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Pascua de Resurrección “Destruirá a la muerte para siempre‪”‬ Hablemos de "Ven Sígueme".

    • Religion

La vida de Jesucristo “es fundamental para toda la historia de la humanidad” (“El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles”, ChurchofJesusChrist.org). ¿Qué significa eso? En parte, ciertamente significa que la vida del Salvador influye en el destino eterno de todo ser humano que haya vivido o que vivirá. También podría decirse que la vida y la misión de Jesucristo, que culminan en Su resurrección aquel primer Domingo de Pascua, conectan a todo el pueblo de Dios a lo largo de la historia: quienes nacieron antes de Cristo miraron anhelosamente y con fe hacia Él (véase Jacob 4:4), y quienes nacieron después, miraron en retrospectiva y con fe hacia Él. Al leer los relatos y las profecías del Antiguo Testamento, jamás vemos el nombre Jesucristo, pero sí vemos la evidencia de la fe de los creyentes de antaño en su Mesías y Redentor, y el anhelo que sentían por Él. De modo que nosotros, a quienes se nos invita a recordarlo a Él, podemos sentir el vínculo con quienes lo esperaban a Él. Pues ciertamente Jesucristo ha llevado “la iniquidad de todos nosotros” (Isaías 53:6; cursiva agregada), y “en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:22; cursiva agregada).

La vida de Jesucristo “es fundamental para toda la historia de la humanidad” (“El Cristo Viviente: El Testimonio de los Apóstoles”, ChurchofJesusChrist.org). ¿Qué significa eso? En parte, ciertamente significa que la vida del Salvador influye en el destino eterno de todo ser humano que haya vivido o que vivirá. También podría decirse que la vida y la misión de Jesucristo, que culminan en Su resurrección aquel primer Domingo de Pascua, conectan a todo el pueblo de Dios a lo largo de la historia: quienes nacieron antes de Cristo miraron anhelosamente y con fe hacia Él (véase Jacob 4:4), y quienes nacieron después, miraron en retrospectiva y con fe hacia Él. Al leer los relatos y las profecías del Antiguo Testamento, jamás vemos el nombre Jesucristo, pero sí vemos la evidencia de la fe de los creyentes de antaño en su Mesías y Redentor, y el anhelo que sentían por Él. De modo que nosotros, a quienes se nos invita a recordarlo a Él, podemos sentir el vínculo con quienes lo esperaban a Él. Pues ciertamente Jesucristo ha llevado “la iniquidad de todos nosotros” (Isaías 53:6; cursiva agregada), y “en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:22; cursiva agregada).

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