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¿Por qué me cuesta tanto librarme de los kilos de más‪?‬ Mi modo de vida saludable⭐️ ⭐️ ⭐️ ⭐️ ⭐️

    • Nutrition

Toma las riendas de tu alimentación. Quizás durante años hayas estado yendo y viviendo entre diversas dietas y, a pesar de tus esfuerzos, el peso perdido siempre ha regresado.







Seguro que muchas entendéis esta frustración.







Frente a la idea que tenemos de que en el tamaño de nuestro cuerpo sólo influye lo que comemos y lo que nos movemos, la realidad es que el balance energético es muy complejo.







¿Por qué es tal difícil perder peso?







Te cuento…







1.- El manejo del peso es mucho más que calorías que entran versus calorías que salen. El hambre y el gasto energético están controlados por el cerebro.







Existen más de una docena de señales químicas en el cerebro que le indican al cuerpo que debe ganar peso. Y más de otra docena para indicarle que tiene que perderlo.







Cualquier alteración en alguna de estas señales tendrá efecto en el balance energético.







Por otro lado, el cerebro tiene una noción propia de lo que debes pesar sin importar lo que nosotras deseamos o las modas del momento.







Esto se denomina punto de ajuste, aunque el término es engañoso porque en realidad es un rango que varía de 4 a 7 kilos.







Puedes hacer cambios en tu estilo de vida para modificar tu peso dentro de ese rango, pero es más difícil mantenerse fuera de él.







Por ejemplo, si tu punto de ajuste está entre los 60-67 kilos, te será muy difícil mantener un peso por debajo de los 60 kg, ya que tu cerebro hará lo posible para volver a estar dentro de ese rango.







2.- El cerebro funciona como un termostato, respondiendo a las señales del organismo al adecuar el hambre, la actividad y el metabolismo para mantener tu peso estable conforme cambian las condiciones.







Este termostato responde a la pérdida de peso con poderosas señales para empujar a tu cuerpo de vuelta hacia lo que considera normal (punto de ajuste).







Si pierdes mucho peso, tu cerebro interpreta que estás sufriendo hambruna y sin importar si comenzaste con exceso de peso o delgada la respuesta cerebral es la misma: te da hambre y tus músculos consumen menos energía.







3.- A todo lo anterior, súmale la resistencia evolutiva.







Desde una perspectiva evolutiva, la resistencia a perder peso tiene sentido.







Cuando la comida escaseaba, la supervivencia de nuestros ancestros dependía de su capacidad de conservar energía y recuperar el peso cuando hubiera comida disponible, lo que los protegería ante una nueva escasez.







Durante el trascurso de la historia de la humanidad, la hambruna ha sido un problema más grave que el sobrepeso.







En nuestro mundo actual de sobre exposición a alimentos, esto parecería no estar funcionando para muchas de nosotras.







Tu cerebro no distingue entre la hambruna ocasionada, por ejemplo, por una situación bélica o la ocasionada porque te has puesto a dieta.







Para tu cerebro es lo mismo: Escasez de alimentos = Peligro para la supervivencia.







4.- Tampoco podemos olvidar que nuestra propia historia con las dietas y la pérdida de peso pueden tener repercusiones en nuestro metabolismo energético. Es cómo si tu cuerpo se bloqueara y hagas lo que hagas no responde como antes.







Hasta ahora todo lo visto está relacionado con lo que pasa dentro de nuestro cuerpo. Pero, ¿Cómo influye nuestro entorno?







5.- Vivimos rodeados de un entorno que favorece el exceso de peso o que estimula hábitos y comportamientos que conducen al sobrepeso u obesidad…

Toma las riendas de tu alimentación. Quizás durante años hayas estado yendo y viviendo entre diversas dietas y, a pesar de tus esfuerzos, el peso perdido siempre ha regresado.







Seguro que muchas entendéis esta frustración.







Frente a la idea que tenemos de que en el tamaño de nuestro cuerpo sólo influye lo que comemos y lo que nos movemos, la realidad es que el balance energético es muy complejo.







¿Por qué es tal difícil perder peso?







Te cuento…







1.- El manejo del peso es mucho más que calorías que entran versus calorías que salen. El hambre y el gasto energético están controlados por el cerebro.







Existen más de una docena de señales químicas en el cerebro que le indican al cuerpo que debe ganar peso. Y más de otra docena para indicarle que tiene que perderlo.







Cualquier alteración en alguna de estas señales tendrá efecto en el balance energético.







Por otro lado, el cerebro tiene una noción propia de lo que debes pesar sin importar lo que nosotras deseamos o las modas del momento.







Esto se denomina punto de ajuste, aunque el término es engañoso porque en realidad es un rango que varía de 4 a 7 kilos.







Puedes hacer cambios en tu estilo de vida para modificar tu peso dentro de ese rango, pero es más difícil mantenerse fuera de él.







Por ejemplo, si tu punto de ajuste está entre los 60-67 kilos, te será muy difícil mantener un peso por debajo de los 60 kg, ya que tu cerebro hará lo posible para volver a estar dentro de ese rango.







2.- El cerebro funciona como un termostato, respondiendo a las señales del organismo al adecuar el hambre, la actividad y el metabolismo para mantener tu peso estable conforme cambian las condiciones.







Este termostato responde a la pérdida de peso con poderosas señales para empujar a tu cuerpo de vuelta hacia lo que considera normal (punto de ajuste).







Si pierdes mucho peso, tu cerebro interpreta que estás sufriendo hambruna y sin importar si comenzaste con exceso de peso o delgada la respuesta cerebral es la misma: te da hambre y tus músculos consumen menos energía.







3.- A todo lo anterior, súmale la resistencia evolutiva.







Desde una perspectiva evolutiva, la resistencia a perder peso tiene sentido.







Cuando la comida escaseaba, la supervivencia de nuestros ancestros dependía de su capacidad de conservar energía y recuperar el peso cuando hubiera comida disponible, lo que los protegería ante una nueva escasez.







Durante el trascurso de la historia de la humanidad, la hambruna ha sido un problema más grave que el sobrepeso.







En nuestro mundo actual de sobre exposición a alimentos, esto parecería no estar funcionando para muchas de nosotras.







Tu cerebro no distingue entre la hambruna ocasionada, por ejemplo, por una situación bélica o la ocasionada porque te has puesto a dieta.







Para tu cerebro es lo mismo: Escasez de alimentos = Peligro para la supervivencia.







4.- Tampoco podemos olvidar que nuestra propia historia con las dietas y la pérdida de peso pueden tener repercusiones en nuestro metabolismo energético. Es cómo si tu cuerpo se bloqueara y hagas lo que hagas no responde como antes.







Hasta ahora todo lo visto está relacionado con lo que pasa dentro de nuestro cuerpo. Pero, ¿Cómo influye nuestro entorno?







5.- Vivimos rodeados de un entorno que favorece el exceso de peso o que estimula hábitos y comportamientos que conducen al sobrepeso u obesidad…

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