7 min

Cómo migrar un WordPress a otro hosting Diseño web

    • Entreprenariat

Permíteme que te cuente una batallita.







Hará como 3 años decidí poner un motor a la puerta del garaje.







Te parecerá una historia de bricolaje, pero esconde lecciones de marketing que pueden serte muy útiles.







Y digo bricolaje porque lo instalé yo.







Bueno, más bien me peleé con él hasta que lo dejé funcionando.







Porque al recibirlo venía completamente desmontado y con unas instrucciones completamente opuestas a las de un mueble de Ikea.







El caso es que me costó un montón de tiempo hacerlo funcionar.







Por varios motivos.







Primero, entender el funcionamiento del cacharro.







Segundo, montarlo todo.







Tercero, darme cuenta de un error que había cometido.







Cuarto, desmontar y volver a montar.







Una fiesta vaya.







Le tuve que dedicar muchas más horas de lo que había pensado, pero al final lo dejé funcionando!







Soy un poco cabezota, 😉







Y ahora resulta que, después de unos 3 años de uso, se ha roto.







¿Qué crees que he hecho?







¿Volver a pedir otro?







¿Desmontarlo y arreglarlo?







¡Ni loco!







Dicen que el hombre es el único animal que tropieza 2 veces con la misma piedra, pero no va a ser en este caso.







He preferido optar por la filosofía de «¡Qué lo haga otro!» también conocida como «Zapatero a tus zapatos»







El coste de oportunidad que me supondría dedicar mi tiempo a algo que no controlo es demasiado alto en este momento, comparado con el dinero que genero trabajando en Pampua.







Muchas veces nos pasa esto, creemos que haciendo algo nosotros mismos estamos ahorrando unos euros, pero en realidad es al contrario.







Estamos perdiendo un tiempo que podríamos estar dedicando a tareas en las que realmente somos buenos y harían crecer nuestro negocio.







Y el tiempo es el recurso más escaso que tenemos. No podemos generar más…







Y si encima esas horas las dedicamos a crear productos digitales que podamos vender miles de veces, como mi theme para WordPress o el acelerador web, ya ni te cuento…







Tendría que haberle hecho caso a lo que me dijo mi abuelo cuando era pequeño:







«Moncho, no somos lo bastante ricos como para permitirnos comprar barato»







Sí, mis padres me llaman Moncho… pero esa historia te la contaré otro día.







Finalmente me ha tocado pagar a un instalador que me ponga un motor nuevo en condiciones.







Conclusión:







Mi inversión en euros y en horas de instalar ese primer motor se han ido a la basura.







Tendemos a sobrevalorarnos, a pensar que somos capaces de hacer mejor las cosas de lo que realmente podemos hacerlas.







Supongo que es como está programado nuestro cerebro para que podamos evolucionar como especie.







Pero en el día a día es como ponerte palos en las ruedas de la bici.







Me han llegado varios clientes con una web deficiente, o hackeada, que obviamente no les estaba ayudando en nada.

Permíteme que te cuente una batallita.







Hará como 3 años decidí poner un motor a la puerta del garaje.







Te parecerá una historia de bricolaje, pero esconde lecciones de marketing que pueden serte muy útiles.







Y digo bricolaje porque lo instalé yo.







Bueno, más bien me peleé con él hasta que lo dejé funcionando.







Porque al recibirlo venía completamente desmontado y con unas instrucciones completamente opuestas a las de un mueble de Ikea.







El caso es que me costó un montón de tiempo hacerlo funcionar.







Por varios motivos.







Primero, entender el funcionamiento del cacharro.







Segundo, montarlo todo.







Tercero, darme cuenta de un error que había cometido.







Cuarto, desmontar y volver a montar.







Una fiesta vaya.







Le tuve que dedicar muchas más horas de lo que había pensado, pero al final lo dejé funcionando!







Soy un poco cabezota, 😉







Y ahora resulta que, después de unos 3 años de uso, se ha roto.







¿Qué crees que he hecho?







¿Volver a pedir otro?







¿Desmontarlo y arreglarlo?







¡Ni loco!







Dicen que el hombre es el único animal que tropieza 2 veces con la misma piedra, pero no va a ser en este caso.







He preferido optar por la filosofía de «¡Qué lo haga otro!» también conocida como «Zapatero a tus zapatos»







El coste de oportunidad que me supondría dedicar mi tiempo a algo que no controlo es demasiado alto en este momento, comparado con el dinero que genero trabajando en Pampua.







Muchas veces nos pasa esto, creemos que haciendo algo nosotros mismos estamos ahorrando unos euros, pero en realidad es al contrario.







Estamos perdiendo un tiempo que podríamos estar dedicando a tareas en las que realmente somos buenos y harían crecer nuestro negocio.







Y el tiempo es el recurso más escaso que tenemos. No podemos generar más…







Y si encima esas horas las dedicamos a crear productos digitales que podamos vender miles de veces, como mi theme para WordPress o el acelerador web, ya ni te cuento…







Tendría que haberle hecho caso a lo que me dijo mi abuelo cuando era pequeño:







«Moncho, no somos lo bastante ricos como para permitirnos comprar barato»







Sí, mis padres me llaman Moncho… pero esa historia te la contaré otro día.







Finalmente me ha tocado pagar a un instalador que me ponga un motor nuevo en condiciones.







Conclusión:







Mi inversión en euros y en horas de instalar ese primer motor se han ido a la basura.







Tendemos a sobrevalorarnos, a pensar que somos capaces de hacer mejor las cosas de lo que realmente podemos hacerlas.







Supongo que es como está programado nuestro cerebro para que podamos evolucionar como especie.







Pero en el día a día es como ponerte palos en las ruedas de la bici.







Me han llegado varios clientes con una web deficiente, o hackeada, que obviamente no les estaba ayudando en nada.

7 min