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Cuervitos ¿a volar? (por Trixia Valle‪)‬ Cancuníssimo

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Las águilas para llegar alto y los cuervos para sobrevolar, comparten la misma técnica para educar: los enseñan a volar.

Las águilas ponen al nacer musgo en el nido, que cubre las espinas debajo; cuando es tiempo, quitan lo suave y dejan que sus polluelos se espinen para forzarlos a brincar al vacío y volar. El águila macho, vuela tras ellos para salvarlos de una posible caída y poder intervenir en caso NECESARIO, sin embargo, la mayoría de las veces sus crías logran emprender el vuelo antes de impactar el suelo. Los cuervos tienen un ritual parecido…

¡Ah! Pero los padres y madre zopilotes ¡para nada! Nosotros tenemos una forma muy distinta: les decimos que son mayores de edad, pero seguimos manteniendo lujos y caprichos, aun cuando trabajan; los dejamos a cargo de la casa y no son capaces de abrir la puerta, ni contestar el teléfono; los queremos dejar volar, pero seguimos pidiendo las tareas por el chat, aunque vayan en secundaria, e incluso, las hacemos con ellos. Vivimos una total incongruencia entre libertad, atadura y consentimiento, que nuestros padres se asombran ante tanta incongruencia.

Las águilas para llegar alto y los cuervos para sobrevolar, comparten la misma técnica para educar: los enseñan a volar.

Las águilas ponen al nacer musgo en el nido, que cubre las espinas debajo; cuando es tiempo, quitan lo suave y dejan que sus polluelos se espinen para forzarlos a brincar al vacío y volar. El águila macho, vuela tras ellos para salvarlos de una posible caída y poder intervenir en caso NECESARIO, sin embargo, la mayoría de las veces sus crías logran emprender el vuelo antes de impactar el suelo. Los cuervos tienen un ritual parecido…

¡Ah! Pero los padres y madre zopilotes ¡para nada! Nosotros tenemos una forma muy distinta: les decimos que son mayores de edad, pero seguimos manteniendo lujos y caprichos, aun cuando trabajan; los dejamos a cargo de la casa y no son capaces de abrir la puerta, ni contestar el teléfono; los queremos dejar volar, pero seguimos pidiendo las tareas por el chat, aunque vayan en secundaria, e incluso, las hacemos con ellos. Vivimos una total incongruencia entre libertad, atadura y consentimiento, que nuestros padres se asombran ante tanta incongruencia.

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