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Gracias a los sufrimientos Pablo: Reavivado por una pasión - Eudaldo Rosado

    • Religion

Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los  tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo” (2  Tesalonicenses 1:1, 2).

En la segunda carta a los  Tesalonicenses, Pablo asegura a los cristianos la aceptación del Señor,  insiste en que deben agradecer a Dios por las victorias conquistadas, y  destaca su crecimiento en las virtudes cristianas de fe, amor fraternal y  firmeza frente a la persecución.

En el capítulo 1, el apóstol  subraya la fe, el amor y la paciencia. Pablo demuestra felicidad por el  desarrollo espiritual de los hermanos y cómo ellos se han mantenido  fieles en la fe, aun en medio de las tribulaciones. A mayor sufrimiento,  fue mayor la fidelidad y el compromiso con Dios.

Por eso, a  veces Dios permite el sufrimiento en nuestra vida, y este resulta  precioso porque nos acerca a él, cosa que no haríamos en circunstancias  de comodidad. Ante las pruebas, es necesario mantener firme nuestra fe  en Dios, no para demostrar nuestra capacidad de fidelidad sino para que  Jesucristo sea glorificado en nuestra vida.

Eduardo Zakim es un  luchador y un misionero extraordinario. Un sufriente soldado de Jesús.  Lo conozco desde hace cuarenta años. Siempre dedicado y comprometido con  Cristo y con la iglesia. Alguien que ganó decenas de almas e inspiró a  muchos al ministerio.

Pero Eduardo pasó por pruebas tremendas.  Perdió a su hija Cinthia, de 27 años, cuando se lanzó a un río helado  para rescatar a un niño; a su esposa Ana, por un cáncer, a quien le  habían dado tres meses de vida pero vivió tres años más por su fe y su  estilo saludable de alimentación; y también perdió a Noelia, de 33 años,  la única hija que le quedaba, por un cáncer fulminante.

Eduardo  se ha mantenido fiel y es una bendición para muchos, que son consolados  por su vida y su predicación. Es invitado permanentemente por iglesias  para compartir temas de reavivamiento. Nunca dejó de dar estudios  bíblicos y nos animó a cumplir nuestra misión siempre. Él se volvió a  casar con Irene, una mujer extraordinaria, cristiana y ejemplar.

En su libro ¿Qué Dios como tú?, con  testimonios de milagros y conversiones, Eduardo nos motiva a confiar  plenamente en las promesas de Dios. Así, frente a la próxima prueba,  podemos mantenernos fieles y que en cada alma que se cruce en nuestro  camino veamos a una persona para el cielo.

Hoy podemos  decirle “gracias” a la noche, que nos permite ver las estrellas, y  podemos decirles “gracias” a los sufrimientos, que nos permiten ver la  consolación y el propósito de Dios.


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Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los  tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo” (2  Tesalonicenses 1:1, 2).

En la segunda carta a los  Tesalonicenses, Pablo asegura a los cristianos la aceptación del Señor,  insiste en que deben agradecer a Dios por las victorias conquistadas, y  destaca su crecimiento en las virtudes cristianas de fe, amor fraternal y  firmeza frente a la persecución.

En el capítulo 1, el apóstol  subraya la fe, el amor y la paciencia. Pablo demuestra felicidad por el  desarrollo espiritual de los hermanos y cómo ellos se han mantenido  fieles en la fe, aun en medio de las tribulaciones. A mayor sufrimiento,  fue mayor la fidelidad y el compromiso con Dios.

Por eso, a  veces Dios permite el sufrimiento en nuestra vida, y este resulta  precioso porque nos acerca a él, cosa que no haríamos en circunstancias  de comodidad. Ante las pruebas, es necesario mantener firme nuestra fe  en Dios, no para demostrar nuestra capacidad de fidelidad sino para que  Jesucristo sea glorificado en nuestra vida.

Eduardo Zakim es un  luchador y un misionero extraordinario. Un sufriente soldado de Jesús.  Lo conozco desde hace cuarenta años. Siempre dedicado y comprometido con  Cristo y con la iglesia. Alguien que ganó decenas de almas e inspiró a  muchos al ministerio.

Pero Eduardo pasó por pruebas tremendas.  Perdió a su hija Cinthia, de 27 años, cuando se lanzó a un río helado  para rescatar a un niño; a su esposa Ana, por un cáncer, a quien le  habían dado tres meses de vida pero vivió tres años más por su fe y su  estilo saludable de alimentación; y también perdió a Noelia, de 33 años,  la única hija que le quedaba, por un cáncer fulminante.

Eduardo  se ha mantenido fiel y es una bendición para muchos, que son consolados  por su vida y su predicación. Es invitado permanentemente por iglesias  para compartir temas de reavivamiento. Nunca dejó de dar estudios  bíblicos y nos animó a cumplir nuestra misión siempre. Él se volvió a  casar con Irene, una mujer extraordinaria, cristiana y ejemplar.

En su libro ¿Qué Dios como tú?, con  testimonios de milagros y conversiones, Eduardo nos motiva a confiar  plenamente en las promesas de Dios. Así, frente a la próxima prueba,  podemos mantenernos fieles y que en cada alma que se cruce en nuestro  camino veamos a una persona para el cielo.

Hoy podemos  decirle “gracias” a la noche, que nos permite ver las estrellas, y  podemos decirles “gracias” a los sufrimientos, que nos permiten ver la  consolación y el propósito de Dios.


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