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Un versículo de la Biblia junto con una meditación y una aplicación.

Meditando en la Palabra David Benjamin Bell

    • Religion & Spirituality
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Un versículo de la Biblia junto con una meditación y una aplicación.

    MelP_337-Numeros_31_54

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    «Recibieron, pues, Moisés y el sacerdote Eleazar el oro de los jefes de millares y de centenas, y lo trajeron al tabernáculo de reunión, por memoria de los hijos de Israel delante de Jehová.» (Números 31:54)

    Este versículo nos habla de los despojos de la batalla con los madianitas. Israel derrotó a los madianitas después del incidente de Baal-peor, el incidente en que un gran número de hombres israelitas participaron en el culto inmoral con las mujeres madianitas, trayendo sobre si mismos y sobre el resto del pueblo la maldición de Dios. Después de la batalla, los israelitas despojaron las casas de madián y los soldados entregaron todo el oro del botín para la casa de Dios. Lo que me llama la atención es que una porción de ese oro era el tesoro que Balac había ofrecido al profeta Balaam para que maldijera al pueblo de Dios. Cuando Balaam había contestó que podía ir, Balac le dijo que Jehová le había privado de honor (24:11) al no dejarle maldecir al pueblo. No obstante, ese “honor” terminó en el tabernáculo de Dios. El Dios soberano de Israel podía dar el oro de Balac a quienquiera que quisiese. Muchas veces desde nuestro punto de vista parece que Dios pierde, que no hay manera de que salga algo bueno de una situación difícil. Pero tenemos que confiar y esperar, porque Dios puede cambiar las cosas radicalmente.

    No caigamos en la tentación de perder la esperanza y dejar de confiar. Dejemos que Dios cumpla su buena voluntad. (David Bell)

    • 2 min
    MelP_165-Numeros_27_17

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    «que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor.» (‭‭Números‬ ‭27:17‬)

    Cuando llegó el momento para su muerte, Moisés estaba preocupado, no por sí mismo sino por el pueblo que Dios le había llamado a liderar. Moisés no había terminado la tarea de introducirlos en la tierra prometida y por eso aquí pide que Dios no les abandone sino que les dé un pastor para guiarles. Moisés aquí está orando según la voluntad de Dios y Dios contestó esta oración en el llamamiento de Josué, un hombre fiel que cumplió el plan de Dios, confiando en la fuerza que sólo Dios puede dar. En este contexto, Josué es un tipo de su tocayo, Jesús. Aunque para nosotros los nombres no coinciden, es el mismo nombre en hebreo. Dios envió a Josué para que el pueblo no fuese como ovejas sin pastor, y según Mateo 9:36, cuando vino Jesús, vio las multitudes de su día como ovejas sin pastor y tuvo compasión de ellos, entregándose por ellos como el Buen Pastor.

    Nosotros hoy no somos ovejas sin pastor. Dios nos dio el Buen Pastor en Cristo, y cuando Jesús ascendió, nos dejó su Espíritu Santo para dirigir nuestros corazones. Escuchemos con atención su dirección para que seamos moldeados a la imagen de Cristo. (David Bell)

    • 2 min
    MelP_643-Numeros_24_11

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    «Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, mas he aquí que Jehová te ha privado de honra.» (Números 24:11).

    Balac, el rey de Moab, trajo a Balaam, un misterioso profeta, desde Aram para maldecir a Israel. No obstante, Dios no dejó que Balaam maldijera al pueblo, y cada vez que Balac preparaba los altares, el Señor vino al encuentro y dio a Balaam palabras de bendición. Después de la tercera bendición, Balac pierde los estribos y se queja de lo que le parece una injusticia. Pero la verdad es que Balaam le había dicho desde el primer encuentro que sólo podría maldecir a quien Jehová maldijera. Pero la frase que me llama la atención es lo que Balac le dice a Balaam en este versículo. Le recuerda del honor que le habría dado si hubiera maldecido al pueblo, pero continúa con una púa: Jehová le ha privado a Balaam de ese honor. En un sentido, lo que dice Balac no es una mentira. Jehová no permitió que Balaam ganara el honor de un rey que está a punto de ser derrotado. Pero la mentira está en el pensamiento que Dios no quería que ese profeta tuviera honor. Dios podría haber honrado a Balaam mucho más allá que cualquier honor que le podría haber dado Balac. En estas palabras del rey escucho en eco de la serpiente en Edén, acusando a Dios de no querer que Adán y Eva tuvieran el conocimiento del bien y del mal para que no fueran como Dios. La tentación muchas veces emplea ese pensamiento: hay algo bueno pero Dios no quiere que tú lo tengas.

    No caigamos en esa mentira. Sigamos confiando en la bondad de nuestro Dios porque recibiremos todo lo bueno que tiene preparado para nosotros en su tiempo si nos mantenemos firmes en su voluntad. (David Bell)

    • 2 min
    MelP_335-Numeros_22_13

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    "«Así Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac: Volveos a vuestra tierra, porque Jehová no me quiere dejar ir con vosotros.» (Números‬ ‭22:13‬)

    Cuando Israel, después de 40 años de rodear por el desierto, llegó a las fronteras de Moab, Balac, el rey de Moab, tuvo miedo. Había escuchado de lo que Israel había hecho a los amorreos. Así que envió para traer a Balaam a maldecir al pueblo de Israel y le ofreció un tesoro que Balaam obviamente deseaba cobrar. Pero Balaam primero tuvo que consultar con Dios para ver si Dios le permitiría maldecir a este pueblo. La respuesta de Dios era contundente: no vayas ni maldigas porque bendito es (22:12). No obstante, la respuesta de Balaam a los oficiales de Balac no era tan contundente. No les menciona que Dios no quería que los maldijera. Sencillamente comenta la primera parte del mensaje, que Dios no quiere que vaya. El mensaje que recibieron los mensajeros del rey era que no habían ofrecido suficiente. Por eso la historia continúa y le siguen ofreciendo ir, hasta que por fin va. A veces tenemos el mismo problema con nuestras tentaciones. Puesto que no cerramos la puerta claramente, la tentación vuelve y poco a poco nos va mermando hasta que al final caigamos y despertemos la ira de Dios contra nosotros.

    Que Dios nos ayude a cerrar la puerta a la tentación tal como lo hizo José con la esposa de Potifar: «¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?» (Génesis 39:9) (David Bell)

    • 2 min
    MelP_104-Numeros_16_13

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    "¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente?" (Números 16:13)

    Un grupo de los hijos de Israel se quejaron contra Moisés y Aarón. Los levitas querían más privilegios y los rubenitas se creían dignos del sacerdocio. Los primeros se muestran envidiosos de Aarón. Estos últimos, amargados contra Moisés. Le acusan de querer enseñorearse sobre ellos imperiosamente. Esta acusación era una ofensa a Moisés ya que jamás se había aprovechado de ellos. Existe todavía está misma actitud. Hay personas que se amargan contra Cristo (de quien Moisés es un tipo) imaginando que Él también reina injustamente. Primero noto que tiene derecho a reinar sobre su creación, pero en vez de ejercer este derecho invita al pecador a venir libremente.

    Cuando uno viene a Cristo no es para que Cristo se aproveche de él sino que es para que Cristo invierta en su vida mediante el Espíritu que hace mora en él. Cuidemos de permitir un lugar para la insatisfacción y la amargura en nuestros corazones. Tuercen la vista para nuestro perjuicio.

    • 2 min
    MelP_103-Numeros_13_2

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    "Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos." (Números 13:2)

    El plan de Dios para su pueblo que había sacado de la esclavitud en Egipto era entregarles la tierra que había prometido a Abraham. Pero antes, envió un representante de cada tribu para que viera la tierra que Dios les iba a entregar y así podrían volver y contárselo a los demás de su tribu. Pero lo que ocurrió era justo lo contrario. Diez de los doce espías desanimaron a sus tribus con un reportaje que resaltaba las dificultades de conquistar la tierra. Como resultado, el pueblo rebeló contra Dios, imaginando que les iba a ser imposible conquistar la tierra. El problema no era que habían enviado espías. Tampoco era que los espías habían visto a gigantes. Su error fue no ver a Dios en las dificultades que se presentaban en el camino delante de ellos.

    Esta es también nuestra gran tentación. Vemos las dificultades y en el momento de la tentación tomamos decisiones ignorando a Dios por completo. La primera tentación de Cristo fue así también. Pero Cristo contesta sencillamente: ""no sólo de pan vivirá el hombre..."". El secreto de la victoria espiritual es aprender a ver a Dios --su ayuda, sus propósitos, su gracia-- en medio de nuestras dificultades.

    • 2 min

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Marcy Wolsieffer Ward ,

De mucha bendición

Estos mensajes son excelentes y cada día espero con mucha anticipación el nuevo mensaje.

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