39 min

Reinhold Friedl, Gerriet K. Sharma, Verena Lercher y Denzel Russell Festival FACYL

    • Performing Arts

Unir las disciplinas. Salir de la zona de confort.
En esta conversación recabaremos las condiciones, aplicaciones y limitaciones de la multidisciplinariedad en la producción de conocimiento e innovación cultural contemporáneas. Se ha debatido mucho sobre este término en los últimos 20 años en el mundo del arte, la artesanía y las ciencias, en conexión con todos los tipos de fuerzas económicas. Casi cada intento «progresivo» da la sensación de que debe concebirse alrededor de esta noción ominosa.

Parece tener la clave a un tipo diferente de conocimiento, algo que la sociedad necesitaba y necesita urgentemente, una atmósfera distinguida de placentero aprendizaje, entendimiento, enseñamiento mutuos, y unas formas más creativas de producción. La aclamada mentalidad emergente de nuestro tiempo está fundamentada en este campo de técnicas, experiencias y emociones compartidas.

Así pues, para muchos emprendedores culturales, la innovación radica por completo en este proceso continuado, mientras que, a la vez, observamos la rápida disolución desenfrenada de estructuras sociales a través de la pérdida de sus condiciones básicas, como la solidaridad y la empatía, y del crecimiento sin restricciones y de la promoción del ego que se postula como «individualidad».

Es una cuestión de hechos: la buena música ha sido multidisciplinar durante cientos de años y ha sido el producto conjunto de músicos, fabricantes de instrumentos, compositores, científicos y la sociedad. Históricamente no ha sido un proceso de transiciones suaves y felicidad colectiva como tal. Además, muchas de las obras «nuevas» o «innovadoras» provocaban escándalos, incredulidad o un rechazo severo, e implicaban salir de la zona de confort para las «personas creativas», tal como algunos los llamarían más tarde.

En este sentido, las condiciones y los efectos de este campo de la «multidisciplinariedad» pueden ser muy distintos de lo que proclamamos como un mantra. ¿Puede que no sea saludable, que sea molesta e impredecible, y que duela? Aparentemente, solo podemos investigar las implicaciones de esta palabra clave maestra contemporánea preguntándoles a aquellos que la practican sobre sus experiencias, estrategias, experimentos y el miedo a perder.

Reinhold Friedl, músico y compositor.
Verena Lercher, actriz.
Gerriet K. Sharma, artista sonoro y compositor.
Denzel Russell, artista.

Unir las disciplinas. Salir de la zona de confort.
En esta conversación recabaremos las condiciones, aplicaciones y limitaciones de la multidisciplinariedad en la producción de conocimiento e innovación cultural contemporáneas. Se ha debatido mucho sobre este término en los últimos 20 años en el mundo del arte, la artesanía y las ciencias, en conexión con todos los tipos de fuerzas económicas. Casi cada intento «progresivo» da la sensación de que debe concebirse alrededor de esta noción ominosa.

Parece tener la clave a un tipo diferente de conocimiento, algo que la sociedad necesitaba y necesita urgentemente, una atmósfera distinguida de placentero aprendizaje, entendimiento, enseñamiento mutuos, y unas formas más creativas de producción. La aclamada mentalidad emergente de nuestro tiempo está fundamentada en este campo de técnicas, experiencias y emociones compartidas.

Así pues, para muchos emprendedores culturales, la innovación radica por completo en este proceso continuado, mientras que, a la vez, observamos la rápida disolución desenfrenada de estructuras sociales a través de la pérdida de sus condiciones básicas, como la solidaridad y la empatía, y del crecimiento sin restricciones y de la promoción del ego que se postula como «individualidad».

Es una cuestión de hechos: la buena música ha sido multidisciplinar durante cientos de años y ha sido el producto conjunto de músicos, fabricantes de instrumentos, compositores, científicos y la sociedad. Históricamente no ha sido un proceso de transiciones suaves y felicidad colectiva como tal. Además, muchas de las obras «nuevas» o «innovadoras» provocaban escándalos, incredulidad o un rechazo severo, e implicaban salir de la zona de confort para las «personas creativas», tal como algunos los llamarían más tarde.

En este sentido, las condiciones y los efectos de este campo de la «multidisciplinariedad» pueden ser muy distintos de lo que proclamamos como un mantra. ¿Puede que no sea saludable, que sea molesta e impredecible, y que duela? Aparentemente, solo podemos investigar las implicaciones de esta palabra clave maestra contemporánea preguntándoles a aquellos que la practican sobre sus experiencias, estrategias, experimentos y el miedo a perder.

Reinhold Friedl, músico y compositor.
Verena Lercher, actriz.
Gerriet K. Sharma, artista sonoro y compositor.
Denzel Russell, artista.

39 min