Dante Gebel Dante Gebel

La Palabra no dice: ‘Bienaventurados los que mantienen la paz’, sino ‘Bienaventurados los pacificadores’. El pacificador es alguien que, cuando es necesario, confronta a los demás para mantener la paz. Generalmente, lo que no se confronta en tiempo real, termina siendo un gran problema subterráneo; por tanto, el camino del cristiano es aprender a procesar y lidiar con el conflicto, no evadirlo, ni minimizarlo. No busquemos excusas y razones para seguir tolerando relaciones tóxicas. Aprendamos a controlar nuestra lengua y, siendo claros y auténticos, tengamos hoy esa conversación difícil que hemos postergado por días o meses; sin olvidar que uno debe confrontar a los demás con la verdad para sanar y nunca para dañar.

Lo que hacemos define quiénes somos. Conocer la Biblia es estupendo, pero eso no sirve a la gente a nuestro alrededor, si no tenemos un corazón que sabe amar. Dios quiere que los cristianos entendamos que estar cerca del pecador, no implica relativizar su pecado, sino amarlo para que Cristo lo redima. Tenemos que buscar gente extraña y darle la bienvenida a nuestra vida. Aprendamos a ponerle Su rostro al dolor, a la necesidad, al enemigo y al pecador, y veremos cómo todo cambia. No olvidemos que, al ser seguidores de Cristo, fuimos reclutados para ser parte de un ejército de compasión.

La Biblia está repleta de historias de hombres y mujeres que fueron llamados para un propósito, pero en algún punto de sus vidas Dios los envió a una dirección inesperada. El camino de Dios por lo general, nunca es el más rápido; pocas veces es el más fácil… pero siempre es el mejor camino. Siempre que Dios nos permite un tiempo en la oscuridad, es un tiempo de fortalecimiento y descanso; no de olvido. ¡Nuestros sueños, siempre se mantendrán permanentemente frescos en la presencia de Dios!

Hay temporadas en que, aun cuando Dios quiere que seamos cola de león, seguimos nuestros propios deseos, apresurándonos a ser cabeza de ratón. Eso pasó a Giezi que, aun estando bajo autoridad de Eliseo, prefirió trabajar para su propia agenda; y su codicia y su arrogancia lo dejaron leproso a él y a sus hijos. La arrogancia es la lepra del alma. Oremos para tener siempre UNA sola agenda... la que Dios haya escrito para nosotros.

Hoy en día tenemos disponibles millones de mensajes de los mejores predicadores del mundo en Internet, acceso a todos los libros devocionales y a la mejor música de adoración. Sin embargo, a veces estamos más desconectados de Dios, como jamás lo estuvo ninguna otra generación antes que la nuestra. Necesitamos buscar arrepentimiento y decir: "Señor, te quiero a ti. Sólo quiero que pongas un pie en mi vida, para que pueda ser una persona que emita radioactividad Divina”. ¡Un mensaje retador!

Quitarnos el pecado de encima es sencillo, sólo demanda arrepentimiento genuino. Por el contrario, hace falta valentía para quitarnos el peso de los grilletes que nos impiden escapar de los límites de nuestro Egipto. Para la mayoría, es difícil borrar los malos recuerdos, la basura mental y las relaciones tóxicas que acumulamos a lo largo de nuestra vida. Así, nos quedamos varados en el pasado o en la rutina, débiles en espíritu para ser verdaderamente libres de culpa, de cargas y remordimientos. Pero, si queremos un buen futuro, necesitamos un pasado en llamas. Cada día podemos elegir vivir en el pasado, o quemar nuestras naves para dejar que el Señor haga algo grandioso con las cenizas.