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Plurinacionalidad Baradit Constituyente

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En la comisión de Principios hemos consagrado a Chile como un Estado plurinacional. De lo cual, como integrante de esa comisión, me siento orgulloso.

Los fascismos tienen un manual, como se trata de una conformación mental regresiva, tribal, responde a pertenencias y a violencias de grupos, contra otros. Una defensa violenta de la tradición y lo propio, cerrados a lo otro. Uno de los primeros pasos para CUALQUIER argumentación es la identificación de un OTRO malvado que atenta contra la estructura de lo que amamos. En Alemania nazi fueron los judíos, en Estados Unidos fueron los afroamericanos, en Chile fueron los "comunistas".

El mensaje es siempre el mismo: ELLOS quieren destruir nuestros símbolos patrios, ELLOS quieren fragmentar nuestro país, ELLOS quieren privilegios, ELLOS quieren aprovecharse, ELLOS quieren destruir la patria y debilitarnos.

Ese fascismo ha encontrado su otro en esta convención, los pueblos originarios. Se han cansado de insultarlos, desprestigiarlos, revictimizarlos.

El racismo que han desplegado ha sido brutal, penoso y vergonzoso. Al punto que muchas de las expresiones vertidas por la gente del rechazo rayan en el delito, en la mentira histórica y en lo que en el mundo se conoce como "acciones de odio".

Los Pueblos originarios no son gente iluminada con respuesta para todo, no son mejores ni peores que el resto de los habitantes del país, no son seres de luz ni mucho menos. Son pueblos con cultura propia que se merecen un espacio como TODOS, como lo han tenido los descendientes de españoles y lo estamos logrando los mestizos. Lo que estamos haciendo en esta Convención no es entregarle privilegios a nadie, sino todo lo contrario: eliminar los enormes privilegios que ha tenido un grupo pequeño de nuestro país sobre el resto de nosotros durante 200 años. Lo que se ha entregado en la Convención es el piso mínimo de Dignidad para naciones que han sido históricamente agredidas. Ellos han propuesto sus normas y la deliberación de los 154 ha decidido. Decir que esta Constitución es indigenista y pro mapuche es desconocer que se han rechazado cientos de iniciativas de pueblos originarios, que del catálogo de derechos de pueblos originarios que se presentó la semana pasada solo se aprobó UNA NORMA, escuchen bien UNA norma.

Al aprobar que Chile es un estado plurinacional, no estamos sino asumiendo una realidad evidente: Somos un país compuesto de diferentes naciones, pero todos chilenos!

Esta nueva Constitución dice claramente que Chile es uno e indivisible, dice claramente que la soberanía reside en el pueblo de Chile.

No es cierto que Chile se fragmentará.

No es cierto que se necesitará pasaporte para ingresar a la Araucanía.

No es cierto que los chilenos deberán salir de los territorios autónomos.

No es cierto que Chile se convertirá en varios países separados.

No es cierto que habrá una justicia más suave para los PPOO.

No es cierto que podrán elegir cómo ser juzgados, todos estaremos bajo los mismos tribunales de justicia.

No es cierto que tendrán más derechos que otros.

No es cierto que tendremos que aprender mapudungún o kunza.

Solo nos hemos puesto al día con tratados que Chile tiene firmados y ratificados hace décadas y que son de aceptación normal en el resto del mundo civilizado: respeto a sus culturas, protección de sus lenguas, respeto por sus usos y costumbres, cuidado de su patrimonio. Cosas de sentido común después de siglos de desprecio. Eso estamos haciendo en esta convención, ponernos al día con el mundo civilizado en temas de niños, niñas y adolescentes; mujeres, trabajadores, etc. 

Solicito a la bancada del rechazo que abandone su pulsión racista y acompañe un proceso que no se trata de más que ponerse al día con el resto del mundo, visibilizar a todos los grupos postergados: trabajadores, mujeres, pueblos originarios, discapacitados, etc. 

En la comisión de Principios hemos consagrado a Chile como un Estado plurinacional. De lo cual, como integrante de esa comisión, me siento orgulloso.

Los fascismos tienen un manual, como se trata de una conformación mental regresiva, tribal, responde a pertenencias y a violencias de grupos, contra otros. Una defensa violenta de la tradición y lo propio, cerrados a lo otro. Uno de los primeros pasos para CUALQUIER argumentación es la identificación de un OTRO malvado que atenta contra la estructura de lo que amamos. En Alemania nazi fueron los judíos, en Estados Unidos fueron los afroamericanos, en Chile fueron los "comunistas".

El mensaje es siempre el mismo: ELLOS quieren destruir nuestros símbolos patrios, ELLOS quieren fragmentar nuestro país, ELLOS quieren privilegios, ELLOS quieren aprovecharse, ELLOS quieren destruir la patria y debilitarnos.

Ese fascismo ha encontrado su otro en esta convención, los pueblos originarios. Se han cansado de insultarlos, desprestigiarlos, revictimizarlos.

El racismo que han desplegado ha sido brutal, penoso y vergonzoso. Al punto que muchas de las expresiones vertidas por la gente del rechazo rayan en el delito, en la mentira histórica y en lo que en el mundo se conoce como "acciones de odio".

Los Pueblos originarios no son gente iluminada con respuesta para todo, no son mejores ni peores que el resto de los habitantes del país, no son seres de luz ni mucho menos. Son pueblos con cultura propia que se merecen un espacio como TODOS, como lo han tenido los descendientes de españoles y lo estamos logrando los mestizos. Lo que estamos haciendo en esta Convención no es entregarle privilegios a nadie, sino todo lo contrario: eliminar los enormes privilegios que ha tenido un grupo pequeño de nuestro país sobre el resto de nosotros durante 200 años. Lo que se ha entregado en la Convención es el piso mínimo de Dignidad para naciones que han sido históricamente agredidas. Ellos han propuesto sus normas y la deliberación de los 154 ha decidido. Decir que esta Constitución es indigenista y pro mapuche es desconocer que se han rechazado cientos de iniciativas de pueblos originarios, que del catálogo de derechos de pueblos originarios que se presentó la semana pasada solo se aprobó UNA NORMA, escuchen bien UNA norma.

Al aprobar que Chile es un estado plurinacional, no estamos sino asumiendo una realidad evidente: Somos un país compuesto de diferentes naciones, pero todos chilenos!

Esta nueva Constitución dice claramente que Chile es uno e indivisible, dice claramente que la soberanía reside en el pueblo de Chile.

No es cierto que Chile se fragmentará.

No es cierto que se necesitará pasaporte para ingresar a la Araucanía.

No es cierto que los chilenos deberán salir de los territorios autónomos.

No es cierto que Chile se convertirá en varios países separados.

No es cierto que habrá una justicia más suave para los PPOO.

No es cierto que podrán elegir cómo ser juzgados, todos estaremos bajo los mismos tribunales de justicia.

No es cierto que tendrán más derechos que otros.

No es cierto que tendremos que aprender mapudungún o kunza.

Solo nos hemos puesto al día con tratados que Chile tiene firmados y ratificados hace décadas y que son de aceptación normal en el resto del mundo civilizado: respeto a sus culturas, protección de sus lenguas, respeto por sus usos y costumbres, cuidado de su patrimonio. Cosas de sentido común después de siglos de desprecio. Eso estamos haciendo en esta convención, ponernos al día con el mundo civilizado en temas de niños, niñas y adolescentes; mujeres, trabajadores, etc. 

Solicito a la bancada del rechazo que abandone su pulsión racista y acompañe un proceso que no se trata de más que ponerse al día con el resto del mundo, visibilizar a todos los grupos postergados: trabajadores, mujeres, pueblos originarios, discapacitados, etc. 

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