14 min

#99. Lectio divina con el Evangelio del domingo Mc 4, 35-40 Yo estaré siempre con vosotros. Catequesis de andar por casa

    • Education for Kids

Ante las lecturas de este domingo, guardar silencio, contemplar la escena y “como si presente me hallare” despertar a Jesús. Quizá yo también sienta que está dormido, que parece no importarle lo que estoy sufriendo, lo que estamos viviendo en la familia, o la situación social de España, de la India, de Venezuela, de Israel… 

«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Ante el viento impetuoso y las olas que rompen contra la barca, Jesús se pone en pie. El viento y las olas le obedecen. Al momento hay silencio y calma, cuando todo está sereno es que Jesús te mira, nos mira y pregunta como sorprendido: ¿Por qué tenéis miedo?, ¿todavía no tenéis fe? 

Abramos nuestro corazón a Jesús y hablemos con Él de nuestros miedos, de aquello que sentimos que nos supera, que como el viento y el mar en una tormenta, así mi vida se siente “en manos” de vaivenes bruscos, que sacuden, desestabilizan, generan duda, inquietud… Jesús quiero que seas el Señor de mi vida y de mi historia, quiero darte el timón de mi barquilla, de la barquilla de mi familia, de mi país, de la historia y condúcela tú, se tú mi Señor, mi único Señor.

Ante las lecturas de este domingo, guardar silencio, contemplar la escena y “como si presente me hallare” despertar a Jesús. Quizá yo también sienta que está dormido, que parece no importarle lo que estoy sufriendo, lo que estamos viviendo en la familia, o la situación social de España, de la India, de Venezuela, de Israel… 

«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Ante el viento impetuoso y las olas que rompen contra la barca, Jesús se pone en pie. El viento y las olas le obedecen. Al momento hay silencio y calma, cuando todo está sereno es que Jesús te mira, nos mira y pregunta como sorprendido: ¿Por qué tenéis miedo?, ¿todavía no tenéis fe? 

Abramos nuestro corazón a Jesús y hablemos con Él de nuestros miedos, de aquello que sentimos que nos supera, que como el viento y el mar en una tormenta, así mi vida se siente “en manos” de vaivenes bruscos, que sacuden, desestabilizan, generan duda, inquietud… Jesús quiero que seas el Señor de mi vida y de mi historia, quiero darte el timón de mi barquilla, de la barquilla de mi familia, de mi país, de la historia y condúcela tú, se tú mi Señor, mi único Señor.

14 min