Cuentos policiales Nicolás Andrade

Un especialista en resolver rompecabezas es llamado por la policía para ayudarles con un homicidio.

Cuando un barco hace escala en Southhampton, un marinero llamado Hendrijk Wersteeg busca vender sus pertenencias exóticas o de valor. En la búsqueda de un comprador para su loro, su mono y un fardo de telas indias, se encuentra a un sujeto que dice que le vendría bien tener un loro, y que quizás también compre una de sus telas importadas. Le indica que irían a su casa, donde tendría la jaula para el loro y mirarían la variedad de telas. Hendrijk era un navegante holandés, y no se podía permitir rechazar la oferta. Al llegar el domicilio, el marinero se encuentra con una situación que lo supera y que implica un crimen horroroso.

Este cuento policial es corto pero al mismo tiempo interesante e intrigante, ya que como todo policial presenta un enigma que debe ser resuelto. El investigador es un joven detective que con sus habilidades de deducción logra resolver un caso sospechoso de aparente suicidio, pero que el detective piensa puede haber sido un asesinato. Los principales sospechosos son los tres hermanos de la fallecida y sus dos sirvientes. El nombre de la suicida era señora Stevens, una viuda que se había casado tres veces y que, según las apariencias, se suicidó el día de su cumpleaños tomando un vaso de whiskey con veneno. La mañana siguiente su cadáver fue descubierto por el portero en la sala de estar, con un periódico en sus manos. El caso tiene un final inesperado con un asesino ingenioso y peligroso, y un sagaz detective que lo logra descifrar el crimen “casi perfecto”

Relato policial del famoso escritor francés, el cual narra la historia de un marinero holandés que cae en las manos de un misterioso caballero inglés. 

Este relato presenta la historia de la señora Stevens y su aparente suicidio. A medida que transcurre la historia, surgen nuevas pistas que ponen en duda la causa de la muerte. 

El cuento comienza con el asesinato del director del Museo de Rompecabezas, Nicolás Fabbri. Con las escasas pistas que tenía el detective Lainez y con la ayuda de un coleccionista de rompecabezas, intentan descubrir quién fue el culpable de este asesinato.