30 min

Rompe el ciclo Holy Heaven

    • Religion

4. Rompe el ciclo

La mayoría de las veces que voy a mi restaurante favorito veo a una mujer que trabaja de mal humor, como si estuviera en el lugar equivocado.
Cada vez que me atiende, yo le sonrío y le doy las gracias. De inmediato se transforma en una persona feliz. Hasta sus facciones son diferentes.
Lo he comprobado con muchas personas. Eso no deja de sorprenderme.

Me pregunto cuántos de nosotros vivimos amargados porque no tenemos una pareja amable, sin ser conscientes de que somos espejos. ¿Será que mi pareja no es afectuosa conmigo porque todo el tiempo le hablo fuerte o porque mi pasatiempo es criticarla? Nadie puede dar de lo que no recibe.
Y sé que es difícil, pero alguno de los dos debe romper el ciclo. Nunca va a haber cambios en una relación donde ambos se resisten a ser amables, a ser compasivos, a servir con amor.

Cuando Jesús menciona las causas del divorcio, habla de un corazón endurecido. Es por eso que necesitamos más de Dios y menos de nosotros mismos, porque nuestra tendencia siempre será a ser egoístas.

Él quiere que actuemos desde el amor y no desde el ego. No temas decir frases como: “Amor si consideras que un consejero nos puede ayudar, me parece una gran idea”. “Me equivoqué porque te hablé un poco enojado, ¿me disculpas?”. “No sabía que te sentías alejado de mí, vamos hoy a nuestro restaurante favorito".

Rinde tus emociones y deja que el Espíritu Santo sea quien dirija tu vida. La humildad, dominio propio y paciencia, que vienen de Él, marcarán un antes y después en tu matrimonio.

Desde hoy trata a tu pareja con la mayor cordialidad posible. No lo veas como un deber aburrido. Míralo como una oportunidad de tener un corazón más grande, más compasivo, más generoso.

Mientras más amor le demuestras a tu pareja más influencia tienes en su vida.

4. Rompe el ciclo

La mayoría de las veces que voy a mi restaurante favorito veo a una mujer que trabaja de mal humor, como si estuviera en el lugar equivocado.
Cada vez que me atiende, yo le sonrío y le doy las gracias. De inmediato se transforma en una persona feliz. Hasta sus facciones son diferentes.
Lo he comprobado con muchas personas. Eso no deja de sorprenderme.

Me pregunto cuántos de nosotros vivimos amargados porque no tenemos una pareja amable, sin ser conscientes de que somos espejos. ¿Será que mi pareja no es afectuosa conmigo porque todo el tiempo le hablo fuerte o porque mi pasatiempo es criticarla? Nadie puede dar de lo que no recibe.
Y sé que es difícil, pero alguno de los dos debe romper el ciclo. Nunca va a haber cambios en una relación donde ambos se resisten a ser amables, a ser compasivos, a servir con amor.

Cuando Jesús menciona las causas del divorcio, habla de un corazón endurecido. Es por eso que necesitamos más de Dios y menos de nosotros mismos, porque nuestra tendencia siempre será a ser egoístas.

Él quiere que actuemos desde el amor y no desde el ego. No temas decir frases como: “Amor si consideras que un consejero nos puede ayudar, me parece una gran idea”. “Me equivoqué porque te hablé un poco enojado, ¿me disculpas?”. “No sabía que te sentías alejado de mí, vamos hoy a nuestro restaurante favorito".

Rinde tus emociones y deja que el Espíritu Santo sea quien dirija tu vida. La humildad, dominio propio y paciencia, que vienen de Él, marcarán un antes y después en tu matrimonio.

Desde hoy trata a tu pareja con la mayor cordialidad posible. No lo veas como un deber aburrido. Míralo como una oportunidad de tener un corazón más grande, más compasivo, más generoso.

Mientras más amor le demuestras a tu pareja más influencia tienes en su vida.

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