye esta presencia de madre y por eso confía. Somos parte de esta historia del milagro que continúa y se sigue escribiendo. A ella también le pedimos la gracia de saber trabajar por la Patria, hacerla crecer en la paz y concordia que nos da el sentirnos hermanos, desterrando todo odio y rencor entre nosotros.







    Queremos aprender a cuidarnos







    En este lugar tan santo, lleno de fe y esperanza, pedimos hoy a la Madre que cuide a nuestra Patria. En particular a aquellos que son los más olvidados, pero que saben que aquí siempre hay lugar para ellos. Así fue desde el principio: la Virgen cuidó desde muy adentro del corazón a esta Patria, comenzando desde los más pobres, los que para los suficientes no cuentan… pero aquí sí que son tenidos en cuenta. Por ello a los hijos de la Virgen de estas tierras nunca les falta la protección de nuestra Madre.







    Lujan un signo

    • 42 min
    Catequesis

    Catequesis

    07/05/2024 – En Juan 16,5-11.  Jesús avisa a sus discípulos que se va. Él va al lugar desde donde les va a regalar lo mejor que el Padre tiene preparado para ellos: la venida del Espíritu Santo, Señor y dador de vida.









    En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:”Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: ‘¿A dónde vas?’.Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido. Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré. Y cuando él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. El pecado está en no haber creído en mí.La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán.Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado.”Juan 16,5-11.















    ¿Quién es el Espíritu Santo?









    El tiempo pascual que estamos viviendo con alegría, guiados por la liturgia de la Iglesia, es por excelencia el tiempo del Espíritu Santo donado «sin medida» (cf. Jn 3, 34) por Jesús crucificado y resucitado.Este tiempo de gracia se concluye con la fiesta de Pentecostés, en la que la Iglesia revive la efusión del Espíritu sobre María y los Apóstoles reunidos en oración en el Cenáculo.







    Pero, ¿quién es el Espíritu Santo? En el Credo profesamos con fe: «Creo en el Espíritu Santo que es Señor y dador de vida». La primera verdad a la que nos adherimos en el Credo es que el Espíritu Santo es «Kyrios», Señor. Esto significa que Él es verdaderamente Dios como lo es el Padre y el Hijo, objeto, por nuestra parte, del mismo acto de adoración y glorificación que dirigimos al Padre y al Hijo. El Espíritu Santo, en efecto, es la tercera Persona de la Santísima Trinidad; es el gran don de Cristo Resucitado que abre nuestra mente y nuestro corazón a la fe en Jesús como Hijo enviado por el Padre y que nos guía a la amistad, a la comunión con Dios.







    Pero quisiera detenerme sobre todo en el hecho de que el Espíritu Santo es el manantial inagotable de la vida de Dios en nosotros.







    El hombre de todos los tiempos y de todos los lugares desea una vida plena y bella, justa y buena, una vida que no esté amenazada por la muerte, sino que madure y crezca hasta su plenitud. El hombre es como un peregrino que, atravesando los desiertos de la vida, tiene sed de un agua viva fluyente y fresca, capaz de saciar en profundidad su deseo profundo de luz, amor, belleza y paz. Todos sentimos este deseo. Y Jesús nos dona esta agua viva: esa agua es el Espíritu Santo, que procede del Padre y que Jesús derrama en nuestros corazones. «Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante», nos dice Jesús (Jn 10, 10).







    En la noche oscura del alma,cuando nada se ve ni se siente,solo Dios está presente,en silencio y en paz infinita.El alma, en su afán por Dios,atraviesa un desierto sin fin,buscando la fuente de amor,que sacie su sed y su dolor.En la oscuridad, el alma camina,tropezando y cayendo a menudo,pero la fe la ilumina,y la esperanza la sostiene en su camino.Al final de la noche oscura,el alma encuentra la luz,la luz de Dios que la ilumina,y la llena de paz y de amor.







    Jesús promete a la Samaritana dar un «agua viva», superabundante y para siempre, a todos aquellos que le reconozcan como el Hijo enviado del Padre para salvarnos (cf. Jn 4, 5-26; 3, 17). Jesús vino para donarnos esta «agua viva» que es el Espíritu Santo, para que nuestra vida sea guiada por Dios, animada por Dios, nutrida por Dios.







    El Espíritu Santo nos hace partícipes de la vida de Dios







    Cuando decimos que el cristiano es un hombre espiritual entendemo...

    • 18 min
    Catequesis

    Catequesis

    06/05/2024 – En el Evangelio de hoy, Jesús nos exhorta a entregarnos a la guía del Espíritu Santo, quien es el artífice de la obra divina. Desde la creación del Padre hasta la redención del Hijo, el Espíritu Santo nos conduce hasta el cumplimiento del plan de Dios en el mundo.









    En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí. Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio. Les he dicho esto para que no se escandalicen.Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios. Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho.» Juan 15,26-27.16,1-4a.La llegada del Espíritu Santo, es para sostener en el testimonio. Dice Jesús: “Cuando venga el Paráclito, el Espíritu Santo, el Espíritu de verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí, ustedes también darán testimonio de mí”. El Señor nos invita a renovar nuestra confianza en la fuerza del Espíritu, que como dice Pablo, es el que nos conduce, nos guía, el que va en nosotros como en una vasija de barro, este tesoro maravilloso, que opera y actúa con el poder del Dios en nuestra debilidad, la gracia del espíritu.









    Dios da esta manifestación testimonial del Espíritu Santo, a los que se abren a su moción interior con obediencia. “Nosotros somos testigo de estas cosas y también el Espíritu Santo, que da Dios a los que obedecen” (Hch 5,32). Obediencia que es fidelidad al testimonio de lo que se ha participado, es decir de lo que hemos tenido experiencia, de lo que hemos visto, de lo que hemos oído, de lo que tocamos con nuestras manos, eso es lo que anunciamos. La manifestación del Espíritu Santo nace entonces de una experiencia que es en la obediencia.







    ¿Cuál es esa experiencia por la que hay que dejarse llevar en Espíritu de obediencia?.







    “Si me aman y guardan mis mandamientos yo pediré al Padre y Él les enviará otro Paráclito” Jn 14,14. Es dejarse llevar entonces por la fuerza transformante del amor, es obediencia en la caridad. Es obediencia a lo único que Jesús manda a lo largo de todo el evangelio, a que nos amemos, no hay otro mandato. Es un mandato de liberación, no de esclavitud, es un mandato de transformación, es un mandato que libera, transforma, cambia la vida. Allí se sintetiza todo el mensaje de Jesús, en el amor fraterno. Ámense unos a otro como Yo los he amado, nadie tiene amor más grande que el da la vida por los hermanos.







    El amor transformará el mundo







    Decía Martín Luther King :“el amor es la única fuerza capaz de transformar a un enemigo en amigo”.El testimonio de los perseguidos y de Esteban en particular, hace que Pablo pase de perseguidor a seguidor de Jesús “quién podrá apartarnos del amor de Cristo. Ni la tribulación, ni la angustia, ni la persecución, ni el hambre, ni la desnudez, ni los peligros, ni la espada. En todo salimos vencedores gracias a aquel que nos amo”.







    La fuerza que el espíritu de Jesús, el paráclito, el que El nos envía para que no quedemos huérfanos, para que no quedemos abandonados, para que no quedemos al margen del camino, es el único capaz de sostenernos en el medio de lucha, particularmente en el medio de la adversidad y muy en particular en el medio de la persecución. Nos aprietan por todas partes, dice el apóstol Pablo, pero en todas vencemos gracias a aquel que sostiene nuestro peregrinar, sostiene nuestro andar. ¿Quién podrá apartarnos del amor de Dios?







    No hay forma de transformación del mundo sino es amando ...

    • 15 min
    Catequesis

    Catequesis

    03/05/2024 – En el día de los santos Felipe y Santiago, en el Evangelio del día, San Juan 14,6-14, Jesús se muestra como “camino, verdad y vida”. Él es quien nos rescata reorientando todas las búsquedas y anhelos que hay en nosotros.







    Somos peregrinos, caminantes a veces errantes. Pidamos a Jesús que nos muestre el horizonte y nos ayude a avanzar por donde nos indica, encontrando la paz en lo profundo del corazón.

















    Jesús dijo a Tomás: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”.Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: ‘Muéstranos al Padre’?¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.”Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré.







    San Juan 14,6-14.









    Soledad, compañera del camino,que me acompaña en mi andar errante,me enseña a vivir en el silencio,y a encontrar la paz en el distante.Atahualpa







    Nuestra histórica tradición de caminantes







    El frenesí viajero no es algo nuevo, está a lo largo de la Biblia. Empezando por el principio: el jardín en que estaban Adán y Eva no debía estar mal, pero, quieras que no, un poco confinados sí que estaban, así que salir de allí y explorar otros lugares no fue un verdadero castigo.El siguiente viaje lo hizo Abraham saliendo de su tierra y luego envió a su siervo Eleazar a 2.500 Km para buscarle novia a Isaac: las chicas cananeas eran un poco alocadas y en su pueblo de origen eran más formales; encontró a Rebeca que reunía todos los requisitos, además de ser muy bella (Gn 24).







    Jacob fue el patriarca más movido, no sabemos si por gusto o porque lo perseguía su hermano Esaú, enfurecido con él por diversas razones. Iba de acá para allá huyendo y menos mal que se echó a dormir de cansancio y Dios encontró cobertura para conectarse con él (Gn 28).







    Elías corrió más peligros en su travesía por el desierto; se tumbó exhausto bajo un arbusto, pero un ángel/le trajo un bocadillo y le reanimó (1 Re 19). Moisés fue otro viajero persistente, con el mérito a su edad de tener que subir y bajar constantemente al Sinaí, cosa que hacía sin rechistar y sin preguntarle a Dios el porqué de su fijación con aquel monte.







    Y así llegamos a Jesús, que aparece constantemente en los evangelios como sujeto de verbos de movimiento: ir, llegar, marchar, atravesar, desembarcar, cruzar, salir, entrar, levantarse, seguir, recorrer… “Hoy, mañana y pasado tengo que continuar mi viaje…” (Lc 13, 33). Sus desplazamientos tenían a veces un destino fijo: “se retiró a Galilea” (Mc 4,12), “fue a Nazaret donde se había criado…” (Lc 4,16), “bajó a Cafarnaúm” (Lc 4,31), “volvió a Betania” (Mc 11,11), “camino de Jerusalén, recorría ciudades y aldeas…” (Lc 13,22).







    Otras veces caminaba sin un destino programado aparente y en ese espacio se producían encuentros: paseando al borde del mar vio a los que van a ser sus primeros discípulos (Mt 4,18); saliendo de Jericó va a encontrar a Zaqueo (Lc 18,35) y a Bartimeo (Mc 10,46); al entrar en una aldea le salen al encuentro diez leprosos ...

    • 9 min

Top podcasts en Religión y espiritualidad

365 con Dios
Wenddy Neciosup
Dante Gebel Live
Dante Gebel
Itiel Arroyo Predicaciones
Itiel Arroyo
Meditación Guiada | Meditaciones Guiadas | Meditar | Relajación | Sí Medito | En Español
Rosario Vicencio - Guía de meditación, reiki master y coach de bienestar.
Vida Encontré
Majo y Dan
Luis Morales Ministries
Luis Morales