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Alcalá de Henares en la Guerra de la Independencia Parte III La visita de José Bonaparte a Alcalá de Henares en 1810 Blog de Complumiradas

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La presente publicación es continuación de las dos anteriores sobre la Guerra de la Independencia en Alcalá, y presenta un itinerario referido a un hecho poco conocido de la historia complutense.

Se trata de la visita que José Bonaparte (1768-1844) realizó como Rey de España a la ciudad el 18 y 19 de septiembre de 1810. Dos años antes, el 7 de julio de 1808 su todopoderoso hermano Napoleón le había nombrado monarca del trono español tras forzar la abdicación de Carlos IV y la renuncia del heredero Fernando VII firmadas en Bayona el 6 de junio de 1808.

Se conocen los pormenores de aquel viaje que hizo el monarca josefino a Guadalajara y Alcalá, principalmente, por las crónicas periodísticas publicadas en la Gazeta de Madrid (periódico que las autoridades francesas utilizaron como panfleto propagandístico a su servicio durante la contienda, y para dar una imagen favorable del «rey intruso»).

Y en el caso de Alcalá, por el testimonio del complutense Juan Domingo Palomar García, historiador y personaje local muy relevante en aquellos días que recogió el recorrido, entre otros acontecimientos, en su «Diario de un patriota complutense en la Guerra de la Independencia«. Diario personal donde se narran desde sucesos políticos, a acciones de guerra, pasando por celebraciones religiosas, o hechos que involucraron a vecinos de la ciudad, así como disturbios causados por la escasez y el hambre, y hasta las coplillas que se cantaban entonces, todos hechos acaecidos en Alcalá de octubre de 1809 a mayo de 1814.

En 1894, el entonces alcalde complutense, Lucas del Campo, comunicó la aparición del diario en el archivo municipal y solicitó permiso al gobierno central para publicarlo, a lo que accedió el entonces Presidente del Consejo de Ministros, Antonio Cánovas del Castillo.

Desde su proclamación como Rey de España José Bonaparte había intentado acercarse a sus súbditos españoles y ganarse sus simpatías intentando dar una imagen de normalidad ante la sociedad civil, pero en la mayor parte de los casos fracasó.

Buscando ese acercamiento desde el gobierno central se dictaron una serie de disposiciones a las autoridades locales para que ciertos fastos fueran celebrados de manera oficial en todo el país. Fue el caso de la conmemoración de la paz entre Francia y Austria.

Para aquella ocasión el Ayuntamiento complutense invitó, el 5 de noviembre de 1809, a los vecinos de mayor rango social a acudir con sus familias a la casa en que se alojaba el comisario francés. El inmueble era propiedad de don Vicente Munarias, o Munárriz, que en 1811 sería nombrado corregidor.

El fracaso quedó patente al acudir al festejo para agasajar al monarca solo dos regidores y el Corregidor interino de Alcalá, Roque Novella, que en 1812 sería nombrado juez de primera instancia en Madrid por el gobierno de Bonaparte.

La residencia de don Vicente Munárriz era un magnífico edificio, ideal para acoger tan importante visita por su amplitud, estar ubicado en la céntrica calle Escritorios y poseer un hermoso jardín.

Hago un inciso para explicar que la residencia habitual de los monarcas de visita en Alcalá era el palacio arzobispal, pero con la invasión napoleónica se convirtió en ciudadela fortificada donde se atrincheraban las autoridades francesas y colaboradores civiles cuando la guerrilla hostigaba la ciudad, encontrándose por ello en estado lamentable.

Así que en esta casa tan imponente de la calle Escritorios se alojaron todos los visitantes ilustres que visitaron Alcalá desde entonces, incluso Fernando VII lo hizo en 1818, cuando ya era propiedad de los condes de Revillagigedo con quienes le unía una gran amistad. Visita que le adjudicó a la casa su consideración de residencia real.
Distinción que daba derecho a que sus propietarios colocasen, como símbolo acreditativo de la estancia del rey, unas cadenas en la entrada principal, retomando así una antigua costumbre según la cual aquell

La presente publicación es continuación de las dos anteriores sobre la Guerra de la Independencia en Alcalá, y presenta un itinerario referido a un hecho poco conocido de la historia complutense.

Se trata de la visita que José Bonaparte (1768-1844) realizó como Rey de España a la ciudad el 18 y 19 de septiembre de 1810. Dos años antes, el 7 de julio de 1808 su todopoderoso hermano Napoleón le había nombrado monarca del trono español tras forzar la abdicación de Carlos IV y la renuncia del heredero Fernando VII firmadas en Bayona el 6 de junio de 1808.

Se conocen los pormenores de aquel viaje que hizo el monarca josefino a Guadalajara y Alcalá, principalmente, por las crónicas periodísticas publicadas en la Gazeta de Madrid (periódico que las autoridades francesas utilizaron como panfleto propagandístico a su servicio durante la contienda, y para dar una imagen favorable del «rey intruso»).

Y en el caso de Alcalá, por el testimonio del complutense Juan Domingo Palomar García, historiador y personaje local muy relevante en aquellos días que recogió el recorrido, entre otros acontecimientos, en su «Diario de un patriota complutense en la Guerra de la Independencia«. Diario personal donde se narran desde sucesos políticos, a acciones de guerra, pasando por celebraciones religiosas, o hechos que involucraron a vecinos de la ciudad, así como disturbios causados por la escasez y el hambre, y hasta las coplillas que se cantaban entonces, todos hechos acaecidos en Alcalá de octubre de 1809 a mayo de 1814.

En 1894, el entonces alcalde complutense, Lucas del Campo, comunicó la aparición del diario en el archivo municipal y solicitó permiso al gobierno central para publicarlo, a lo que accedió el entonces Presidente del Consejo de Ministros, Antonio Cánovas del Castillo.

Desde su proclamación como Rey de España José Bonaparte había intentado acercarse a sus súbditos españoles y ganarse sus simpatías intentando dar una imagen de normalidad ante la sociedad civil, pero en la mayor parte de los casos fracasó.

Buscando ese acercamiento desde el gobierno central se dictaron una serie de disposiciones a las autoridades locales para que ciertos fastos fueran celebrados de manera oficial en todo el país. Fue el caso de la conmemoración de la paz entre Francia y Austria.

Para aquella ocasión el Ayuntamiento complutense invitó, el 5 de noviembre de 1809, a los vecinos de mayor rango social a acudir con sus familias a la casa en que se alojaba el comisario francés. El inmueble era propiedad de don Vicente Munarias, o Munárriz, que en 1811 sería nombrado corregidor.

El fracaso quedó patente al acudir al festejo para agasajar al monarca solo dos regidores y el Corregidor interino de Alcalá, Roque Novella, que en 1812 sería nombrado juez de primera instancia en Madrid por el gobierno de Bonaparte.

La residencia de don Vicente Munárriz era un magnífico edificio, ideal para acoger tan importante visita por su amplitud, estar ubicado en la céntrica calle Escritorios y poseer un hermoso jardín.

Hago un inciso para explicar que la residencia habitual de los monarcas de visita en Alcalá era el palacio arzobispal, pero con la invasión napoleónica se convirtió en ciudadela fortificada donde se atrincheraban las autoridades francesas y colaboradores civiles cuando la guerrilla hostigaba la ciudad, encontrándose por ello en estado lamentable.

Así que en esta casa tan imponente de la calle Escritorios se alojaron todos los visitantes ilustres que visitaron Alcalá desde entonces, incluso Fernando VII lo hizo en 1818, cuando ya era propiedad de los condes de Revillagigedo con quienes le unía una gran amistad. Visita que le adjudicó a la casa su consideración de residencia real.
Distinción que daba derecho a que sus propietarios colocasen, como símbolo acreditativo de la estancia del rey, unas cadenas en la entrada principal, retomando así una antigua costumbre según la cual aquell

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