135 episodes

La Madre Shaktiananda guía sutilmente esta meditación, para que -a través de la respiración consciente y el contacto interno- logremos entrar en un estado de sosiego y calma que nos permita generar una conexión profunda con nuestro Ser. Sin caer en las fórmulas menores que reducen el acto de meditar a eliminar la ansiedad o el estrés, la Madre va más allá, mostrando que la real disposición interna que debemos sostener al meditar es liberar nuestro temor y abrirnos a la verdad de amor que nuestro ser contiene.

Meditaciones Guiadas con Mataji Shaktiananda Mataji Shaktiananda

    • Religion & Spirituality

La Madre Shaktiananda guía sutilmente esta meditación, para que -a través de la respiración consciente y el contacto interno- logremos entrar en un estado de sosiego y calma que nos permita generar una conexión profunda con nuestro Ser. Sin caer en las fórmulas menores que reducen el acto de meditar a eliminar la ansiedad o el estrés, la Madre va más allá, mostrando que la real disposición interna que debemos sostener al meditar es liberar nuestro temor y abrirnos a la verdad de amor que nuestro ser contiene.

    Clama por tu orden

    Clama por tu orden

    Respira en orden, respira en tu orden, en tu sistema tan perfecto.
    Y, así mismo, como si quisieras ordenarte.
    Más si existe algún desorden, el que sea.
    Todo desorden se refleja, se manifiesta en ti. 
    Te invade, te desajusta, te descentra,
    te desubica y te hace perderte.
    Así que respira clamando por tu orden.

    Quizá ni siquiera notas
    cuánto existe en ti que no es, ni permites nada,
    así que haz que la respiración haga alguna tarea,
    busca balance, adquiere fuerza, ve restituyéndote,
    y, antes que nada, procura sentir amor por ti. 
    Dirás ¿tanto puede brindarme mi propio respiro?
    Absolutamente todo.

    Y el rigor ordena tu mente,
    la que, si se afecta, afecta todo.
    Así que concéntrate, y respira a profundidad, calma, en atención plena hacia ti,
    en adquisición de confianza, y gana respeto propio. 

    Y, de orden en orden, todo se da.
    Todo se da en ti.
    Desde ese respiro sosegado, apaciguado,
    esa liviandad de sentir lo justo, hasta esa afinación
    que logra la mente, sabiéndose el conducto de todo
    y apreciando tu respiro, que la lleva a saberse estable,
    menos confundida, menos inquieta, menos trastornada.

    Y respiras paciente, con exquisita voluntad, y alcanzas un silencio.
    Que nada te pronuncie, ningún respiro,
    ningún gesto, ninguna sonoridad.
    Hazte en silencio, calla. Y, si te cuesta, insiste, calla.
    Sin retener respiro, calla.

    Y valora todo respiro al alcance que tengas,
    a lo que ya produces en ti.
    No busques nada ni tampoco encuentres.
    Soporta el silencio y que el silencio te soporte.
    Nada le cuesta, aunque a ti sí. 

    Cuando existes en desafío, cuando condicionas todo, cuando malgastas tus recursos,
    cuando intentas no ser y lo logras,
    cuando recurres a la arbitrariedad, cuando ofendes,
    cuando reclamas sin sentido, cuando te determina lo peor,
    cuando te enajenas, cuando te mientes,
    es cuando el desorden reina en ti. 

    Dirás ¿es que acaso puede reinar?
    Total.
    Impera, domina, se apodera, detracta, descontrola.

    Asístete en respiro, asístete.
    Respira todo cuanto puedas, todo cuanto necesites,
    hasta que te abandone esa oculta necesidad
    que se aprovecha de ti.

    ¿Cómo sientes tu silencio? ¿En orden acaso?
    ¿Te refiere orden?
    ¿Cómo resistes el silencio? ¿Te grita algo?
    Y aquí no hay donde esconderse.
    Y más tu mente, lo sabe bien.
    El registro en conciencia es implacable,
    absoluto, irreductible.
    ¿Cómo sientes el respiro? ¿Se agita, acaso? ¿O mantiene su sosiego?
    Y no permitas forcejeos mentales,
    ni que una sola emoción empañe tu silencio.
    No todos los silencios lo son y lo sabes.
    Por eso respiras, porque aspiras el silencio absoluto,
    en el que no existe nada.
    Y respiras confiando en que la mente acata,
    y el respiro ordena con tal sutileza, con tan profunda bondad.

    Percibe si estás debatiéndote o te estás liberando,
    si la mente discute o finalmente calla.
    Implórale silencio.
    Percibe el aplacamiento, percibe las distancias,
    logra elevarte, aspira el orden. 

    Dirás ¿y el orden qué es? ¿Acaso existe?
    Y es que lo hemos perdido tanto,
    lo hemos desafiado, hemos desconfiado, hemos recaído,
    y no nos damos cuenta. 

    Y me insistes, ¿existe?
    En todo, y no lo vemos, ni lo creamos, ni lo evidenciamos, ni lo brindamos, al pensar, al creer que se acabó,
    y no es cierto, sería negarse.
    Y por supuesto que hay quien lo hace
    a libre elección, a oscura acción.
    Respira. 

    Reordénate, confía en eso.
    Más, cuando sostienes guía, y crees.
    Más cuando quieres amarte, por encima de todo,
    sabiendo que es lo único posible, para que tu orden sea. 

    Qué divino eres. Te agradezco.
    Y entonces respiras para saber que estás,
    qué tanto eres, para reconocer todo esto,
    desde el orden que Es.
    Y que, en cierta forma, lo que distingues
    va por el orden que eres.
    No podrías más ni sabrías,
    así que lo que queda es querer más.

    Respira bien, respira a profundidad,
    y, en cierta forma,
    celebrándote por el orden que aspiras. 
    Créete.

    O

    • 37 min
    Soy el Universo todo

    Soy el Universo todo

    Observa cómo estás, percíbete, ¿cómo te sientes?, si los pranayamas te han ayudado
    a ganar cierta calma.
    Observa tu respiración y haz que cada respiro sea consciente, bien consciente. 



    Que cada respiro te pronuncie cómo estás.
    Y si algo desentona, respira más.
    sin acelerarte, sin registrar pesadez, al contrario,
    consigue un ritmo entusiasta, que te de aún más vida.



    No atiendas pensamientos. ni los evites ni los reprimas,
    hazlos sentir tu respiro,
    que tus pensamientos sientan tu respiro.
    Y que, entonces, tu sentir sepa de esos pensamientos,
    tan nobles, tan íntimos,
    tan elaborados para ti, para este momento.  



    Y es que así le ganas a tu mente,
    le permites sentirte, que sepa lo que quieres,
    que entienda quién eres, que se arriesgue a conocerte,
    que respete todo lo que eres, lo que aspiras.



    Y, pese al sonido, vas ganando igualmente silencio,
    integras tu silencio al sonido, y observas tu respiro, que se ha ido acoplando a todo lo que emites
    desde todo lo que eres. 



    Y es un acomodo en ti, un bien habitarte, poder sostener lo que contienes,
    y que no te intrigues ni te muestres en inquietud
    y menos en alteración.

    Estás creando un espacio y estás siendo ese espacio.

     
    Y sabes mantenerte ahí,
    tan consciente, en tal disposición,
    confiando tanto, saber ya lo que sabes, estando aquí entre tanto, entre tantos.
    Y que hagas esto.
    Si no es amor, ¿qué es? Si no es quererte, ¿qué es?



    ¿Cuánto más vas a exigirte?
    ¿No ves lo que pasa?
    ¿Vas a seguir resintiendo donde estás? ¿Vas a incomodarte más? ¿Incluso a atropellarte?
    ¿Por qué?
    ¿Sabes cuánto has respondido para estar aquí?
    ¿Has evaluado tu condición?
    ¿Te aprecias? ¿Te valoras?
    ¿Vas a quebrarte ahora, después de tanto?
    ¿Cuántos caminos? ¿Cuántos alcances? ¿Cuánta vida?
    Y respiras.



    Y el respiro te atiende, ¿no lo notas?
    ¿Crees que es poco logro? ¿Igual qué crees es saber contenerse así?
    Hacer estas pausas,
    cuando todo afuera está alterado, ruidoso.
    Tantos distractores,
    tanto esfuerzo para descentrarte,
    para que finjas, para que desees, para que mientas,
    y que algo más te ocupe, que no seas tú.
    Y que respirando así, nada pasa.
    Con todo lo que está pasando, nada pasa.



    Saberse establecerse así en el estado propio, en el espacio único, ¿qué crees?
    Sin esperar nada y a la vez pasándote todo, todo lo que Es,
    en plena trayectoria por tu Ser,
    por todo lo que te habita, por todo lo que sientes y eres,
    por todo lo que existe en ti.

     Imagínate.



    Y se cruzan universos
    y los universos te cruzan.
    Y tú en impávida actitud,
    escuchando tu silencio que dice: Soy Eso. Maravillosamente, Soy Eso.
    ¿No te provoca creértelo?
    ¿O vale más seguir fingiendo que eres un ser ahí,
    restado, renuente, resistido, renegando de ti?
    Respira más.



    Repetirás en silencio:

    Soy lo que soy.
    Soy lo que Es.
    Soy lo que existe.
    Soy el Universo todo.
    Y lo que vive hoy, es tan solo mi recuerdo, de lo que siempre fui.
    Amo lo eterno porque es lo que Es.
    Me confío en verdad.



    Y respiro más,
    cuando quiero ser en vida y cuando quiero que la vida sea en mí.
    Amado Ser:
    hay que vivir, hay que manifestarse.
    Hay que hacer y ser el bien.
    Hay que registrarse en luz y obrar en amor.
    Si no es así, ¿qué?



    Así que no detengas tu respiro,
    hasta que eso puedas lograr
    para así despedirte de aquí, desistir de esto,
    que no te atrape más, que te liberes.



    Ve recobrando más respiros,
    ve acercándote de nuevo,
    ve reconociéndote en ese amor,
    en este acto de amor, con el que empezaste a estar aquí,
    en este, tu momento.



    Respira y no te olvides agradecer.
    Tampoco te olvides de valorarte más,
    de apreciar lo que haces y de confiar.
    Respira profundo.
    Respira atendiendo el momento.
    Respira.



    Om Namaha Shivaya

    • 39 min
    Viniste al planeta a saber amar

    Viniste al planeta a saber amar

    Sería oportuno y prudente
    que pronuncies internamente tu nombre,
    o como te guste ser llamado
    y respires un momento en el,
    haciéndote presente y que reverbere en ti
    y te conecte contigo, con tu bendito y sagrado nombre.
    Como te conocen y te conoces aquí,
    en la medida que has querido y has dejado,
    hasta que se vaya diluyendo con cada respiro,
    hasta que te quedes solo con tu respiro,
    que es tu misma presencia.

    Ve obteniendo respiraciones breves, aunque profundas,
    que te sostengan ahí, en tu divina presencia,
    y que te vaste tu presencia.

    Cada respiro, un instante de ti en ti,
    concibiendo tu estado, el que has alcanzado, el que trabajas,
    en el que te asientas para existir,
    con el que habitas este planeta tan desalentador.
    Así que respira con tu aliento,
    que te alcance,
    con el que puedas atravesar cada circunstacia,
    cada situación, cada hecho, con fuerza.
    Cada tránsito, cada proceso,
    cada aventura, desventura, con fuerza,
    con la fuerza de tu aliento.

    Mira los millones que somos,
    ¿y qué hacemos?
    ¿Nos plegamos más a las bendiciones o a las maldiciones?
    ¿Crees que las guerras responden a qué?
    ¿Crees que las carencias nos demuestran qué?
    ¿En qué se fundamentan los atropellos?
    Los que hieren, los que matan.
    ¿A qué obedecen? ¿Cómo se formulan?
    ¿Qué sustancia configura la maldad?
    ¿Dónde reside? ¿Dónde está?
    ¿Qué la contiene? ¿Quién?
    ¿Por qué se expresa?

    Y tú respira ahí,
    confiando en ti, en tu fuerza, en tu aliento.

    ¿Qué es lo que existe?
    ¿Es así? ¿Es por eso?
    ¿Por lo que nos empeñamos en vivir aquí?
    ¿Para manifestar qué?
    ¿No te parece absurdo, mezquino,
    contradictorio, indigno, venir de tan lejos,
    sorteando circunstancias, para destruir?

    Respira y no contengas aliento, fluye bien,
    no te prives, fluye bien.

    ¿Crees que esto se detendría?
    ¿Tienes idea cuándo?
    ¿Adviertes las razones?
    ¿Confías en algo?

    No cortes tu respiro
    ni permitas que ningún dolor te invada.
    Fluye respirando bien,
    tomando lo justo, reteniendo lo justo
    y soltando más.

    Valórate.
    Valora que sabes cerrar los ojos,
    sabes respirar así, tan valiente,
    y te atreves a clamar calma, paz interna.

    Y el respiro aguanta.
    Y el respiro provee.
    Y el respiro calma.
    Y nada se detiene, todo sigue igual,
    la maldad no cesa ni se cansa.
    Persiste, ataca.

    Y tú, respira.
    Que el respiro soporte, alimente tu fuerza
    y te lleve a suspenderte,
    lo que produciría y provocaría,
    que cada vez más, tu estado se eleve,
    que no sería más que sobreponerte
    a lo que vives, a lo que se vive.

    Y el respiro cede,
    cede tu estado y se aquieta más,
    se reduce, sutil.
    Y el pensamiento cede, no te ataca,
    ¿para qué más?, ante tanto.
    No es que se inhiba ni apabulle,
    más bien, encuentra algo en ti,
    ese estado de tu Ser, despierto, abierto,
    confiando en lo que la vida es,
    en todo lo que existe, en todo cuanto pasa.

    ¿Qué nos pasó, para querer estar, vivir aquí?
    ¿Qué se nos perdió?
    ¿Qué se nos olvidó?
    ¿Qué recordamos?
    ¿Qué necesitamos?
    ¿A quién, además?

    Y el respiro intuye y se hace de tu estado.
    Te recordaste de ti.
    Viniste por ti.
    Y ya no sería ni a un encuentro, ¿cuál?
    Y si viniste por alguien, ¿quién?

    Hazte cargo, despierta más,
    respira firme, atiende al Ser,
    produce, elabora, construye,
    todo en bien.
    Ni te acerques a quien no, ya no.

    Traes, contienes, eres un plan,
    el único: amar.
    Entonces, ¿desconocerte más?
    ¿Ceder más? ¿Dejarte engañar?

    Entiende lo que hace tu aliento,
    reconoce tu fuerza.
    Mira lo que haces, valórate amándote.

    Atrévete siempre a vivir lo que es,
    lo que sea, confía en ti,
    en lo que tu estado logra, sabiendo quién eres.
    Y logra estar en estados aún más elevados,
    amando todo, aceptando todo,
    no dejándote devastar, no haciendo daño,
    ni bajo engaño ni burla. 

    Persiste en saber amar,
    es a lo que viniste, es el planeta que lo necesita,
    es tu Ser el que puede y el que debe.
    Y es tu nombre, tu bendito nombre,
    el que me llevo, sabiendo quien eres
    y lo que te propones.

    Aquí h

    • 36 min
    Cuando el Propósito te alcanza

    Cuando el Propósito te alcanza

    Guarda entera concentración en tu respiración,a tu ritmo natural, no provoques nada másni te produzcas ninguna inquietud,todo lo que hagas, estará bien.

    Si buscas atención, en tu respiro solamente,no atiendas nada más.Si alguna parte de ti quiere distraerte,no la atiendas.Algún malestar, alguna resistencia,nada, no estás.Estás solo para ti.

    Así que respira con serenidad,tan profundo como lo requieras,hasta que eso que requiere algo,se calme y solo quiera calma.

    En espacios así, observa, capta, qué ocurre.Si requieres más, respira más.Suele ser la mentela que traduce todo requerimiento,así que céntrate en ella, respira para ella,hasta que se aquiete.Si solo supiera lo maravillosa que es,no se inquietara tanto, no lo permitiría.Pero de alguna forma,sabe que existe tanto en ti, que, ¿cómo lo reduce?, ¿lo calla?,¿ lo oculta?Y por eso respiras.

    Evalúa tu respiro, gradúalo,atiéndelo con confianza en ti,ante lo insegura que se siente la menteen un momento así.Casi siempre resuelve agitarse,y tu respiro la calma.

    Todo se va disipandoy requieres menos respiros.Es que el respiro no requiere nada.Haz que termine haciendo la tarea,haz que termine siendo sutil,tu sutil aliento, tu sutil respiro.

    Que ningún pensamiento intente nada,ante tu sutil respiro.Que ningún temor elabore nada,para eso respiras.Te vas percibiendo en tu cálido estado del Ser,con tu respiro cálido, que te arropa tanto.

    Y es tu valioso estadode permanencia consciente,sabiendo que habitas, que vives, que actúas,y que siempre, siempre, siempre,guardas un propósito.Que pase lo que pase, estés donde estés,guardas ese propósito.Y que si respiras, es por ese propósito.Y que ahora mismo, no existe nada más.El respiro sabe eso y por eso se produce,pronunciando nada.

    Y el propósito ni siquiera se dice, se siente.No existiría ningún sentido que te lo definao te lo pronuncie, no podría.Y respiras tan sutilmente,tan imperceptiblemente.Y una nada es tu respiro, una nada.Es cuando el propósito te descubre,se descubre y descubre todo.

    Eres el amor mismo.Eres el amor mismo.Es cuando el propósito te alcanza,no creas que tú a él.Él te alcanza.Por eso, ¿cuál es la angustia?¿Cuál es el rechazo?¿Por qué la resistencia?

    Es que eres el propósito mismo.Eres el propósito de Eso.¿Qué más grande amor?¿Que te tengan, que te guarden,que te acepten, que te amen,como propósito?¿Qué más? ¿Qué más hay? ¿Dónde?

    Y si eres capaz de percibirlo, más.Por eso es que eres lo que eres:lo más grande, el más grande amor posible.

    El respiro cesa,está en su propósito.El respiro cesa.Sostente ahí.Ni siquiera lo requieras,ya ni siquiera te requiere a ti.Inmenso, todo inmenso.Y sueltas, te sueltas, te liberas.

    Respiras profundo y atiendes el respiro,así como el momento ,en el que ya sabes estás y eresy, persistes en el ahora y respiras ahí.

    Te agradeces,con profundo amor y respeto,te agradeces.Por tu esfuerzo,tu valentía y tu entendimiento.Te agradeces el propósitoy le gradeces a lo que Es.

    Om Namaha Shivaya

    • 32 min
    Que nazca en mí lo que soy

    Que nazca en mí lo que soy

    ¿Sabes lo que viene bien de vez en cuando?
    Que creas nacer, que es como si estuvieras
    recién naciendo.
    Así que respira imaginándote lo que quieras.
    No tendrías que estar necesariamente en vientre alguno.
    ¿Quién sabe criatura,
    cuantas veces has nacido y dónde?
    ¿Desde qué circuito? ¿En qué sistema?
    ¿De qué forma?
    Así que no te limites,
    hazte un espacio e instálate ahí,
    con un respiro tenue, que lo sientas alimento.
    Y date todo tu tiempo para respirar,
    es ahí donde y cuando el tiempo existe.
    Hazle espacio al respiro
    y que el respiro te haga espacio.

    No te figures en cuerpo ni resientas densidad,
    respira simple y olvida todo,
    no te acuerdes de nada ni nadie,
    ni siquiera de ti.

    Deposita respiro en el éter
    y haz que el éter se introduzca en ti.
    Respira constante, haz que sea lo único que existe,
    tu respiro, tu respiro primero,
    aunque exista lo que exista,
    es tu respiro primero.

    No averigues dónde estás ni quién eres,
    ni falta hace, ni permitas que ningún pensamiento
    te detenga ésta, tu gestación.
    Ni que tampoco la facilite toma tu tiempo, respira tu tiempo,
    justo para que el tiempo no sea.

    Hasta los pensamientos
    hacen el tiempo que no es.
    Y el respiro hace que cesen.
    Y respiras y respiras y respiras, criatura.

    Créete que no existe nada ni nadie,
    que lo que existe es donde estás
    y, donde estás, es lo que es y nada más.

    Permítete permanecer en esa sensación,
    en sutil cesación.
    Ni crees ni recrees nada, todavía no.
    Solo respiro.

    Si algo quieres sentir, que sea solo tu respiro.
    Y que tu respiro te sienta.
    Y que te hagas .
    Y que te crees.
    Y que te creas.
    Y que aparezcas.
    Y que te veas.
    Y que te escuches.
    Y que nazcas hoy en ti, tal y como quieres.
    ¿Quieres?

    Entonces estás, eres y respiras por ti y para ti.
    Y percibes todo esto y todo esto te percibe a ti.
    ¿Y quién, -así como eres y estás, recien naciendo- eres hoy?
    ¿Quién quieres?
    ¿Te imaginas esa oportunidad?
    ¿Crees que existe?
    ¿La harías posible? ¿O no?

    No dejes el respiro a las fuerzas inconscientes
    que respiran en tu Ser.
    No lo permitas, porque estarías renaciendo mal,
    atrapado de nuevo, revestido de nuevo,
    en lo que crees ser, y no en lo que eres.
    ¿Qué crees hace que creas? Lo que no eres.

    Y es tanto lo que has hecho,
    es tanto lo que te has perdido.
    Es tanto lo que has zucumbido,
    por esa involuntad, por esa falsedad,
    por esa inconsistencia que permitiste ya.
    Respira para que no insista,
    es tan fácil y factible que lo haga,
    es casi Ley, es Ley,
    si en ti no existe afianzamiento
    hacia la verdad que eres.

    Respira pronunciando internamente,
    respirando profundo y pidiendo asistencia:
    Soy la criatura que cada vez que quiere, Es.
    Soy la criatura que cada vez que quiere, Es.
    Soy la criatura que Es.
    Siempre y cuando pueda dejar de ser
    lo que no es.
    Si quebré principio, si quebré Ley,
    si me acoso, si me miento, si me escondo,
    ¿cómo puedo ser? ¿Qué puedo ser?
    ¿Quién puedo ser?

    Y el respiro te acompaña,
    el respiro aliento,
    de lo que es posible nazca hoy en ti,
    y que hagas que muera quien no.
    Y hasta serías capaz de hacer un cruce:
    que viva quien Es y que muera quien no.
    Si supieras criatura, lo que es capaz de nacer
    y lo que se niega a morir.
    ¡Si supieras!

    Por eso, haz una petición
    por lo que debe nacer: Que nazca en mí lo que soy.
    Que nazca en mí lo que soy.
    Que nazca en mí lo que soy.

    Jamás temas morir, jamás.

    Respira consiguiendo vivir hoy aquí,
    en ti, como eres, no hay más.
    Hasta que puedas y quieras,
    lo que hablamos, lo que has sentido,
    lo que has pedido.

    Es tiempo de dejarnos criatura.
    Ámate más, sé firme en tu Ser,
    sé más consciente, sé más prudente,
    sé más leal, sé más.

    Om Namaha Shivaya

    • 35 min
    Sé libre, hasta de ti

    Sé libre, hasta de ti

    Haz el ejercicio de mirar adentro,sin presión, sin tensióny respirando pausada y profundamente.Haz que esa forma de mirarte, te descubraen toda esa inmensidad que contienes,sin buscar nada, sin precisar nada,simplemente mantente ahí,observante de ti, de tu respiro.

    No te distraigas sintiéndote,más bien, haz que sea tu percepciónla que pueda registrarte,sea algún pensamiento, alguna sensación.Pero que nada te atrape, hazte libre respirando.Lo que entiendas, lo que creas es: ser libre.

    Y si te dijera:de quién más deberías ser libre, es de ti,de lo que haz creado para atraparte en ti,para restarte, desconocerte, ignorarte, castigarte.Deberías saberlo ya: respirando liberas.¿Porque dónde crees que estátodo lo que te contiene,te inhibe, te paraliza, te impide?En alguno de tus circuitos.Así que respira fluidamente, vaciando todoy tomando cuanto necesitas,con entera libertad, a plenitud.

    Verás que nada se te apareceni sorteas sombrasy tu mente ni escurridiza está.Está atenta y presente, abierta, espléndida.Tu mente espléndida.Tu mente espléndida.Absoluta y consciente de quién eres,de lo que haces, de lo que percibes y más,de lo que necesitas, porque sabe que,en principio, la necesitas a ella,así como es, así como está, activa para ti.

    Y se complace y te complace,ni aturde ni estorba, ni perturba ni se abruma.Y con cada respiro, se expande,reduce tus temores y se recrea.Y tú respiras, tan conscientemente, tan en calmay no controlas nada ni nada te controla,menos ella.El respiro te place, te conduce,te conecta a todo eso que contienes,que está en quietud y que va haciendo registrode cada instante, de este estado en que estás,haciendo lo que Es, haciendo lo que Es.

    ¿Sabes qué Es? Amándote, resolviendo,deteniéndote, escuchándote.Hablándole a tu silencio y que él te hable.Y expandiéndote en ese, tu vacío consciente,el que tanto necesitas, en realidad lo único.

    Y es aquí, así, cuando puede y sabes llegar a Él,consciente como estás, necesitando esoy, lo que es más valioso, proporcionándotelo,por volunad, por amor.

    Existes ahí, respiras ahí,te sostienes ahí.Y tu mente espléndida, calma,por demás agradecida.

    Y tú, ¡si te vieras!Si te vieras, ¿cómo te verías?En tal estado de quietud y reposo,deslumbrante, emanando lo que eres,emanando el amor que eres.

    Y te quedas ahí, suspendiendo el respiro,no necesitando nada, más que eso que eres,eso que existe en ti, el Todo mismo.Y permaneces, mínimo respiro,si te es posible, suspéndelo.

    Ni siquiera hay encuentro,¿con qué? ¿con quién?Lo que sí, aliento suspendido.Dime ¿qué hay? Dime ¿qué hay?La maravilla, la maravilla toda,la fuerza misma, el anuncio divino,la propuesta exacta, el resguardo único,la fe toda, la constante eterna.Maravilla.

    El respiro vuelve a afianzar la estancia,la que quisiste, la que obtuviste, la que vives,que tal vez no sea tan maravillosa,pero es lo que es,tu vida plena de ti, de tus decisiones,de tus encuentros, de tus recuerdos,de todo lo que has hecho, siendo quien eres.Y, lo que te queda:¿quién quieres ser? ¿Qué quieres hacer?¿Después de qué, antes de qué?

    Reflexiona y haz que esta quietudformalice aliento, voluntad, conciencia.Respira profundo, haciéndote presente,coincidiendo aquí con lo que necesitasy estableciendo propósito firmede ser en ti, de ser libre, hasta de ti.

    Respira más, atiende el hoy,muestra lo que eres ante tiy ante quien ames.

    Respira profundo y agradece, agradécete.

    Om Namaha Shivaya

    • 34 min

Top Podcasts In Religion & Spirituality

Joel Osteen Podcast
Joel Osteen, SiriusXM
CCF Sermon Audio
Christ's Commission Fellowship
The Bo Sanchez Podcast
The Abundance Network
Ask Pastor John
Desiring God
Abide Bible Sleep Meditation
Abide Bible Sleep Meditation
Renewing Your Mind with R.C. Sproul
Ligonier Ministries