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Una breve meditación sobre las lecturas de la misa de cada domingo para ayudarte a vivir el mensaje que Dios tiene para ti.

La Palabra Contemplada JC Moreno

    • Religion & Spirituality
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Una breve meditación sobre las lecturas de la misa de cada domingo para ayudarte a vivir el mensaje que Dios tiene para ti.

    Nueva Alianza-5o Domingo de Cuaresma

    Nueva Alianza-5o Domingo de Cuaresma

    En este domingo la Primera Lectura del profeta Jeremías nos describe el anuncio de la nueva alianza que Dios haría con su pueblo.  Como vemos a través de la historia de la salvación, Dios había preparado a la humanidad a través de los diferentes convenios que había realizado: con Abraham, con Noé, con Moisés y con David.  Ante la aparente destrucción de la nación con el destierro babilónico, todo se había perdido.  Jeremías les da la esperanza de la restauración con una Nueva Alianza que Dios establecería con su pueblo.  Esta promesa es cumplida de manera maravillosa e inesperada en la persona de Jesús, que en su ultima cena proclama, “este es el cáliz de la Alianza nueva y eterna” (ver 1 Cor 11:23-26).   Las leyes pasadas, al ser escritas en losas de piedra, habían fallado porque no habían llegado al corazón humano.   Esta Nueva Alianza es diferente, porque ya no va a tener que ser escrita en tablas de piedra, sino que va a ser implantada en nuestro corazón y pensamiento por el Espíritu Santo, siendo principio vivificante en nuestro ser, como nos dice San Pablo en 2 Cor 3:3.  Es diferente, por que al ser una ley interior, nunca va a ser quebrantada.   El que sea interior significa que el proceso de seguir a Dios no se realiza simplemente por el seguir leyes, sino que se realiza a través de una relación.  Por eso nuestra fe se trata de una relación con el Dios de amor.

    Este pasaje una vez mas nos habla del gran amor que Dios nos tiene.  Una y otra vez el pueblo de Dios había sido infiel, cayendo en la idolatría y abusando de los mas pobres.  Una y otra vez el día de hoy somos infieles a nuestras promesas bautismales de rechazar el mal y el pecado.  Tanto hoy, como en tiempos de Jeremías, Dios nos muestra su bondad y misericordia al tomar la iniciativa para restaurar nuestra salud.  Dios es un Dios amoroso, que nos busca una y otra vez y que quiere nuestra salvación.

    En el pasaje del evangelio de este domingo vemos como unos griegos, o sea, gentiles, querían ver a Jesús.  Este acercamiento de los gentiles al Dios verdadero es contrastado con el rechazo de las autoridades religiosas, como los Saduceos y los Fariseos, que plenamente estaban en oposición de Jesús.  Este acercamiento de parte de los griegos es parte de lo que Jesús profetiza en este pasaje, “cuando sea elevado de la tierra, atraeré todos a mi.” El proceso para acercarse a Jesús: se acercan a Felipe, quien primero checa con Andrés si esta bien que Jesús hable con gentiles, me recuerda un poco a la burocracia que existe muchas veces en las parroquias para venir a adorar a Dios en los sacramentos, pero eso es tema de otra reflexión…

    La respuesta de Jesús a Andrés y Felipe es en forma de una predicción de su pasión.  Su pasión es la paradoja más grande del mundo-Jesús, siendo Dios, se humilla para vencer al pecado y darnos la salvación.  Así como la semilla tiene que ser destruida para dar fruto, así el Hijo de Dios da su vida para que nosotros tengamos vida.  Como nos enseña San Agustín, “la altura de su glorificación debía ser precedida por la profundidad de su pasión.”

    De toda la riqueza del contenido del evangelio de este domingo, solo quisiera subrayar un par de cosas.  En el versículo 27 tenemos las palabras de Jesús que evocan las palabras en el huerto de Getsemaní: no dice Jesús “líbrame de esta copa,” si para eso vino al mundo.  Igualmente nuestra oración debe ser siempre que se cumpla la voluntad de Dios en nuestras vidas.  Este pasaje nos recuerda a las epifanías esos pasajes del bautismo y la Transfiguración de Jesús que nos dan una manifestación de la divinidad de Jesús.  En el versículo 28 leemos de una voz respondiendo a la oración de Jesús “Padre Glorifica tu nombre” – proclamando de lo alto “Lo he glorificado y de nuevo lo glorificaré”.  San Juan Crisantemo nos explica que la oración de Jesús “Glorifica tu nombre” es

    • 16 min
    Dicen y no Hacen-31er Domingo Ordinario

    Dicen y no Hacen-31er Domingo Ordinario

    El evangelio de este domingo al igual que la primera lectura trata sobre las fallas de aquellos que tienen autoridad sobre el pueblo. En la primera lectura eran los sacerdotes que transgredían la ley al ofrecer sacrificios deficientes, mientras que aquí en el evangelio Jesús denuncia la hipocresía de los fariseos y los escribas. “Hagan, pues, y observen todo lo que les digan; pero no imiten su conducta, porque dicen y no hacen” nos dice Jesús.

    En este domingo toma la resolución de servirle a Dios con alegría, siguiendo sus mandamientos expresados también en la disciplina de la Iglesia, y busca servirle en secreto, sin que nadie te tome por ser superior o avanzado.

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    • 14 min
    El Perdón de Dios – 24o Domingo Tiempo Ordinario

    El Perdón de Dios – 24o Domingo Tiempo Ordinario

    Les lecturas de este domingo nos hablan de dos cosas que son polarmente opuestas: el enojo y el perdón. La primera lectura nos enseña que el rencor y la cólera son ajenos a Dios quien es “lento a la ira y grande en misericordia y fidelidad” (Ex. 34:6).  Lo que si es de Dios es el perdón, como Jesús nos enseña en el evangelio. Setenta veces siete debemos perdonar -es decir, de manera total y completa.

    Deja a un lado el rencor

    La primera lectura del libro de Eclesiástico nos llama a dejar a un lado el rencor y la ira, ya que son cosas que hace el pecador. Estas emociones no agradan al Dios amoroso y misericordioso que tenemos. Al vengativo, el Señor le traerá su venganza, mientras que el que perdona recibe el perdón de Dios. Aquí este pasaje nos muestra la mente de Dios, que Jesús nos revela con el Padre Nuestro con las palabras “perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.”

    Nosotros los cristianos no podemos guardar ningún rencor.   Si guardamos rencor con los demás, ¿cómo podemos pedir nosotros el perdón de Dios? Con palabras muy sabias Eclesiástico nos exhorta a pensar en nuestro final y dejar el odio. Tenemos que mantener nuestra meta final en mente – ¡el guardar enojos no nos ayuda entrar al cielo! Es humano el reaccionar con enojo cuando alguien nos causa el mal. Pero guardarlo en el corazón causa en él como una herida que no se cuida y se vuelve infectada. El enojo se vuelve rencor, y este rencor puede causarnos más mal que el mal que inicialmente nos hicieron. Guardémonos de esto y aprendamos a ejercitar el perdón.

    Vivir para servir a Dios

    En la segunda lectura, San Pablo nos recuerda que no vivimos para nosotros mismo, más bien toda nuestra vida, que a Dios la debemos, debe ser orientada a servirle a él. No sólo nos dio la vida del corporal, sino que también al darse por nosotros en la cruz Jesús nos dio también la vida eterna. ¿Cómo podemos entonces no vivir para él, si a él le debemos todo? Aquí esta el secreto de una vida verdaderamente feliz: vivir para Dios, reconociendo que todo lo que somos y tenemos lo somos y lo tenemos por Dios.

    ¿Cuántas veces debo perdonar?

    En el evangelio oímos las muy conocidas palabras de Jesús sobre el perdón.   La pregunta de Pedro no significa únicamente perdonar siete veces. Como es conocido, el número siete es el número de la perfección. La pregunta de Pedro implica ya un completo perdón. Pero Jesús lleva la pregunta aun más allá, hasta un completo y permanente perdón de setenta veces siete.

    Enseguida Jesús les enseña el significado de sus palabras con la parábola del siervo malvado a quien el rey le perdona una gran deuda, pero quien no es capaz de perdonar una mucho más pequeña. Esta parábola nos ilustra la manera en que Dios nos perdona y la manera en que estamos llamados a perdonar. Nuestra redención fue comprada con un gran precio: la muerte de Jesús en la cruz. Dios nos perdonó pagando con la sangre de su hijo el precio de este perdón. Y nosotros, ¿cómo actuamos con los que nos ofenden? Las ofensas de los demás con nosotros son insignificantes, y sin embargo nos portamos frecuentemente como el siervo malvado. En esta semana, practiquemos el perdón y la paciencia, dejando a un lado el rencor, para ser misericordiosos como nuestro Dios es misericordioso con nosotros.

    En esta semana, practiquemos el perdón y la paciencia, dejando a un lado el rencor, para ser  misericordiosos como nuestro Dios es misericordioso con nosotros.



     

     

     

     

     

     

     

     

     





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    • 14 min
    Como Corregir al Hermano-23er Domingo Ordinario Ciclo A

    Como Corregir al Hermano-23er Domingo Ordinario Ciclo A

    Las lecturas de este domingo nos hablan de una realidad que vivimos nosotros los Cristianos Católicos: estamos unidos por nuestro bautismo por lazos muy estrechos, somos hermanos de Jesús e hijos de Dios Padre.  Por lo tanto tenemos una cierta responsabilidad por la salvación los unos de los otros.

    El profeta Ezequiel estaba encargado, como un centinela, de estar pendiente de las palabras que Dios pronunciaba, para poder repetirlas al pueblo.  Tenia el profeta la responsabilidad de llamar a la conversión a el malvado, así como también nosotros tenemos el deber de llamar a la conversión a las personas.  ¡Pero el deber es al llamado, no a forzar a las personas!  No podemos forzar al que no quiere escuchar.   Cumplido nuestro deber, nuestra conciencia está limpia.

    En la segunda lectura San Pablo nos recuerda la enseñanza de Jesús, de cómo todos los mandamientos de la Ley se resumen en el amor al prójimo (que ya incluye el amor a Dios).  El que ama a alguien desea lo mejor para esa persona, le desea su bien.  No hace falta saberse ser un sabio y saberse de memoria manuales de teología si nos acordamos del mandamiento principal que es amar a los demás como a uno mismo.  San Juan Crisantemo nos dice que esta es una deuda que siempre estamos pagando y siempre estaremos pagando.  La caridad es la Ley en plenitud, porque la Ley nos conduce a Dios, y Dios es amor. 

    El pasaje del evangelio de Mateo nos habla de una de las maneras en que nuestro Señor nos llama a participar en la santificación de los demás es a través de la corrección fraternal.  Como mencione ya, nosotros los Cristianos estamos unidos por lazos muy estrechos.  Por tener el mismo Padre todos somos hermanos, y como hermanos nos apoyamos, nos alentamos, nos reprendemos,  etc.  El modelo bíblico de esta corrección es en tres etapas: primero a solas, después con otros de testigos, y finalmente ante la comunidad. También habla este pasaje de la autoridad dada previamente a Pedro, que vimos proclamada en el evangelio hace algunas semanas, aquí la vemos extendida a los demás apóstoles.  Nosotros los católicos entendemos esta autoridad extendida también a los sucesores de los apóstoles, los obispos hasta nuestro días.

    La ultima parte del evangelio nos da la enseñanza: donde hay caridad, ahí esta Dios.  Donde hay armonía y amor entre varias personas Dios está presente y escucha su oración.  Por eso desde su nacimiento la iglesia ha orado en comunidad. 

    Las lecturas de este Domingo contienen una gran riqueza de enseñanza, pero el tema que unifica la primera y la segunda lectura es el deber de la corrección fraterna que tenemos los Cristianos.  Te damos gracias Dios Padre por llamarnos hacia ti. Te pedimos mandes tu Santo Espíritu para darnos la fortaleza y la rectitud de corazón para corregir con caridad y amor a los hermanos, y recibir con humildad también el consejo que nos dan.







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    • 13 min
    El Valor Redentivo del Sufrimiento-22o Domingo

    El Valor Redentivo del Sufrimiento-22o Domingo

    En la primera lectura del profeta Jeremías vemos su lamento al verse perseguido al proclamar la Palabra de Dios.  ¿Y como no iba a sentirse perseguido, si Jeremías nos dice que cada vez que habría la boca le salían condenaciones y denuncias de los robos y los atropellos que veía realizarse en el país?  La verdad es que a Jeremías le tocó la dura tarea de llamar al pueblo al arrepentimiento y a la conversión durante una era bastante tumultuosa; por eso se lamenta: “me has seducido y me dejé seducir.”  No en el sentido de que Dios lo haya engañado, ya que no hay eso en Dios, sino quizás, como sugieren algunos comentaristas, se refiere a que Dios le oculto a Jeremías las persecuciones y la violencia que sufriría al aceptar su comisión profética.   Jeremías reconoce, que aunque el quisiera olvidarse del Señor, su amor por Dios arde en su corazón y en sus huesos.

    En la segunda lectura el apóstol Pablo nos enseña que estamos llamados a ofrecer un sacrificio, no de animales como se hacia en antigüedad, sino un sacrificio vivo, nosotros mismos ofreciéndonos como sacrificio.  Y este sacrificio lo ofrecemos en cada misa durante el ofertorio: unimos nuestros sufrimiento, nuestro dolor, nuestras preocupaciones, en una palabra todo lo que somos lo unimos al sacrificio único de nuestra redención realizado por Jesús en la cruz.  Nos dice San Pablo, no se acomoden al mundo presente, mas bien antes transformen su mente para distinguir entre lo malo y lo bueno, lo que agrada a Dios.  ¿Cuantas veces nos dejamos llevar por lo que esta de moda, sin pensar en las consecuencias? 



    En el evangelio Jesús comienza a anunciar a sus discípulos que debería sufrir.  Pedro reacciona, de una manera normalmente humana, rechazando el sufrimiento, pero Jesús lo corrige, ya que esos pensamientos no son los de Dios.  Jesús claramente nos enseña que para llegar a la gloria, hay que pasar por la cruz.  Para nosotros, el ser Cristiano significa que debemos imitar a nuestro maestro, así que también nosotros tomamos nuestra cruz.  No andamos buscándola, pero cuando llega hay que abrazarla como la abrazo Jesús.  A lo que va Jesús es enseñarnos a seguir la voluntad de Dios y no querer imponer nuestra voluntad.  Las palabras de Jesús al final de este pasaje deben de darnos pausa para pensar-¿estamos actuando como si este mundo lo es todo? ¿O acaso actuamos como Cristianos, sabiendo que al final de los tiempos Jesucristo va a regresar en gloria para darnos su justicia?  En este domingo, oremos para que Dios nos de su Espíritu y podamos ver las cosas con los ojos de Dios, entregándole a él nuestras dificultades y nuestras penas

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    • 13 min
    ¡Señor, Sálvame! – 19o. Domingo Ordinario

    ¡Señor, Sálvame! – 19o. Domingo Ordinario

    En las lecturas de esta semana vemos el poder y la presencia de Dios manifestada en la naturaleza, tanto en la primera lectura con el huracán, el terremoto y el fuego manifestados al profeta Elías, como en la tempestad con las olas y el viento manifestados a los discípulos por Jesús caminando sobre el mar.

    Primera Lectura

    Dios se manifiesta de esta manera a Elías, el gran profeta que había sido encargado con oponerse a los falsos profetas que adoraban al dios Baal. Elías se enfrenta al rey de Israel por permitir esta idolatría, como también se enfrenta con el pueblo al vacilar entre Baal y el Dios verdadero. De acuerdo a la tradición bíblica, Elías no muere, sino que es llevado al cielo en una carroza de fuego. La primera lectura del Primer Libro de Reyes nos muestra una teofanía – una manifestación o revelación de Dios presagiada por los elementos, que se manifiestan de manera grandiosa, pero Dios no estaba en ellos. Dios no se encontraba en los poderosos elementos, sino en la paz de la brisa tranquila. En este encuentro con Dios el profeta encuentra fuerza para seguir adelante en su camino al monte Horeb.

    Segunda Lectura

    En la segunda lectura el apóstol Pablo se lamenta por sus compatriotas, los judíos, porque a pesar de ser el pueblo elegido, de tener las diferentes alianza que Dios les extendió a Abraham, a Moisés, a David, de tener la ley y los patriarcas, a pesar de tener la gloria de Dios, su misma presencia entre ellos, aun así no creyeron en Cristo. El mayor honor de todos, es que de entre este pueblo nació el salvador de todos, nuestro Señor Jesucristo. Pero no podemos juzgar a los judíos por este rechazo. Nosotros también que tenemos las Sagradas Escrituras, la fuente de gracia de los sacramentos, la predicación de la Iglesia y tantos otros dones, también nosotros por igual, con nuestros pecados hemos rechazado a el Mesías.

    Evangelio

    En el evangelio tenemos el pasaje donde Jesús camina sobre las aguas. Jesús manda a los discípulos en una barca a que vayan delante de el, mientras el despide a la gente y se va a orar. Lo primero que podemos notar es que Jesús no vino al rescate de los discípulos inmediatamente, sino hasta la madrugada. De cierta manera Jesús permite que pasemos por duras pruebas para tener la oportunidad de lidiar con ellas y volvernos más fuertes en el proceso. La oración de Pedro al hundirse es modelo para nosotros al vernos sumergidos en el dolor y la desesperación: “¡Señor, sálvame!” San Juan Crisantemo nos enseña que en este episodio Jesús quería enseñarle a Pedro que su fuerza proviene del Señor, y que no podía confiar en sus propios recursos. El mensaje de este domingo es el de poner nuestra confianza en Dios, y acudir a él rezando ¡Señor sálvame!, cuando nos encontremos hundidos en dificultades. Pongamos nuestra confianza en nuestro Dios poderoso que se manifiesta en nuestras vidas y nos llama siempre hacia el.

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    Lecturas de Esta Semana:

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    • 12 min

Customer Reviews

4.8 out of 5
14 Ratings

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Eli0798 ,

La Palabra Contemplada

Buena preparación antes de ir a misa cada domingo.

ICSanchez45 ,

Excelente

Muy buenas reflexiones para crecer en tu fe!

Jcm987 ,

Del Productor

Una gracia el poder compartir con ustedes una breve reflexion de las lecturas de cada domingo. Espero sean una fuente de gracia y crecimiento para ti que buscar encontrarte con Jesús en la Eucaristía.
JC Moreno

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