Viviendo con la derecha chilena tantos años, uno se acostumbra a no cuestionar ciertas cosas: el bien común te suena tan conocido que se convierte en respuesta instintiva saber cuándo algo lo favorece o no. Al revés pasa con este concepto de “acción directa”, típicamente la excusa de muchos izquierdistas para ponerse violentos y sabotear cualquier iniciativa que no les guste. Pero también te das cuenta de cómo haciéndote el cucho por estar rodeado de cocodrilos, tú tampoco sabes definirla o si tiene una forma de explicarse sin copiar respuestas cada día más vagas de Wikipedia.