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Ponemos voz a los textos sobre Alcalá de Henares que escribe Complumiradas y publicamos en www.infoalcalaina.com. Queremos dar difusión a la cultura e historia alcalaína y que llegue también a las personas con dificultades visuales o simplemente les apetece ir por nuestra ciudad caminando y escuchando lo que van admirando.

Blog de Complumiradas InfoAlcalaína.com

    • Society & Culture

Ponemos voz a los textos sobre Alcalá de Henares que escribe Complumiradas y publicamos en www.infoalcalaina.com. Queremos dar difusión a la cultura e historia alcalaína y que llegue también a las personas con dificultades visuales o simplemente les apetece ir por nuestra ciudad caminando y escuchando lo que van admirando.

    PUEBLO SIN REY de Olalla García

    PUEBLO SIN REY de Olalla García

    Una novela histórica sobre las Comunidades de Castilla con personajes alcalaínos

    Como lectora de este género es un reto para mí reseñar una obra de una autora tan reconocida. Espero que me disculpe el atrevimiento de recomendar su lectura con mis propias palabras ya que no poseo formación literaria alguna.
    En mi particular elogio de la lectura tengo que destacar dos satisfacciones que me proporciona la lectura de novelas, la de poder viajar a cualquier parte de la mano de los que mejor conocen esos lugares, los autores, y si es histórica, la de viajar en el tiempo. Dejando a un lado el cine, que lo explica todo, la novela histórica es el género que más ayuda a entender los acontecimientos históricos, y conocer la vida en acción de las gentes de otras épocas, y aunque no sea mejor que un texto de investigación, la estética que utiliza es lo que cautiva a los lectores, que valoramos y agradecemos con nuestra fidelidad al autor por tanto conocimiento y placer como nos proporciona.
    De vez en cuando acudo a los escritores de este género que han desarrollado sus tramas en la ciudad complutense para conocerla mejor. Así fue como llegué hasta las obras de Olalla García. La primera, "El taller de libros prohibidos", publicada en 2018, y a esta, la más complicada de las que ha escrito, publicada en 2020, año de celebración de los actos del V centenario de las revueltas de Castilla, que también se celebró en Alcalá con una exposición que tuvo lugar en la Casa de la Entrevista. Aunque muchos de los actos programados para festejar dicho acontecimiento se cancelaron a causa de la pandemia, y también los de promoción y firma de ejemplares presenciales, que tuvieron que hacerse online, eso no fue obstáculo para que, una vez levantado el confinamiento, la novela fuera un enorme éxito. Fue reseñada por National Geographic Historia, su presencia en prensa literaria nacional fue constante, y su autora reconocida como uno de los referentes de la novela histórica actualmente.

    Creo que es un privilegio para Alcalá que una declarada amante de la Historia, que se emociona con la Literatura, haya decidido bucear en la historia alcalaína para recrear algunos de sus acontecimientos históricos, y de paso en la vida de los complutenses de antaño. ¿Qué alcalaíno no se ha preguntado alguna vez, paseando por nuestro destacado casco histórico, cómo sería la vida de los anónimos vecinos que nos precedieron por estas calles en el Siglo de Oro? Pues a esta pregunta responden sus novelas ambientadas en Alcalá. Y, también, a otras cuestiones más sesudas como las que se explican en la obra que nos ocupa ¿Qué sucedió en la ciudad durante la Guerra de las Comunidades? o ¿Quiénes fueron sus protagonistas?

    Su fórmula magistral es conjugar los métodos de investigación de un historiador con los métodos narrativos de un escritor, y el resultado es una obra que entretiene a la vez que ilustra. Como en todas las novelas histórica, dirán. Pues no, porque en este género lo que distingue a una buena novela de otra que no lo es, es el rigor en la documentación histórica, un matiz importante que la autora afincada en Alcalá sigue a rajatabla en sus libros.
    Si despojáramos a esta obra coral de los personajes ficticios y sus vidas nos quedaríamos con las fuentes documentales tal cual están en los archivos, porque para la escritora las fuentes son sagradas, y nunca pueden quedar supeditadas a la conveniencia de un desenlace. Con esta premisa, en "Pueblo sin rey" se nos narra cómo se desarrolló la Guerra de las Comunidades en todo el reino y qué papel jugó Alcalá. Para ello pone en acción a los verdaderos protagonistas del movimiento Comunero, e imagina otros a medida, que integra en dos familias complutenses, a los que dota de personalidad propia, y atribuye todas las cualidades inherentes al ser humano, poder, orgullo, placer, amor, venganza, traición, pasión, etc., mostrando absoluto respeto por la m

    • 10 min
    Divino Valles y Ronda Ancha

    Divino Valles y Ronda Ancha

    RONDA ANCHA Y DIVINO VALLÉS, DOS CALLES COMPLUTENSES

    El investigador Ramón Morales Valverde, gran estudioso de etnobotánica, y del que ya he hablado en alguna ocasión por su magnífica obra: "Una flora literaria: el mundo vegetal en la obra de Cervantes", 2016, dice que la palmera datilera (phoenix dactylifera) es la especie más antigua que se conoce en la Península Ibérica.
    La misma que se plantó en tiempos de la colonización fenicia en el palmeral de Elche, y que desde entonces se cultiva en el sur y sudeste de España mayormente.
    Añade el científico, gran amante de la literatura y estudioso de la obra cervantina, que el escritor alcalaíno hizo tantas alusiones al mundo vegetal en sus obras porque lo conocía bien ya que era un lector empedernido de cualquier ejemplar que estuviera a su alcance, incluido los de botánica.
    El investigador ha contabilizado que Cervantes se refirió a este árbol en 88 ocasiones en la totalidad de su obra, aunque solo aparece como palma, y mencionado su fruto en solo dos ocasiones por eso sabemos que se refiere a esta especie: "...y no la compareis a una palma que se mueve cargada de racimos de dátiles" dice en el cap. 21 de la II parte de El Quijote; y escribe en el cap. 70: "...alma de almirez, cuesco de dátil".
    La emplea el escritor, la mayoría de las veces, por su carga simbólica como sinónimo de victoria, triunfo o éxito en sentido figurado.
    Si para Cervantes la palmera era un símbolo de triunfo, para nosotros es, sobre todo, la encarnación del binomio veraneo y playa.
    Véase si no cualquier folleto o escaparate de una agencia de viajes.
    Suelo fijarme en un ejemplar magnífico que se divisa desde la calle Divino Vallés, en su confluencia con la calle Ronda Ancha, y cuya contemplación en estos días tan calurosos podría inducir al delirio a cualquier vecino andante necesitado de vacaciones junto al mar; e imaginar, ayudado por la presencia de unos toldos y unos edificios de poca altura que jalonan la calle, que está en el levante costero, y no en la tórrida Castilla cervantina; y que tras la palmera aparecerá el paraíso marítimo en todo su esplendor.
    Sin embargo, la sugestión se esfuma, y aunque la palmera, con sus ramas culpables meciéndose de risa, sigue ahí, el mar nunca estará tras ella.
    Divagaciones aparte, la palmera me da pie para contar unas cuantas cosas sobre estas dos calles complutenses, algo alejadas del casco histórico, que por un instante de enajenación mental por las altas temperaturas, este verano se me han antojado calles de Levante.

    La de la anhelada palmera es la calle Ronda Ancha, antes calle Labacería, del término "abacería" que eran establecimientos donde se vendían al por menor aceite, vinagre, legumbres y pescado seco, etc.
    También se llamó así la cercana calle Teniente Ruiz, antes de pasar a ser calle Ancha.
    Es probable que esta se llamara Ronda Ancha por su cercanía a aquella.
    Ambas calles tienen una anchura considerable para lo angostas que son sus aledañas.

    La palmera en cuestión está en los jardines de las viviendas de la antigua Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid -después CajaMadrid, luego Bankia y finalmente absorbida por CaixaBank el año pasado-
    Una de las muchas colonias que se levantaron en Alcalá a mediados del s.XX para alojar a los trabajadores de las numerosas industrias que se establecieron aquí por aquellos años, y que originaron numerosas barriadas apartadas del centro urbano, donde se desarrolló la infancia y vida de muchos de los complutenses de hoy, llegados de todas partes de España buscando una vida mejor.
    En este caso se trata de una promoción de viviendas subvencionadas que se levantaron en la manzana formada por la citada Ronda Ancha, la calle Marqués de Alonso Martínez y el paseo de la Alameda que fueron construidas en 1966, y destinadas a sus "imponentes", así se llamaba a los humildes ahorradores que guardaban sus pequeños caudales en cuentas corrientes

    • 8 min
    Fuente de la Comandancia

    Fuente de la Comandancia

    LA FUENTE DE LA COMANDANCIA

    La conocida como "fuente de la Comandancia" está situada en el lateral Este del Colegio de San Ciriaco y Santa Paula o de Málaga.
    El colegio fue fundado en 1623 y comparte tapias, jardines y vistas con otro, el Colegio Menor de Trinitarios Descalzos de la Santísima Trinidad.
    Éste último dio nombre a la calle de la Trinidad Descalza -de la Trinidad para abreviar- punto de encuentro de los dos colegios, cuya historia común está estrechamente relacionada desde que los trinitarios compraron casas y patios en la zona para albergar a sus estudiantes, y en 1626 el colegio de Málaga le cedió un trozo de un corral colindante con los solares que ya ocupaban para que siguieran creciendo.
    A pesar de ello su relación en el pasado no estuvo exenta de litigios como los provocados cuando los trinitarios construyeron sus ventanas y buhardillas con vistas a la propiedad del colegio de Málaga, y éste les obligó a cerrar los huecos.
    Ambos recintos están comunicados ya que pertenecen a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá, y forman un conjunto arquitectónico inmejorable dentro del casco histórico alcalaíno.
    Y, además, también comparten las andanzas de esta fuente, que a continuación voy a relatar.
    Precisamente al colegio convento de Trinitarios Descalzos es al que hace referencia el nombre con el que se conoce en Alcalá a esta fuente desde siempre, ya que su ubicación original no es la actual, adosada a muro Este del colegio de Málaga, sino el recodo que forman, unos metros más adelante, la fachada lateral de éste y la entrada de carruajes del colegio vecino.
    Un rincón, en toda la extensión de la palabra, cobijado por la fronda arbórea y la hiedra trepadora de los numerosos patios y jardines colegiales que asoman por encima de las tapias.

    Sucedió que en 1836 se suprimieron las órdenes religiosas en España, se cerró el convento y se cedió el edificio al Arma de Caballería por R.O. de 7 de febrero de 1839, convirtiéndose primero en cuartel de caballería y más tarde en Comandancia General del Cantón y residencia del gobernador militar.
    En base a dicha orden, no solo el convento de Trinitarios cambió su destino, sino el de once grandes edificios universitarios que fueron cedidos por la Hacienda Pública al Arma de Caballería que fue concentrando en Alcalá sus depósitos, almacenes y algunos de sus regimientos.
    En el artículo "La presencia militar en Alcalá de Henares en el siglo XIX", José Félix Huerta Velayos hace un recorrido por lo que supuso desde el punto de vista social, urbanístico e histórico, la numerosa presencia militar en la ciudad durante ese siglo, y explica que: "El siglo XIX representa el punto de inflexión en el predominio de las señas de identidad complutenses, la Universidad va languideciendo hasta desaparecer con su traslado a Madrid en 1836 y el Ejército consolida su presencia en Alcalá hasta convertirla en una ciudad cantonal.
    El paulatino abandono de los colegios universitarios deja sin uso grandes edificios muy aptos para albergar unidades militares necesitadas además para garantizar la seguridad de la cercana Corte".
    En este contexto el nuevo uso castrense del colegio de Trinitarios, que duró siglo y medio, supuso la alteración de algunos de sus elementos arquitectónicos como la iglesia cuya capilla Mayor, crucero y primer tramo de la nave se convirtieron en salón de Actos de la nueva Comandancia Militar para lo que se levantó un muro que dividió el interior de la iglesia en dos zonas, y convirtió el sotocoro en vestíbulo.
    En el exterior se abrieron dos balcones, uno en el centro y otro en el rincón izquierdo de la lonja.
    Las manchas que presentaba la fachada se debieron al desmantelamiento de los escudos originales de la orden situados a ambos lados de la ventana que iluminaba el coro,
    y bajos éstos un bajorrelieve de la Santísima Trinidad flanqueada por dos blasones de piedra de la orden y

    • 11 min
    Orquesta UAH

    Orquesta UAH

    CONCIERTO DE PRIMAVERA DE LA ORQUESTA DE LA UNIVERSIDAD DE ALCALÁ DE HENARES

    Extraordinario concierto el que realizó la Orquesta de la Universidad de Alcalá en la capilla de San Ildefonso el pasado sábado, dirigida magistralmente por Pablo Gastaminza que con su dirección y la simpatía que le caracteriza nos hizo poner en pie agradecidos por tan brillante interpretación.

    Para este tradicional Concierto de Primavera, bajo el título de "Las otras sinfonías", el director había seleccionado obras para orquesta de cuerdas -los instrumentos de viento siguen "confinados"-, cuyo nexo de unión es denominarse como "sinfonías", aunque no forman parte del género propiamente dicho. Se trata de unas pequeñas piezas musicales compuestas por dos jovencísimos W. A. Mozart y B. Britten, a los dieciséis y veinte años respectivamente, aderezadas con dos piezas cortas de B. Marini y E. Grieg.

    De ellos esbozó el director unos interesantísimos datos biográficos, con ese estilo tan cercano que le caracteriza, que las contextualizaron arrancando merecidos aplausos. Ni siquiera el pequeño contratiempo de tener que tocar de pie la mayor parte de los músicos y sin tarima el propio director por problemas de espacio en la preparación del escenario restó lo más mínimo en la magnífica interpretación.
    Había muchas ganas tras dos años sin conciertos en directo (a causa del COVID-19 en 2020 fue cancelado y en 2021 fue grabado para emitirlo en YouTube), y este fue un renacimiento por todo lo alto, incluida la selección del espacio donde tuvo lugar, la magnífica capilla de San Ildefonso.

    Fue construida entre 1500 y 1520 como capilla universitaria del Colegio Mayor de San Ildefonso, origen de la Universidad de Alcalá, en el solar contiguo siguiendo trazas de Pedro Gumiel, arquitecto de la Universidad, y bajo la dirección de Pedro de Villaroel. De planta rectangular, con una sola nave y presbiterio de mayor altura cubiertas por artesonado mudéjar de madera policromada. En su interior destacan además de las yeserías platerescas que lo ornamentan y el citado artesonado mudéjar, el sepulcro vacío del fundador de la Universidad, el Cardenal Cisneros, joya del renacimiento español obra de Domenico Fanchelli y Bartolomé Ordoñez realizado entre 1599 y 1601.

    En sus ocho capillas menores laterales también fueron enterrados los profesores más eminentes de la Universidad de Alcalá entre los que se encuentran el propio arquitecto de la capilla, Pedro Gumiel, el gramático Antonio de Nebrija y el médico de Felipe II, Francisco Vallés, "El Divino".
    El retablo renacentista data de finales del siglo XVI se atribuye a Ambrosio de Bengoechea y fue instalado aquí por la Dirección General de Bellas Artes durante su restauración de 1959/60 procedente de la iglesia parroquial de Quintanilla de Onésimo (Valladolid) derruida en la década de los años 50. Está presidido por una imagen de San Ildefonso en su hornacina central.

    Textos e imágenes de @complumiradas
    Leído por Ana Araujo - Organizer Profesional @@anaaraujo.organizer

    • 3 min
    Alcalá de Henares en la Guerra de la Independencia Parte III La visita de José Bonaparte a Alcalá de Henares en 1810

    Alcalá de Henares en la Guerra de la Independencia Parte III La visita de José Bonaparte a Alcalá de Henares en 1810

    La presente publicación es continuación de las dos anteriores sobre la Guerra de la Independencia en Alcalá, y presenta un itinerario referido a un hecho poco conocido de la historia complutense.

    Se trata de la visita que José Bonaparte (1768-1844) realizó como Rey de España a la ciudad el 18 y 19 de septiembre de 1810. Dos años antes, el 7 de julio de 1808 su todopoderoso hermano Napoleón le había nombrado monarca del trono español tras forzar la abdicación de Carlos IV y la renuncia del heredero Fernando VII firmadas en Bayona el 6 de junio de 1808.

    Se conocen los pormenores de aquel viaje que hizo el monarca josefino a Guadalajara y Alcalá, principalmente, por las crónicas periodísticas publicadas en la Gazeta de Madrid (periódico que las autoridades francesas utilizaron como panfleto propagandístico a su servicio durante la contienda, y para dar una imagen favorable del «rey intruso»).

    Y en el caso de Alcalá, por el testimonio del complutense Juan Domingo Palomar García, historiador y personaje local muy relevante en aquellos días que recogió el recorrido, entre otros acontecimientos, en su «Diario de un patriota complutense en la Guerra de la Independencia«. Diario personal donde se narran desde sucesos políticos, a acciones de guerra, pasando por celebraciones religiosas, o hechos que involucraron a vecinos de la ciudad, así como disturbios causados por la escasez y el hambre, y hasta las coplillas que se cantaban entonces, todos hechos acaecidos en Alcalá de octubre de 1809 a mayo de 1814.

    En 1894, el entonces alcalde complutense, Lucas del Campo, comunicó la aparición del diario en el archivo municipal y solicitó permiso al gobierno central para publicarlo, a lo que accedió el entonces Presidente del Consejo de Ministros, Antonio Cánovas del Castillo.

    Desde su proclamación como Rey de España José Bonaparte había intentado acercarse a sus súbditos españoles y ganarse sus simpatías intentando dar una imagen de normalidad ante la sociedad civil, pero en la mayor parte de los casos fracasó.

    Buscando ese acercamiento desde el gobierno central se dictaron una serie de disposiciones a las autoridades locales para que ciertos fastos fueran celebrados de manera oficial en todo el país. Fue el caso de la conmemoración de la paz entre Francia y Austria.

    Para aquella ocasión el Ayuntamiento complutense invitó, el 5 de noviembre de 1809, a los vecinos de mayor rango social a acudir con sus familias a la casa en que se alojaba el comisario francés. El inmueble era propiedad de don Vicente Munarias, o Munárriz, que en 1811 sería nombrado corregidor.

    El fracaso quedó patente al acudir al festejo para agasajar al monarca solo dos regidores y el Corregidor interino de Alcalá, Roque Novella, que en 1812 sería nombrado juez de primera instancia en Madrid por el gobierno de Bonaparte.

    La residencia de don Vicente Munárriz era un magnífico edificio, ideal para acoger tan importante visita por su amplitud, estar ubicado en la céntrica calle Escritorios y poseer un hermoso jardín.

    Hago un inciso para explicar que la residencia habitual de los monarcas de visita en Alcalá era el palacio arzobispal, pero con la invasión napoleónica se convirtió en ciudadela fortificada donde se atrincheraban las autoridades francesas y colaboradores civiles cuando la guerrilla hostigaba la ciudad, encontrándose por ello en estado lamentable.

    Así que en esta casa tan imponente de la calle Escritorios se alojaron todos los visitantes ilustres que visitaron Alcalá desde entonces, incluso Fernando VII lo hizo en 1818, cuando ya era propiedad de los condes de Revillagigedo con quienes le unía una gran amistad. Visita que le adjudicó a la casa su consideración de residencia real.
    Distinción que daba derecho a que sus propietarios colocasen, como símbolo acreditativo de la estancia del rey, unas cadenas en la entrada principal, retomando así una antigua costumbre según la cual aquell

    • 15 min
    Alcalá de Henares en la Guerra de la Independencia Parte II "EL EMPECINADO"

    Alcalá de Henares en la Guerra de la Independencia Parte II "EL EMPECINADO"

    Como dice Benito Pérez Galdós en uno de sus Episodios Nacionales: «Ahora voy a hablar de las guerrillas, que son la verdadera guerra nacional, del levantamiento del pueblo en los campos, de aquellos ejércitos espontáneos, nacidos en la tierra como la hierba nativa, cuya misteriosa simiente no arrojaron las manos del hombre; voy a hablar de aquella organización militar hecha por milagroso instinto a espaldas del Estado, de aquella anarquía reglamentada, que reproducían los tiempos primitivos».

    El fenómeno de la guerrilla surgió como reacción a los desmanes que las tropas francesas cometieron durante la invasión napoleónica, así partidas de guerrilleros aparecieron por todo el territorio nacional para combatirlas.

    El movimiento de resistencia patriótica surgido en la comarca del Henares tuvo unos comienzos con actuaciones algo anárquicas y dispersas que evolucionaron hasta organizarse como un ejército regular sujeto a órdenes de autoridades civiles, bien de las juntas provinciales o de la Central.

    De todos sus lideres el más famoso apareció en escena en septiembre de 1809, un vallisoletano de 33 años, Juan Martín Díaz «El Empecinado» (1775-1825), hijo de labradores acomodados que a los 18 años se alistó en el ejército y participó en la campaña del Rosellón contra los franceses entre 1793-1795, donde aprendió el oficio de las armas, cuyas dotes de mando le convirtieron en el más destacado de aquellos líderes guerrilleros.

    Contra toda creencia no es debido a lo obstinado de su carácter por lo que se le llamaba Empecinado, sino por la pecina, el cieno negro de aguas en descomposición que el arroyo Botijas llevaba a su paso por su pueblo natal, Castrillo de Duero, y que hacía que a sus habitantes se les llamara despectivamente «empecinados», referido a personas de sucio y poco cuidado.

    Aunque los triunfos cosechados por el vallisoletano acabaron limpiando su apodo y el de sus paisanos, quedando el vocablo «empecinamiento» para describir un rasgo del carácter obstinado o pertinaz como el que mostró en la consecución de su ansiada libertad durante, y después de la Guerra de la Independencia.

    Según lo describió el novelista Benito Pérez Galdós en su Episodio Nacional titulado «Juan Martín el Empecinado», en la que el escritor canario narra las peripecias de Gabriel de Araceli, huérfano gaditano que sirve en las milicias guerrilleras comandadas por el Empecinado durante la contienda, y describe de modo exhaustivo la forma de vida en la guerrilla y los diferentes tipos humanos que en ella participaron, «…era un guerrillero insigne que siempre se condujo movido por nobles impulsos, generoso, leal y sin parentela moral con facciosos…», y al que dudaban si calificar como bandolero, loco o héroe.


    Los franceses permanecieron en Alcalá de forma casi ininterrumpida durante cinco años e hicieron de ella su centro de operaciones desde donde partían en busca de botín por toda la comarca.

    El Empecinado capitaneó una partida de guerrilleros con la que mantuvo en jaque a las tropas francesas hasta el final de la guerra, siendo uno de sus principales feudos las actuales provincias de Guadalajara y Cuenca.

    Apareció en el Valle del Henares con un centenar de guerrilleros establecidos en Cogolludo, y en numerosas ocasiones actuó en las inmediaciones de Alcalá: otoño de 1809, junio de 1811, julio de 1812 y en abril de 1813, en que volvió a liberar la ciudad brevemente.

    Aunque un mes antes de la revuelta del 2 de mayo de 1808 en Madrid, ya había realizado sus primeras acciones contra el invasor al comenzar a interceptar correos franceses, detener convoyes y capturar soldados franceses en la carretera que une Burgos con Madrid por Somosierra.

    Tanto daño hacían sus escaramuzas entre las tropas francesas que un año después de hacerse famoso se le ofreció el perdón por escrito y su adhesión al partido josefino, el cual rechazó.

    Ante la astucia del guerrillero, Napo

    • 14 min

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