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El fraude del ajo chino cabrea a los productores españoles La granja

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Los profesionales del campo español están en una situación muy complicada. Es un sector víctima de las difíciles condiciones climatológicas para ejercer su actividad, junto con la salvaje subida de los costes de producción y las consecuencias de la invasión de Ucrania. Pero hay un grupo de agricultores que están especialmente preocupados: los que se dedican al ajo.

Los productores de ajo no solo se enfrentan a las dificultades de todo el sector, sino que, además, tienen el problema de la entrada fraudulenta de ajo congelado de origen chino en la Unión Europea. Según un informe de la Mesa Nacional del Ajo, que acaba de hacer público, la irregularidad se basa en que este supuesto ajo congelado en realidad es refrigerado, que se transporta a una temperatura de -4 grados, en lugar de los -20 grados a los que debe viajar el congelado. Aunque puede parecer un tema menor, en realidad es clave para que la competencia sea desleal y fraudulenta, porque están en distintas categorías arancelarias.

De esta forma, el ajo chino se introduce en Europa fuera de cuota y con aranceles muy bajos, perjudicando así a los productores españoles.

Ante esta situación, los productores de ajo de España, Italia y Francia han exigido a Bruselas un mayor control fronterizo, para evitar la entrada fraudulenta de ajo chino en la Unión Europea. Poniendo el foco en concreto, sobre todo, en la frontera belga. Incluso solicitan que se cree un código Taric, una referencia arancelaria, específico para el ajo congelado.

Por otro lado, al sector también le preocupa que la superficie de siembra de este cultivo se ha reducido casi un 20%, según los datos de Agroseguro. Destaca el caso de Andalucía, la comunidad autónoma con un mayor descenso de superficie de siembra con un 42 % menos, con respecto a la anterior campaña.

La merma viene dada por la situación de sequía que sufre Andalucía y los problemas de acceso al agua que existen en Castilla-La Mancha. Es un problema que preocupa mucho al sector, ya que el ajo es un motor económico en muchos municipios de España, y que genera casi un millón de jornales al año.

Esta caída se suma a las malas cifras registradas durante la campaña anterior, cuya producción se vio mermada en casi un tercio respecto a la precedente.

Sin olvidar, por supuesto, el incremento de los costes de producción, que ronda el 30%, y con limitaciones para subir los precios, de lo que culpan a la distribución, ya que importa ajos de dónde sea necesario para presumir de precios bajos.

El ajo es un ingrediente esencial en muchas cocinas y sus beneficios para la salud son ampliamente reconocidos. Es crucial proteger la integridad de esta industria y garantizar que los consumidores puedan disfrutar de un ajo auténtico y de calidad en sus platos. Con esfuerzo conjunto, el sector del ajo puede superar estos obstáculos y seguir siendo una parte importante de la industria alimentaria global.

La edición sonora de este capítulo es cosa de Remo Vicario. La adaptación del texto es de Javi Calvo. Mientras que la locución es mía, y soy Carlos Asensio

Los profesionales del campo español están en una situación muy complicada. Es un sector víctima de las difíciles condiciones climatológicas para ejercer su actividad, junto con la salvaje subida de los costes de producción y las consecuencias de la invasión de Ucrania. Pero hay un grupo de agricultores que están especialmente preocupados: los que se dedican al ajo.

Los productores de ajo no solo se enfrentan a las dificultades de todo el sector, sino que, además, tienen el problema de la entrada fraudulenta de ajo congelado de origen chino en la Unión Europea. Según un informe de la Mesa Nacional del Ajo, que acaba de hacer público, la irregularidad se basa en que este supuesto ajo congelado en realidad es refrigerado, que se transporta a una temperatura de -4 grados, en lugar de los -20 grados a los que debe viajar el congelado. Aunque puede parecer un tema menor, en realidad es clave para que la competencia sea desleal y fraudulenta, porque están en distintas categorías arancelarias.

De esta forma, el ajo chino se introduce en Europa fuera de cuota y con aranceles muy bajos, perjudicando así a los productores españoles.

Ante esta situación, los productores de ajo de España, Italia y Francia han exigido a Bruselas un mayor control fronterizo, para evitar la entrada fraudulenta de ajo chino en la Unión Europea. Poniendo el foco en concreto, sobre todo, en la frontera belga. Incluso solicitan que se cree un código Taric, una referencia arancelaria, específico para el ajo congelado.

Por otro lado, al sector también le preocupa que la superficie de siembra de este cultivo se ha reducido casi un 20%, según los datos de Agroseguro. Destaca el caso de Andalucía, la comunidad autónoma con un mayor descenso de superficie de siembra con un 42 % menos, con respecto a la anterior campaña.

La merma viene dada por la situación de sequía que sufre Andalucía y los problemas de acceso al agua que existen en Castilla-La Mancha. Es un problema que preocupa mucho al sector, ya que el ajo es un motor económico en muchos municipios de España, y que genera casi un millón de jornales al año.

Esta caída se suma a las malas cifras registradas durante la campaña anterior, cuya producción se vio mermada en casi un tercio respecto a la precedente.

Sin olvidar, por supuesto, el incremento de los costes de producción, que ronda el 30%, y con limitaciones para subir los precios, de lo que culpan a la distribución, ya que importa ajos de dónde sea necesario para presumir de precios bajos.

El ajo es un ingrediente esencial en muchas cocinas y sus beneficios para la salud son ampliamente reconocidos. Es crucial proteger la integridad de esta industria y garantizar que los consumidores puedan disfrutar de un ajo auténtico y de calidad en sus platos. Con esfuerzo conjunto, el sector del ajo puede superar estos obstáculos y seguir siendo una parte importante de la industria alimentaria global.

La edición sonora de este capítulo es cosa de Remo Vicario. La adaptación del texto es de Javi Calvo. Mientras que la locución es mía, y soy Carlos Asensio

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