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#102. Lectio divina con el Evangelio del domingo Mc 5, 21-43 Yo estaré siempre con vosotros. Catequesis de andar por casa

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El evangelio de Marcos en el capítulo 5, versículos del 21 al 43. Dos escenas que se entre cruzan y se relacionan entre sí. Óralas como si presente te hallares. Un jefe de la sinagoga, Jairo (gr. láiros: del heb. Yâ’îr, “él ilumina”), probablemente de Cafarnaúm, que pidió a Jesús que sanara a su hija.  Y una mujer de la que no conocemos su nombre. Llevaba 12 años enferma por flujos de sangre y pobre, esto le lleva a estar marginada físicamente, religiosamente y socialmente. Pero tiene una fe inmensa en que con solo tocar la orla del manto de Jesús, esté la puede sanar. Así lo hace. Pero Jesús que siente salir de Él una fuerza especial, aunque estuviera “apretujado” por la gente, pregunta quién ha sido. Ella, temblorosa, confiesa su fe, y Jesús le restaura en su dignidad, le habla, le mira y proclama que su fe la ha salvado. Jairo nervioso mientras el Maestro atiende a esta mujer. Al final llegan a decirle que su hija a muerto, y Jesús que escucha el mensaje le pide que no tema, que tenga fe. Llevando consigo a Santiago, a Pedro y a Juan, Jesús entró en la habitación donde yacía la niña, la tomó por la mano y dijo en arameo: Telîtha’ qûmî, “niña, levántate”, y ella le obedeció de inmediato.  Creer es fuente de Vida.

El evangelio de Marcos en el capítulo 5, versículos del 21 al 43. Dos escenas que se entre cruzan y se relacionan entre sí. Óralas como si presente te hallares. Un jefe de la sinagoga, Jairo (gr. láiros: del heb. Yâ’îr, “él ilumina”), probablemente de Cafarnaúm, que pidió a Jesús que sanara a su hija.  Y una mujer de la que no conocemos su nombre. Llevaba 12 años enferma por flujos de sangre y pobre, esto le lleva a estar marginada físicamente, religiosamente y socialmente. Pero tiene una fe inmensa en que con solo tocar la orla del manto de Jesús, esté la puede sanar. Así lo hace. Pero Jesús que siente salir de Él una fuerza especial, aunque estuviera “apretujado” por la gente, pregunta quién ha sido. Ella, temblorosa, confiesa su fe, y Jesús le restaura en su dignidad, le habla, le mira y proclama que su fe la ha salvado. Jairo nervioso mientras el Maestro atiende a esta mujer. Al final llegan a decirle que su hija a muerto, y Jesús que escucha el mensaje le pide que no tema, que tenga fe. Llevando consigo a Santiago, a Pedro y a Juan, Jesús entró en la habitación donde yacía la niña, la tomó por la mano y dijo en arameo: Telîtha’ qûmî, “niña, levántate”, y ella le obedeció de inmediato.  Creer es fuente de Vida.

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