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COLOMBIAN LEGEND: "LA MADRE DEL AGUA‪"‬ Pastillitas de Español

    • Aprendizagem de idiomas

En la época de la conquista salió de Santa Fe una expedición rumbo al río Magdalena. Los extraños invadían todo aquello que se les interpusiera y asesinaban a los lugareños si se resistían. Hasta que llegaron a una aldea de la que escucharon que tenía muchas riquezas ocultas y aprisionaron al cacique, llevándolo ante el jefe de los conquistadores. Este le hizo preguntas acerca de donde guardaba las riquezas de su tribu, pero el indígena se negó a contestar. Ante la negativa, el capitán ordenó que lo amarraran y azotaran para darle un escarmiento mientras él fue a merodear los alrededores.

La hija del conquistador, una bella joven de ojos azules y cabellos dorados tenía quince años de edad, observó lo ocurrido desde la ventana de una habitación y se compadeció del joven. Al ver que su padre salió del lugar, rápidamente se dirigió hacia el verdugo y le suplicó que dejara de atormentar al valeroso indígena y lo pusiera en libertad. El hombre, aunque al principio ignoró los pedidos, no pudo negarse al dulce ruego de la hermosa joven y aunque temía a las consecuencias, aceptó las suplicas y liberó al muchacho.

Ella miraba con ojos de amor al joven cacique. Fascinada se acercó a él y con dulzura se fue a acompañarlo por el camino, perdiéndose entre los arbustos del bosque. Aunque el indígena estaba confundido por el trato amoroso de la joven, al mirarla se perdía en la serenidad y hermosura de sus grandes ojos.

Los jóvenes se adentraron tanto en el bosque hasta perderse. La enamorada niña, se sentía libre al estar en el bosque y convenció al cacique que se fueran juntos. El muchacho algo confundido, aceptó la proposición y cruzaron el río para refugiarse en la casa de un amigo suyo, quién les dio alimento y material para que construyeran una choza. Allí vivieron felices alrededor de la naturaleza y al poco tiempo tuvieron un hijo.

Un día, una india vecina del lugar, quien siempre estuvo enamorada del joven cacique quiso vengarse por su rechazo, y conociendo el secreto de la pareja, fue a la fortaleza a decirle al capitán donde se encontraba su hija. El hombre muy enfurecido, se dirigió con algunos soldados sorprendiendo así a la pareja. Cuando llegó, el bebé fue arrebatado de las manos de su madre y dio la orden de amarrarlos al tronco de un árbol en la orilla del río.

Enojado por ser el abuelo de un niño mestizo, ordenó a un soldado que lo arrojase al río ante la mirada impotente de sus padres. El capitán furioso, ordenó a sus hombres decapitar al muchacho mientras la joven fue apresada y torturada.

Al pasar de los días, el capitán se compadeció de su hija y ordenó que soltasen a la bella joven, la cual, enloquecida y desesperada por la pérdida de sus dos amores, se lanzó a la corriente del río mientras gritaba el nombre de su hijo y de su amado, dando así sus últimos suspiros.

Desde ese día, se cuenta que en las noches tranquilas se llega a escuchar a lo lejos una canción de cuna que parece brotar de las aguas cristalinas del río, cantada por una linda joven de cabellos dorados que continúa buscando a su hijo. Los lugareños la llaman la madre del agua, una divinidad de las aguas, que vaga atormentada por no poder encontrar el fruto de su amor.

Se dice que los desastres ocurridos y temblores en las montañas son debido a la desesperación de la joven al no encontrar a su pequeño ni a su amado.

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THANK YOU FOR THE SUPPORT!, CONTACT: luismitimana@gmail.com, INSTAGRAM: @pastillitasdespanol


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En la época de la conquista salió de Santa Fe una expedición rumbo al río Magdalena. Los extraños invadían todo aquello que se les interpusiera y asesinaban a los lugareños si se resistían. Hasta que llegaron a una aldea de la que escucharon que tenía muchas riquezas ocultas y aprisionaron al cacique, llevándolo ante el jefe de los conquistadores. Este le hizo preguntas acerca de donde guardaba las riquezas de su tribu, pero el indígena se negó a contestar. Ante la negativa, el capitán ordenó que lo amarraran y azotaran para darle un escarmiento mientras él fue a merodear los alrededores.

La hija del conquistador, una bella joven de ojos azules y cabellos dorados tenía quince años de edad, observó lo ocurrido desde la ventana de una habitación y se compadeció del joven. Al ver que su padre salió del lugar, rápidamente se dirigió hacia el verdugo y le suplicó que dejara de atormentar al valeroso indígena y lo pusiera en libertad. El hombre, aunque al principio ignoró los pedidos, no pudo negarse al dulce ruego de la hermosa joven y aunque temía a las consecuencias, aceptó las suplicas y liberó al muchacho.

Ella miraba con ojos de amor al joven cacique. Fascinada se acercó a él y con dulzura se fue a acompañarlo por el camino, perdiéndose entre los arbustos del bosque. Aunque el indígena estaba confundido por el trato amoroso de la joven, al mirarla se perdía en la serenidad y hermosura de sus grandes ojos.

Los jóvenes se adentraron tanto en el bosque hasta perderse. La enamorada niña, se sentía libre al estar en el bosque y convenció al cacique que se fueran juntos. El muchacho algo confundido, aceptó la proposición y cruzaron el río para refugiarse en la casa de un amigo suyo, quién les dio alimento y material para que construyeran una choza. Allí vivieron felices alrededor de la naturaleza y al poco tiempo tuvieron un hijo.

Un día, una india vecina del lugar, quien siempre estuvo enamorada del joven cacique quiso vengarse por su rechazo, y conociendo el secreto de la pareja, fue a la fortaleza a decirle al capitán donde se encontraba su hija. El hombre muy enfurecido, se dirigió con algunos soldados sorprendiendo así a la pareja. Cuando llegó, el bebé fue arrebatado de las manos de su madre y dio la orden de amarrarlos al tronco de un árbol en la orilla del río.

Enojado por ser el abuelo de un niño mestizo, ordenó a un soldado que lo arrojase al río ante la mirada impotente de sus padres. El capitán furioso, ordenó a sus hombres decapitar al muchacho mientras la joven fue apresada y torturada.

Al pasar de los días, el capitán se compadeció de su hija y ordenó que soltasen a la bella joven, la cual, enloquecida y desesperada por la pérdida de sus dos amores, se lanzó a la corriente del río mientras gritaba el nombre de su hijo y de su amado, dando así sus últimos suspiros.

Desde ese día, se cuenta que en las noches tranquilas se llega a escuchar a lo lejos una canción de cuna que parece brotar de las aguas cristalinas del río, cantada por una linda joven de cabellos dorados que continúa buscando a su hijo. Los lugareños la llaman la madre del agua, una divinidad de las aguas, que vaga atormentada por no poder encontrar el fruto de su amor.

Se dice que los desastres ocurridos y temblores en las montañas son debido a la desesperación de la joven al no encontrar a su pequeño ni a su amado.

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